La UD Las Palmas iba a estrenar la temporada de primavera con una tarde bastante agradable ante un Sporting necesitado, una cuestión por la que muchos esperaban un conjunto sportinguista enrabietado. No obstante, en una de las primeras internadas de los amarillos por la banda izquierda trajo consigo una falta que sería como un Kinder Huevo, básicamente porque venía con sorpresa. De esa manera, Tana colocó un balón perfecto directo a la cabeza de un Pedro Bigas que se estrenaba como goleador en la Primera División; el mallorquín fue capaz de sorprender a la defensa asturiana y abrir la lata con contundencia.

En ese sentido, cualquier guion posible de partido ya estaba roto. La realidad era que el Sporting ya tenía que poner un poco más de chispa, tenía que abrirse un poco más e ir a por la portería de Varas, se le habían acabado las opciones de esperar atrás. Eso llevó al conjunto de Abelardo a protagonizar una ocasión clarísima que Luis Hernández mandó por encima de la portería pero lamiendo el larguero. Los asturianos querían reaccionar y de momento lo estaban consiguiendo aunque sin ser demasiado incisivos sobre la meta contraria.

Momento de tensa calma

Poco a poco, la UD se puso el mono de trabajo y comenzó a dominar la situación con un poco más de posesión y de temple. Las Palmas se encontró una falta que venía con sorpresa, como los Kinder, para abrir el marcador de forma tempranera Los grancanarios empezaron a llegar arriba con más normalidad, algo que no amedrentó a un Sporting que iniciaba la búsqueda del gol a través del balón parado, el apartado donde más peligro estaba generando hasta el momento. A pesar de ello, a los grancanarios les faltaba algo de ritmo, el partido estaba bastante frenado por las constantes faltas y balones que se iban fuera.

Continuando con esos plácidos minutos, Araujo y su fútbol no encontraban el punto perfecto de equilibrio. Lo del argentino era una cuestión de enchufar el cable azul con el cable rojo, pero parecía imposible que mantuviese su velocidad con su trabajo y sus ocasiones. Se le veía perdido y una marcha por detrás respecto a Tana y Viera, por ejemplo. Aun con el ex de Boca un tanto perdido, Las Palmas sí que era capaz de aguantar el empuje del Sporting.

No diga show, diga Viera

Para el de La Feria, el encuentro era un día más en la oficina. Jonathan estaba cuajando un enorme partido, consiguiendo ser desequilibrante a la par que decisivo en los metros finales. De hecho, Cúellar le sacó al propio Viera un disparo de falta que se envenenó haciendo un extraño para querer meterse por el medio. El veinte amarillo se divertía y disfrutada, se le notaba en su cara, en su lenguaje corporal, en su fútbol. El partido con el gol cambió y Jonathan se adaptó a él para tenerlo atado y bien atado.

Dominado y dominador

La primera parte de la UD Las Palmas se podía resumir en una palabra: seriedad. Los hombres de Setién estaban cuajando un buen partido; atrás salvaban los muebles con solvencia y delante Viera, acompañado de Tana, desplegaban las alas de la nave amarilla. El Sporting intentaba generar peligro, pero sólo era capaz de poner un poco en jaque a la defensa grancanaria desde el balón parado. Eso sí, faltaba una pizca de sal, una miguita de energía para que el encuentro tomase una vertiente más animada, las ocasiones las ponía Las Palmas, pero con mucha intermitencia, aunque la suficiente como para dominar. 

Una siesta que costó un gol

El descanso hizo pensar a Abelardo, el técnico asturiano no lo veía claro y quiso poner un poco más de rock & roll en el campo con la entrada del talento de Halilovic. Jony superó a Lemos y batió a un Varas que estuvo cerca de atajar la pelota Los sportinguistas ya se jugaban el todo por el todo y querían morir sobre el verde del Gran Canaria para intentar sacar la cabeza, algo que no evitó que fuera Las Palmas la que diese primero en el inicio de la segunda mitad con un intento de contraataque no bien finalizado por Roque. No obstante, Jony aprovechó su velocidad para ganarle la partida a Lemos y batir a un Javi Varas que no pudo atajar bien del todo, terminando por colocar el empate en el marcador.

Otro cambio de guion muy tempranero había cogido desprevenida a la UD, agravándose la situación con un mano a mano de Sanabria con Varas que el paraguayo falló de manera inexplicable. Las Palmas todavía estaba en los vestuarios, estaba sufriendo y era el Sporting el que tenía la sartén por el mango. Con esa somnolencia, los de Setién buscaban reengancharse al partido de alguna manera, buscando irse hacia arriba teniendo la posesión y buscando de nuevo esa solidez y ese saber estar mostrado en la primera parte  

En búsqueda de una pizca de chispa

El equipo canario estaba un tanto roto por una cuestión de forma en la figura de un Vicente al que le faltaba un poco de ritmo y competición. En los primeros cuarenta y cinco minutos no había sido tan palpable el mal papel del cuarto por el bien nivel mostrado por los amarillos, pero el endurecimiento de la presión gijonesa hizo que fuese uno de los señalados. A Las Palmas le hacía falta un cambio de cara cuanto antes, aunque la realidad es que el Sporting vio frenado su ritmo en un momento importante del choque con la lesión de Lora.

Una vez estuvo el fuego apagado, Setién quiso dar entrada un poco más de dinamita con la entrada en el césped de Willian y Momo, sacrificando a Araujo y El Zhar. De esa manera, el conjunto de Pío XII quería ser un poco más agresivo e ir a por una victoria que les llevase a continuar con el buen camino marcado en las últimas siete jornadas. Aun así, la tarde soleada en Siete Palmas parecía traer consigo una versión un tanto gris de la UD; se habían apagado respecto a la versión anterior al descanso y se notaba.

El Sporting se había repuesto bien otra vez

El Sporting había conseguido cambiar la dinámica y estaba marcándose una segunda parte muy buena en cuanto a dominio de la situación, algo que se notaba en que su sufrimiento había bajado muchísimo y ya podían levantar la cabeza. La presión del Sporting cumplió con su objetivo de desactivar a Viera, Tana y compañía De esa manera, en una mala salida de Javi Varas, Alen Halilovic pudo haber adelantado a los asturianos de no ser por la buena intervención del meta sevillano, que sí se rehízo bien. La presión del Sporting seguía haciendo estragos a una UD fuera de sitio y a la que le faltaba una pizca de intensidad, una cuestión que llevó a la afición a pedirle un poco más a los suyos a través de los pitos.

Fundidos al final, pero un punto más

Los últimos compases del partido fueron una muestra de que Las Palmas llegó fundida al final del encuentro y que, de esa manera, es complicado coger de improvisto a un Sporting que se arma bien atrás y que tiene las ideas defensivas grabadas a fuego. No hubo manera de intentar culminar una contra o de poder alcanzar ese último pase que le diese el triunfo, aunque en ocasiones pareciese que los amarillos firmaban el empate. Aun así, los hombres de Setién consiguen un punto más que les vale para seguir edificando la permanencia en Primera División tras hacer una de las segunda partes más grises que se le recuerdan a la UD en los últimos dos meses de competición