La UD Las Palmas vive instalada en una montaña rusa de juego y sensaciones que le ha llevado a besar la lona una jornada más. Los amarillos siguen manteniendo esa irregularidad, esa poca continuidad que lo va a colocar en una situación complicada justo antes de un parón que se le va a hacer demasiado largo. En se sentido, se pueden sacar en claro que este equipo había sacado pecho, había demostrado que, a través de la solidez y el bloque de esa defensa de cinco, era capaz de hacer las cosas muy bien sobre el verde, pero evidentemente de sensaciones no vive ni come el hombre.

Cuando se juega a contracorriente, contra un equipo que va a llevar el peso del partido, la UD se siente cómoda y capacitada para hacer daño, lo hemos visto y comprado, pero cuando se trata de llevar el peso del juego se pierde por completo y no encuentra el camino, pierde el norte; sin personalidad y sin hombres capacitados para hacer y generar juego es imposible sacar algo más de cada partido. El gran problema de la UD Las Palmas está en la zona de creación Ese es el gran problema de Las Palmas en su regreso a la Primera División, que le está faltando capacidad para generar fútbol, algo que se ha agravado ante el Eibar gracias a la baja de Hernán.

Está claro que así es imposible avanzar en este duro camino que queda, porque la evidencia de que ese es el principal problema se puede ver claro en un partido como el de hoy, donde el equipo de Mendilibar presionó y presionó muy arriba para aprovecharse de esa falta de creación, esa falta de fútbol que la UD demuestra. Eso además lleva a que Jonathan Viera lleve el peso del equipo en demasiadas ocasiones, obligándole a abandonar la zona donde más peligro genera para construir muy cerca de su propia área.

La realidad es que en Primera División sin fútbol es complicado y, aunque nadie dijo que fuera fácil, aquí hay un error que proviene de los meses de verano cuando el mercado estaba abierto.

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