La UD Las Palmas puede decir, a día de hoy, que formará parte de la próxima temporada 16/17 de la Liga BBVA. Desde hace cuatro/cinco jornadas, con los dos triunfos consecutivos ante Valencia y especialmente el logrado en Riazor ante el Dépor, el objetivo de la salvación del descenso a la Segunda División estaba prácticamente finiquitado, pero quizás faltaba ese último triunfo que hiciese imperar la tranquilidad definitiva en la isla de Gran Canaria. El empate ante el Sporting y la derrota en el Benito Villamarín, la primera tras cuatro jornadas invicto, supusieron un frenazo a la buena dinámica de los isleños en el segundo tercio de la segunda vuelta. 

No peligraba el principal propósito de los amarillos marcado a fuego al inicio del curso a pesar de esos dos 'pinchazos'. No obstante, el duelo ante el RCD Espanyol se presentaba como una oportunidad de oro para despejar las posibles dudas que se podían haber producido en la última semana y decir adiós a todas las preocupaciones posibles. Una victoria que permitiese a los 'pío-pío' tomarse las tres últimas citas de la temporada con un sosiego absoluto y con la conciencia de que la meta ya se había alcanzado, de que sería el primer equipo de entre todos esos que sufren hasta mayo/junio para asegurarse una plaza en la máxima categoría en llegar a ella

Con la victoria de ayer 22 de abril, Las Palmas se asegura de forma cuasi definitiva la estancia una campaña más en Primera 

Y, a día de hoy, repitiendo lo anteriormente comentado, la UD puede afirmarlo. Y puede afirmarlo con la certeza de que lo ha logrado sin olvidar ese estilo que tanto le ha caracterizado desde que Quique Setién arribó al archipiélago, con los diferentes matices que ha ido añadiendo el santaderino a lo largo de su estancia en Pío XII, y que tanto se identifica con la idiosincrasia del balompié canario y, especialmente, del grancanario. Espectáculo puro. Alegría pura. Fantasía pura. Diversión pura. Fue lo que se apreció en el Estadio de Gran Canaria, sobre todo en la segunda mitad, pues lo más lógico hubiese sido que los de Constantin Galca se marchasen al término de los primeros 45 minutos por delante en el marcador

La superioridad perica, que se sobrepuso al dominio de la posesión del esférico y del territorio de los insulares a partir del minuto 20, aproximadamente, con varias ocasiones protagonizadas por Burgui, Hernán Pérez, Asensio y compañía, se vio contrarrestrada por esa faceta que hace no mucho tiempo se le resistía a los amarillos: la eficacia. Que típica esa frase en el mundo futbolístico: "Cuando más estaba llegando y más se lo merecía uno de los dos equipos...". Sí, cuando más se merecía el gol el Espanyol y más desorientada y nula se veía a la UD Las Palmas, llegó el tanto de Nabil El Zhar. Un gol, el de un trabajador y cumplidor franco-marroquí, de esos denominados psicológicos que proporcionaban al Espanyol un duro golpe justo antes del descanso.

El triunfo ante el RCD Espanyol sitúa a Las Palmas en el octavo puesto de la clasificación (43 puntos) a expensas de lo que suceda en el resto de la jornada

Y, cuando aún lo estaban asimilando los blanquiazules, llegaba la octava diana de la campaña de un tal mago llamado Jonathan Viera, nativo del barrio de La Feria donde, desde pequeñito, lo llamaban y lo comparaban con Romário Da Souza Faria. Por algo será. En definitiva, la UD cumplió el objetivo de la mejor manera posible: dándose un festín y haciendo gala de un fútbol que raro no es que haya sido elogiado en los últimos tiempos por una gran parte de la nación. Un fútbol del que todos y cada uno de los integrantes de la plantilla, unos en mayor medida y otros no tanto, han sido protagonistas, pero del que conviene destacar a unos pocos como representación de un equipo que ha sido capaz de superarse, para sorpresa de muchos, hasta límites insospechados. 

Jonathan Viera, Mago III de Gran Canaria 

Si el primer mago del fútbol moderno grancanario es Juan Carlos Valerón y David Silva es el segundo, no cabe duda de que el canterano amarillo, más joven que los otros dos anteriores, es el heredero de la magia futbolística 'canariona'. Su ausencia en el Benito Villamarín, justificada por la necesidad de darle un necesario y merecido descanso tras varios partidos consecutivos acumulando una gran cantidad de minutos, se hizo notar con creces.

Prueba de ello es que su regreso a la competición en el día de ayer ante el Espanyol contribuyó enormemente a la victoria final isleña. Dos asistencias, la primera a El Zhar y la segunda a Pedro Bigas, y un gol, el segundo, que, aparte de colocarle como máximo goleador de la Unión Deportiva con ocho tantos junto con Willian José, testifican la total importancia de que un jugador (que interpreta el fútbol, además de como una manera de ganarse la vida, como una forma de divertirse mientras compite) como él forme parte del plantel grancanario. 

