Dicen que los futbolistas, y concretamente los delanteros, son especialistas en hacer enmudecer estadios completos, incluso a sus críticos más mordaces. Su manera predilecta de hacerlo no es otra que marcando goles, y mejor si resultan decisivos. Así lo ha hecho Marko Livaja, quien llegó a Gran Canaria como nuevo refuerzo y sembró la semilla de la duda. Sin embargo, el croata ha convertido su carácter guerrero en efectividad de cara a portería para demostrar su idilio con el gol.

El atacante balcánico fue titular en Mestalla, presumiblemente, debido a las molestias físicas que arrastraba Sergio Araujo. En el cuerpo técnico se prefirió no arriesgar con el delantero argentino, optando de este modo por el exjugador del Inter de Milán. Pero la Unión Deportiva había saltado al verde adormecida, frágil en defensa. El primer tanto de Santi Mina cayó cual jarro de agua fría, pero si algo iba a tomar el timón de la situación era el brío y el empuje de Livaja.

La dupla conformada por Livaja y Araujo sentenció el encuentro

En el minuto 16 llegó el primer rugido, a través de un testarazo de difícil ejecución que colocó las tablas en el marcador. Los amarillos decantaron la balanza en su favor posteriormente y abrieron brecha, pero Mina volvió a bramar y ajustó el resultado. Los pupilos de Setién sufrieron, aguantaron sin balón y supieron mostrarse solventes en defensa. El croata no gozaba de ocasiones mediante las que sentenciar el encuentro, pero no fue sustituido; es más, entró al campo su pareja de baile: Sergio Araujo.

El atacante de Neuquén pudo jugar unos minutos pese a sus molestias, y en sus botas se fraguó el tanto de la tranquilidad. Un contragolpe en el que marcó los tempos a la perfección fue culminado por Livaja, que decidió finalizar después de comprobar que las líneas de pase que se le habían abierto estaban cubiertas por un defensor ché. Doblete del futbolista nacido en Split, cuya diana en el minuto 88 sofocó las acometidas valencianistas.

Un dilema de importantes proporciones se presenta ante Quique Setién. El esquema del técnico cántabro no da lugar para dos delanteros, por lo que tendrá que escoger. La pugna goleadora la va ganando Livaja, si bien Araujo logró soliviantar a los suyos con su ingreso en el campo. La decisión se vertebrará en el esfuerzo que cada uno muestre en los entrenamientos. Un instante de intensidad puede decidir la balanza. Bendito dilema.