El día en que la UD Las Palmas cumplía 66 años de historia recibió el mayor de los regalos: un debut en Primera División tras 13 años en el ostracismo. Con toda esa carga emocional aún latiendo con fuerza en los pechos de jugadores, entrenadores y aficionados, los amarillos saltaron al Vicente Calderón dispuestos a jugar el mejor partido posible ante un rival complicado cuyo objetivo esta temporada no es otro el título de Liga. Quizás por eso, los de Paco Herrera saltaron al césped del feudo colchonero con un planteamiento defensivo y demasiado conservador a simple vista.  

El gol de falta directa de Griezmann lo único que consiguió fue quitarle razón de ser a un once, el grancanario, que durante toda la primera mitad adolecería de criterio ofensivo y de aproximación al área. Y es que, el tanto provocaba que el Atlético se sintiera muy cómodo, lo que les llevaba a jugar mucho más sueltos y liberados. Esa fue la tónica de la primera parte, con las posesiones de Las Palmas concentradas, en su mayoría, lejos de la zona de gol rojiblanca, lo que conseguía un inerte uso de la pelota.

En ese sentido, la actuación de Jonathan Viera era lo más destacado; el de La Feria quería jugar, buscaba asociarse e intentaba mirar para arriba desde que podía. Sin embargo, Viera estaba demasiado solo. Puede que ese fuera el camino que quería tomar Herrera, teniendo en cuenta que la UD estaba controlando bien las acometidas de los madrileños, el plan del autobús funcionaba, porque Raúl apenas había tenido trabajo.

UN ATLÉTICO MÁS INCISIVO, UNA UD QUE TUVO SUS OPORTUNIDADES

Con ese planteamiento, Simeone quiso que sus jugadores fueran a por más. Los cambios de Torres y Correa eran claro ejemplo, pues los del Manzanares necesitaban un poco más de velocidad y verticalidad. Las llegadas al área amarilla se intensificaron viendo el poco bagaje en ataque de los de Pío XII, el Atlético quería más y lo intentaba. No obstante, dos jugadas a balón parado trajeron consigo los primeros momentos de peligro de esta UD en su regreso a Primera. En primera instancia, Simón se topó con el larguero y después Aythami no tuvo demasiada suerte en su intento de remate.

A diez minutos del final, Herrera quitó a Dani Castellano para colocar a Willian José sobre el campo a diez minutos del final; el técnico catalán cambia de plan sobre la marcha, su plan estaba siguiendo un guion perfecto y sin fisuras defensivas, porque los amarillos llegaban con opciones de puntuar a los instantes finales. Ese ansiado gol nunca llegaría a producirse, pero los rojiblancos tampoco conseguirían abrir un poco más de brecha en el marcador. Las Palmas ha demostrado solidez defensiva y saber estar ante un rival de esos que juegan en otra liga.

Siguen faltando cosas por mejorar, siguen faltando algunos detalles por pulir, pero la imagen de la UD Las Palmas ha sido mucho mejor de lo esperado, con un guion de partido detallado y estudiado. Los tres centrales han estado concentrados y bien colocados en casi todo momento, a lo que hay que añadir la tranquilidad y el buen hacer de Raúl Lizoain. La UD debe continuar con esa concentración para empezar a sumar, pero necesita un jugador que cree juego y genere fútbol, sobre todo, si Viera se siente mejor en una banda.

Aún así, el tiempo y la paciencia colocarán a Las Palmas donde merecerá al final de temporada.