La división de Canarias en dos provincias, Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife, proclamada desde 1927, abrió una rivalidad entre ambas islas que se ha trasladado al ámbito deportivo. Un Pleito insular de naturaleza burguesa que ya escapa de los reductos políticos para colmar buena parte de las conversaciones entre isleños occidentales y orientales. Se ha logrado un equilibrio institucional que todavía no extiende sus frutos al fútbol. 

Unión Deportiva Las Palmas y Club Deportivo Tenerife desenterraron este martes el hacha de guerra en un derbi que transmitió una imagen deslustrada e inconveniente para las Islas Afortunadas. Un ejercicio de irresponsabilidad poco cordial ante los miles de aficionados desplazados a Maspalomas que convivió con el exiguo brillo en el juego.

Las Palmas y Tenerife, como entidades deportivas y representantes de Canarias en el fútbol de élite, tanto en Primera como en Segunda División, deben promover un retrato de unidad. Apartar los egos y priorizar los valores y el respeto que deben campear por los estadios. Nobleza y señorío frente a la dureza y el atropello de la razón. La mala praxis de una teoría consabida y carcomida. 

El encuentro no se asemejó a la definición más básica de 'espectáculo'

El partido que enfrentó a amarillos y blanquiazules este martes en el Estadio municipal de Maspalomas distó de asemejarse a la definición más básica de 'espectáculo'. La rivalidad entre grancanarios y tinerfeños en el plano futbolístico bien podría traducirse en una competición de salón; algo que empaña el atractivo y elegante espíritu del deporte. 

El antagonismo insular no prohíbe la afición por unos u otros colores, ni siquiera la confrontación entre incondicionales. Los hinchas de uno y otro equipo han de velar por una firme convicción cimentada en la lealtad y la generosidad, no exenta de 'bufandismos' razonables. Todo ello se traslada a una competición como la Copa Mahou, de caracter amistoso pero supeditada a los intereses económicos de ambos clubes, que debe incidir en la igualdad y disolver una pugna disparatada e irracional en ocasiones.

Estos altercados se personalizan en riñas internáuticas, sobre todo en la inmensidad de las redes sociales, y en una noche donde la Copa Mahou lideró las conversaciones y traspasó fronteras. Los medios de comunicación deben sacar a relucir una buena dosis de responsabilidad social para concienciar y emitir una imagen lejos de la infamación vista en el terreno de juego. Determinadas expresiones difunden una idea polémica y controvertida difícilmente conciliadora para con el lector. 

Un lamento inevitable. El espectador, cariacontecido, se mantenía expectante con el mismo semblante que Munch plasmó en 'El grito'. En el fútbol, destacaron los destellos de calidad de Livaja y el gol de Darixon, sometidos a las fases de control alternante. El solitario tanto blanquiazul deja la eliminatoria abierta para el choque de vuelta, donde se espera se libre una batalla balompédica.

El partido de vuelta para enmendar los errores

El 10 de agosto tendrá lugar la cita decisiva que encumbrará al ganador de la Copa Mahou 2016. El Estadio Heliodoro Rodríguez López presenciará una cita destinada a enmendar los errores del encuentro de ida. La Unión Deportiva, por su parte, llegará con varios partidos de rodaje. Los cuatro amistosos que se disputarán en Murcia esta semana, el Torneo de Maspalomas ante Cagliari y Marítimo de Funchal o el compromiso ante el Mensajero el próximo 9 de agosto servirán de preparación. 

El segundo enfrentamiento dictará sentencia y espera poder abstraerse de polémicas extradeportivas que empañen todo lo que suceda sobre el verde. El balón debe circular con armonía, pasión y musicalidad, acorde con la identidad que intenta inculcar el fútbol canario desde sus orígenes. Un partido de fraternidad. El derbi de la concordia. 

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