Después de casi dos meses de competición, la UD Las Palmas le da una pequeña tregua al césped del Estadio de Gran Canaria y Barranco Seco con el fin de erradicar ese hongo está devorando cada trozo de hierba. Los amarillos aprovecharán el parón de selecciones para bajar hasta Maspalomas, donde realizarán todos los entrenamientos de las próximas dos semanas en el Estadio de San Fernando, para tratar un verde que cada día empeora mucho más de lo que se esperaba.

Durante el encuentro ante el Eibar se pudo comprobar la cantidad de calvas que presentaba el terreno de juego, algo agravado por la cantidad de agujeros existentes y la enorme polvareda que se levanta cada vez que un jugador pasaba, sobre todo, cerca del círculo central. Las calvas, agujeros y la arena convierten el césped en un patatal Paco Herrera ha dicho basta y dejará de utilizar las instalaciones amarillas para poder observar si esos problemas son resueltos o no. Esta cuestión está empezando a impacientar a los jugadores, que ven en el césped un hándicap más que añadir a cada partido que afrontan como locales.

La realidad es que el césped afecta tanto a Las Palmas como al rival, pero ahora mismo la entidad de Pío XII tiene que ser egoísta y pensar en sí misma antes que nada, simplemente por la situación que viven en la competición; si el verde está mal perjudica más a una UD que necesita resultados positivos cuanto antes, y más cuando juega en casa.

El club dispone ahora de más de quince días para mejorar y arreglar un terreno de juego que está en unas condiciones nefastas, impropias para un fútbol como el que pretende jugar Las Palmas. El club tiene quince días para arreglar la situación Es el momento oportuno para actuar y cerrar uno de los aspectos más negativos en este regreso a Primera División, aunque el insoportable calor, las obras del Estadio y el poco tiempo efectivo corren en contra de esta mejoría que se pretende en el césped.

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