Las Palmas saltaba al césped con la idea de tener la pelota, de ser el dominador a pesar de que enfrente tenía un equipo de Paco Jémez. De esa manera, El Zhar iba a tener la primera ocasión clara al minuto de partido, aunque la pelota salió un poco trastabillada y Ochoa estuvo rápido para atajar. El Granada intentaba sobreponerse y buscaba el área con decisión, pero los amarillos volverían a dar en una buena contra; los de Setién salvaron  la presión y Vicente se internó en el área para dársela a El Zhar, que esperaba ya en zona de remate pero no tuvo suerte una vez más. Sin embargo, los amarillos se mostraban un poco más sueltos a pesar de la insistente presión de los andaluces en esos primeros compases.

Los hombres de Jémez estaban bien colocados a la hora de intentar recuperar, aunque, eso sí, con la defensa bien adelantada. Eso nos dejaba un partido en el que a Las Palmas le costaba romper, pero el peligro estaba siendo amarillo en su amplia mayoría. Tras aquella doble ocasión de El Zhar, los de Setién apenas se habían asomado por el área y eso era obra de un Granada muy bien plantado. De todas formas, esa situación era positiva en cuanto a las acometidas de los nazaríes sobre la portería de Varas; el balón era amarillo con claridad y solo un cabezazo de Ponce inquietó un poco a la zaga.

Dominio, insistencia y gol

Faltaba ese último pase para asustar un poco a un Ochoa que estaba muy seguro, y pronto apareció un hueco. El Zhar aprovechó un error del Granada para mandar la pelota hacia la jaula Vicente vio el espacio y Livaja encontró una autopista por la izquierda para marcharse solo en busca del meta mexicano. El ariete quiso recortar hacia su izquierda y el balón se le fue largo lo suficiente como para no sacar nada de provecho salvo una tarjeta amarilla por tirarse en busca de un penalti que no existía. No obstante, la insistencia de Las Palmas continuaba sin descanso y sin concesiones, siendo un poco más agresiva.

El fútbol de los grancanarios empezó a aparecer por la derecha, donde El Zhar estaba muy entonado. Una jugada embarullada en el área y mal despejada por Gabriel Silva fue aprovechada por el marroquí para romperla al palo contrario de Ochoa y marcar un gol que suponía un estallido tremendo. El Zhar se estaba gustando y encontró una pelota muerta que convirtió en oro con un buen zapatazo para regalarse un gol en la semana de su cumpleaños.

Los mejores minutos de Las Palmas

Las Palmas estaba mucho mejor asentada y el Granada no encontraba soluciones. El fútbol le daba la razón a los de Setién y todo fluía mucho mejor. A pesar de todo, el gol despertó un poco a un Granada que empezó a tener un poco más de cuerpo, un poco más de presencia sobre el verde del Gran Canaria. Aun así, todo aquello fue un espejismo. Los amarillos insistían e insistían, con garra, con fuerza, con intensidad y con buen fútbol. Las ocasiones seguían cayendo y el Granada empezó a sufrir muchísimo.

Jémez gastó un cambio para castigar a Gabriel Silva por aquel mal despeje, pero Las Palmas mantenía su dominio; primero Vicente tras un pase sensacional de Boateng y después El Zhar probaron de nuevo a un Ochoa que estaba salvando a los suyos de forma momentánea. Eran los mejores minutos de Las Palmas hasta el momento y los jugadores grancanarios se gustaban con algún taconazo y algún caño con el que deleitar a la grada.

Los amarillos bajan el listón y Boga lo aprovecha

Con la primera mitad muriendo, todo era una fiesta para los amarillos, aunque la historia iba a cambiar en poco tiempo. Las Palmas bajó su intensidad y el Granada lo supo aprovechar a la perfección En una jugada en la que Bigas fue a intentar rechazar un balón muy lejos de su zona, esa pelota cayó a los pies de un Boga que fue encontrando espacio, fue aprovechando el hueco dejado por el central mallorquín y con un derechazo batió a Varas por bajo. El Granada metió su gol en su primer disparo entre los tres palos. Las Palmas bajó un poco la intensidad en ese tramo final y lo pagó demasiado caro. El Granada respiraba y le regalaba a la UD un jarro de agua fría que no evidenciaba la superioridad amarilla. 