Y cuando se encuentra en plena forma, aún más. A pesar del gran trabajo y esfuerzo conjunto de la escuadra palmense a lo largo del curso, no se puede negar que el regreso a la Primera División española tras más de trece años sin pisarla no hubiese sido el misma sin la presencia de 'Jonny'. Partidos como el de ayer lo confirman. La varita mágica de La Feria volvió y, con ella, la UD venció.

Pedro Bigas, la seguridad, la fiabilidad y la simpleza personificadas

Llegó como un fichaje que generó dudas en algún sector de la afición y ha terminado por convertirse en un pilar fundamental de la escuadra insular y en hacer que se desee su continuidad para la próxima temporada. Su precisión y su efectividad en la intercepción, su eficiencia en la salida del balón, su contundencia y su ímpetu en el juego aéreo, demostrada sobre todo en esta segunda vuelta en la que ha logrado los tres tantos que constituyen su casillero particular (Eibar, Sporting y ayer Espanyol), sus arrancadas desde campo propio, llevándose por delante a todo jugador que le salga al paso, a lo Franz Beckenbauer...

Y todo ello con una simpleza y una naturalidad que inspira una confianza absoluta al resto de sus compañeros. Su intervención en tres de los cuatro goles marcados al Espanyol -en el primero de ellos es partícipe de la jugada que da pie al primer gol de El Zhar; en el segundo realiza una increíble y auténtica jugada individual digna de un velocista, a la par que de un driblador; y en el tercero se eleva a los cielos de Gran Canaria para rematar  un centro medido de Viera-  reafirman que, con él, la UD no solo gana en fiabilidad defensiva sino que también gana a un atacante más. 

Contigo, Roque, todo se hace más llevadero

Al igual que Jonathan Viera, el teldense no estuvo presente en la lista de convocados de la expedición que viajó a Sevilla. Y al igual que su compañero, regresó ayer ante el conjunto catalán y como titular. Quien lo iba a decir de un jugador que, hasta hace apenas dos años, jugaba en la Segunda División B con el filial amarillo. Quien lo vea podría pensar perfectamente que se ha pasado sus 26 años de existencia en Primera División. Rápido al corte y el primero en recuperación,  esencial en la iniciación del juego isleño, participativo como siempre en ataque... Roque también volvió y, con él, la chistera, capaz de sacar recursos e inventarse trucos en busca de las soluciones más fáciles para el equipo y en cualquier situación del juego.  

El trío de los cumplidores: Vicente Gómez, Raúl Lizoain y Nabil El Zhar

Uno, acumulando tres partidos en apenas seis días después de estar mucho tiempo sin saber lo que era jugar a un alto ritmo y a una elevada intensidad. Otro, demostrando que es capaz de estar a la altura de lo que exige la categoría a pesar de las pocas ocasiones en las que participa cada temporada. Y el otro, volviendo a su mejor versión y demostrando el porqué de su fichaje por la Unión Deportiva Las Palmas. Vicente Gómez, Raúl Lizoain y Nabil El Zhar.

El primero, trabajando en la sombra y haciendo gala de su conocida resistencia después de haber superado una lesión de hombro que le mantuvo apartado de los terrenos de juego durante más de dos meses. El segundo, mostrándose seguro en todas y cada una de las acciones de peligro de los pericos, siendo primordial su contribución a dejar la portería a cero, especialmente en la segunda parte.Y el tercero, aportando desde la banda sacrificio y gol, algo que en, algunos tramos de la temporada, parecía haber perdido. Tres jugadores que cumplieron en el día de ayer, con creces, con lo que se les pide.

La furia y la anarquía africanas, la culminación del espectáculo amarillo

Wakaso Mubarak volvía a jugar un partido con la camiseta amarilla tras más de un mes y medio sin hacerlo, y ante el equipo en el que más destacó en España antes de marcharse a Rusia a la disciplina del Rubin Kazan. Siempre se sabe que al ghanés no se le puede reprochar su compromiso, su esfuerzo y su garra. Sin embargo, quizás nadie pensaba que iba a regalar al Gran Canaria una finalización de la fiesta de la permanencia con un golazo revelador de su fuerza, de su potencia y de su lucha totalmente innatas. 

La volea enganchada con su pierna izquierda a la salida de un córner demuestra que este equipo, además de calidad y de jugadores de buen trato del balón, también posee el componente de la furia y de la anarquía. Dos elementos con los que Wakaso logró que la afición presente en el recinto de Siete Palmas se fundiera con él en un grito profundo y liberador de toda la tensión y de todo el sufrimiento con el que Las Palmas ha chocaco en varias ocasiones durante todo el campeonato. 

Un grito, el de los aficionados mientras el centrocampista africano corría por la banda celebrando el impresionante cuarto tanto, que transmitía un solo significado: "¡Permanencia, permanencia, permanencia... pero sin olvidarnos de la diversión y del espectáculo!".