Cada temporada que pasa el fútbol argelino va tomando un poco más de peso en el panorama internacional. Argelia es una de las grandes selecciones africanas, gracias en parte a las oportunidades que los clubes europeos conceden a sus jóvenes proyectos, sobre todo, en país como Francia, acostumbrado a forjar jugadores del continente africano. Uno de sus exponentes de talento es Nabil Ghilas, un delantero rápido, con buen físico y con la técnica suficiente como para gambetear a sus rivales con solvencia. A sus 25 años, en Levante le quieren cuidar para poder sacarle todo el partido posible.

Pequeña eclosión en Portugal

Tras destacar en Francia, su lugar de nacimiento, a Ghilas se le abrieron las puertas del fútbol portugués, siendo el Moreirense el club que apostó fuerte por su talento. Pronto saldría cedido en busca de minutos, pero al volver al conjunto del norte de Portugal, Ghilas encontró su mejor versión. La temporada 12/13 acabaría anotando 13 goles que llamarían la atención de varios equipos, entre ellos, un Porto que suele acertar bien en sus incorporaciones. Su progresión tenía muy buena pinta, el argelino era un hombre con proyección y en la entidad que maneja Pinto Da Costa quisieron hacer un esfuerzo para vestirle de azul y blanco.

En esa temporada que disputó en Guimarães, el jugador nacido en Marsella demostró potencial, asumiendo las responsabilidades en un club humilde y realizando una muy buena temporada. Cuando llegó a Porto se vio eclipsado por el talento y los goles de un Jackson Martínez tocado por una varita mágica. El colombiano era un jugador mucho más hecho y maduro, algo que acabaría con los huesos de Ghilas en el banquillo de Do Dragao. Aún así, disputó hasta 24 partidos saliendo siempre en las segundas partes e intentando revolucionar el partido, aunque eso no era suficiente.

Annus horribilis en Córdoba

Como en Oporto no terminaba de encontrar su sitio, su salida hacia España fue un salto importante en busca de destacar. Sin embargo, Ghilas cayó en un equipo gafado desde el primer momento. Los cordobeses no funcionaron en casi ningún momento como conjunto y Ghilas lo acabó pagando, sobre todo, porque la afición verdiblanca daba más importancia a las vidas extradeportivas de los jugadores. Aún así, el argelino fue capaz de anotar siete goles y de brillar en bastantes momentos de la temporada, dejando a un lado los problemas de su equipo y el constante cambio de entrenadores.

No es fácil navegar en un Titanic que nunca salió a flote de verdad. Todo lo que rodeaba al Córdoba en su corta estancia en Primera no fue fácil de digerir para todos los que vivieron esa realidad tan distinta y, a la vez, tan distante para muchos. Ghilas, junto con otros compañeros, son varios de los supervivientes de ese hundimiento, y ahora buscan redimirse y lamerse heridas con una nueva experiencia.

Alcaraz confía en su capacidad

Sus habilidades no pasaron desapercibidas para un Lucas Alcaraz que no dudó a la hora de preguntar por sus servicios. En Levante esperan cosas muy buenas de Ghilas, un delantero capacitado para desarrollarse y empezar a ser importante, algo que nos hace comprender por qué el club valenciano se ha guardado una opción de compra. Su velocidad y su talento son dos características incuestionables que le convierten en un hombre peligroso. A pesar de toda la rumorología sobre su vida privada, Alcaraz ha confiado en él y le ha dado las llaves del ataque de un Levante consolidado en la categoría.

La experiencia del año pasado le debe valer para hacerse más fuerte e intentar aportar su granito de arena a un proyecto que quiere seguir creciendo. Además, no debería dejar de lado su progresión, porque ya está entrando en una edad peligrosa, complicada, para un futbolista que tiene que terminar de explotar una serie de características. No deberías de perderle la vista a este argelino que todavía sigue soñando con poder hacerse un hueco en un equipo con mucha historia como el Oporto