"Si nunca afrontas la pena del partir, nunca conocerás la alegría del regreso", dice el refrán. Un tres de diciembre del año 2015, Pedro Bigas Rigo forzaría para jugar un encuentro de Copa del Rey ante la Real Sociedad con motivo de las ausencias en forma de lesión de algunos de sus compañeros. Setién sabía que arriesgaba con esta decisión pues el exjugador del Mallorca andaba tocado como consecuencia de  haber disputado todos los minutos posibles hasta ese día. Bigas arrastraba una carga de minutos importante en sus piernas y fue duda hasta última hora como demuestra el hecho de que el técnico cántabro convocó a un defensor del filial amarillo para cubrir el agujero que se hallaba en el centro de la defensa. Pero no, Bigas salió como titular sabiendo que estaba participando infiltrado en el duelo ante los vascos.

Foto: UD Las Palmas
Foto: UD Las Palmas

Eso sí, ni por asomo nadie se esperaba que fuese a caer lesionado aquel día. Rondando la media hora de juego con empate a uno en el eléctronico, la pierna del mallorquín quedó clavada en el césped del Gran Canaria, dándose una sensación horrenda en su rodilla que no presagiaba buenos augurios para la parroquia amarilla. Fue tal su desesperación que desde el primer momento se llevó las manos a la cabeza debido, por un lado, al evidente dolor que estaba sufriendo en ese instante y por otro lado, a causa de la certeza de que lo que acababa de pasar le mantendría fuera de los terrenos de juego durante un tiempo para perjuicio propio pero, sobre todo, para el de su equipo, pues el corpulento central estaba siendo uno de los jugadores más importantes, sino el que más, el inicio de curso de la UD.

Hasta el día de su lesión, Bigas era indiscutible en el once amarillo: 1170 minutos, o lo que es lo mismo, trece partidos de Liga completosNo había confirmación oficial pero esta solo era cuestión de tiempo, de poco tiempo. Al día siguiente, el cuatro de diciembre, el club anunciaba que sufría un esguince del ligamento colateral de la rodilla izquierda. No obstante, lo que era aún peor, era el período estimado de baja: entre cuatro y seis semanas, o lo que es lo mismo, entre un mes y un mes y medio. No podía haber peor noticia para la parroquia amarilla que el líder de su defensa se perdiera todo lo que restaba de año y una gran parte del comienzo del siguiente en momento claves como son el término de la primera vuelta y el inicio de la segunda. Asímismo, con la lesión de Pedro se podría decir que se inició una nefasta dinámica de lesiones en el plantel grancanario que hoy en día sigue sucediéndose. Cosas del destino.

Sin embargo, tuvo que llegar el día en el regresara. Ya en el encuentro de vuelta de los cuartos de final de la Copa del Rey  ante el Valencia y en el Estadio de Gran Canaria, y tras haber estado ejercitándose con el grupo durante un largo tiempo, Bigas volvió a entrar en una lista de convocados. No fue titular ni salió como recambio durante el duelo en el que los insulares quedaron apeados de la competición. Pero si se dejaba entrever que su vuelta al verde no se haría esperar, para felicidad de la afición 'pío-pío' y del plantel amarillo.

Apenas tres días después, un domingo 31 de enero, en la tercera jornada de la segunda vuelta y ante un temible Celta de Vigo, el zaguero mallorquín repetía presencia en la convocatoria. Y, esta vez, sí llegaría ese momento. El esperado por un jugador que siempre ha estado en la sombra de aquellos que marcan los goles, de aquellos que asisten y de aquellos que regatean cuando su trabajo es el más necesario de los necesarios. Pedro Bigas Rigo volvía a jugar con la UD Las Palmas, con empate a uno en el marcador, al igual que cuando lo abandonó aquel tres de diciembre frente a la Real Sociedad. Y que casualidad que, con su participación en el campo, el conjunto de Setién consiguiera un gol que se le había resistido no hacerlo sino, más bien, crear la jugada idónea para lograrlo.

Esa jugada idónea se gestó tras una combinación digna de admiración: Tanausú Domínguez recibe el esférico de un incansable David Simón. El del Polígono de San Cristóbal realiza una sublime dejada de tacón para la llegada desde la segunda línea de Roque Mesa. El teldense, lejos de ofuscarse y quedarse sin ideas  en el borde del área, se inventa un pase de cuchara como si se tratase del mismísimo Michael Laudrup en El Sadar cuando hizo la misma acción para asistir al mítico Romario. Finlamente, Willian José, valiéndose de su fuerza, su robustez y su oficio ante el defensa celeste consigue conectar una especie de vaselina con su pierna izquierda y anotar el 2-1 para el delirio de los allí presentes.

Bigas disputó 22 minutos durante la segunda parte del duelo frente al Celta de VigoCon Pedro Bigas en el verde, Las Palmas lograba la remontada y un triunfo vital que le permite respirar ante un mes de febrero que se presenta cuanto menos complicado. El defensor balear demostró, en esos 22 minutos en los que participó, que sus prestaciones vuelven a ser esenciales para los intereses del la entidad de Pío XII. Expeditivo, rápido al corte, simpleza y facilidad a la hora de sacar el cuero jugado desde atrás pero, sobre todo, seguridad y confianza, los dos aspectos fundamentales que el jabato de Palma siempre había hecho existentes hasta el fatídico día en el que se lesionó.

Bigas afrontó con valentía, esfuerzo y optimismo la pena de su 'momentáneo' partir. Es por ello que, el ya mencionado 31 de enero, conoció la alegría del regreso. La alegría, no solo la que se produce en su interior porque el equipo logró una victoria vital, sino la de volver a sentirse futbolista. Bienvenido, otra vez.