¿Quién dijo que Roque Mesa estaba afectado por su traspaso fallido al Sevilla? ¿Quién dijo que su tristeza era una carga sobre sus hombros?, porque la realidad del futbolista teldense ha sido bien distinta, al menos, durante los cuarenta y cinco minutos que ha disputado en este primer partido de la Copa Mahou ante el CD Tenerife. Ni las idas y venidas, ni los sueños rotos por no poder vestir la camiseta del conjunto hispalense, impidieron que Roque saltase al césped del Municipal de Maspalomas con la mente lo suficientemente centrada, como si nada hubiese pasado o cambiado el rumbo de su futuro profesional días atrás.

Su partido fue sobrio, como siempre; estuvo intenso en todo momento, demostrando la calidad y el compromiso que atesora a pesar de las circunstancias. Roque jugó como si la oferta del Sevilla nunca hubiese existido No importó demasiado que las cosas no le hayan salido como esperaba, porque cuando el balón empezó a rodar todos aquellos problemas se convirtieron en minucias. Roque volvió a ser Roque, volvió a dejar claro que su fútbol va más allá de un simple partido de pretemporada, desligando su buen hacer con el balón a la hora de sacarlo jugado, levantando el aplauso del público en más de una ocasión.

“El Soldado Universal” jugó su papel en un amistoso en el que sabía que iba a estar vigilado con lupa, en el que las miradas iban a atravesarle y examinarle, pero el nerviosismo nunca estuvo presente en su manera de acariciar el cuero ni en su toma de decisiones. Sólo un pequeño forcejeo con un rival le llevó a elevar una palabra más que la otra, siendo su único sobresalto durante su estancia sobre el verde del recinto sureño.

El fútbol es fútbol, y Roque ha dejado bastante claro que sus quebraderos de cabeza ya han quedado olvidados, sobre todo, cuando hay una pelota en juego.