Boateng, decisivo otra vez

El descanso le sirvió al Granada para asentar ideas e igualar un poco de fuerzas, aunque Las Palmas seguía teniendo mucho más la pelota y su presencia en el campo nazarí era evidente. Los hombres de Jémez esperaban para encontrar espacios o un hueco. Eso dejó el partido bastante abierto y el conjunto andaluz empezó a poner en apuros a la zaga amarilla. De hecho, en una de esas contras, Boateng se llevó un golpe tremendo en el tobillo que lo dejó en el suelo con gestos de dolor. Aun así, el sufrimiento era paulatino, iba y venía sin un modus operandi lo suficientemente continuado como para que Las Palmas tuviera miedo.

Tras un intento granadino, Varas montó un contragolpe tras sacar de portería. La bola del sevillano cogió a toda la defensa del Granada desprevenida y Livaja consiguió controlarla bien para irse hacia la portería. El croata consiguió atraer la atención de los dos únicos defensores que quedaban atrás, dejando un hueco enorme donde apareció el lesionado Boateng. El ghanés se metió en el área y Livaja centró, y aunque Ochoa quiso salir para despejar, el ex del Milán saltó más y estuvo más certero para meter la pelota en la portería con un testarazo. El Gran Canaria se vino abajo, la estrella amarilla veía portería por segunda jornada consecutiva y todo volvía a sonreírle a los de Quique Setién.

Un monólogo de dominio

No obstante, Boateng estaba lesionado y tuvo que salir; el dolor en su tobillo se mantenía y tuvo que abandonar el césped con una ovación atronadora y espectacular; el Gran Canaria se rindió a su nuevo ídolo con un caluroso aplauso que evidencia una conexión especial. El tanto derrumbó la moral de un Granada que ya no conseguía salir de su propio campo. La entrada de Momo hizo que su buena sintonía con Viera empezara a generar peligro por la izquierda.

Las Palmas empezó a poner en jaque jugada tras jugada a la defensa del Granada, dejando claro que querían ponerle una marcha más para alejar aún más a su rival. La imagen del equipo de Setién era inmejorable, volvió a ser dominador y a dejar muy tocado a un Granada que en pocas ocasiones había conseguido tener continuidad sobre el verde. Con el paso de los minutos, los de Jémez empezaron a tener un poco más la pelota, pero la defensa de Las Palmas estaba bien situada y el peligro se destruía con facilidad.

El mago de Alès

Aquellos intentos del Granada por acercarse fueron en vano, porque Las Palmas volaba a lomos de un caballo ganador. De hecho, cuando el Granada se había tirado un poco más hacia arriba para buscar la igualada, otra contra de los de Setién iba a ser mortal. Viera llevaba la pelota y Livaja volvió a hacer el trabajo sucio, arrastrando a los defensas para dejarle el hueco a El Zhar. El marroquí tenía una autopista y reventó la portería de Ochoa para poner el segundo en su cuenta particular tras un pase sensacional de Viera.

Las Palmas mantenía su intensidad y su hambre por deleitar a los suyos. El Zhar fue el mejor de un partido para el recuerdo; el marroquí se desmelenó El fútbol de los amarillos era muy bueno y el Granada estaba completamente grogui. El dominio era absoluto y los nazaríes achicaban agua como podían, eran minutos para guardar en videoteca y para recordar. Todo le salía a la UD y su rival poco podía hacer. De esa manera, otra jugada individual de El Zhar iba a ser decisiva. El interior marroquí se internó en el área desmarcándose del defensa con un cambio de velocidad precioso, yéndose hacia la portería para fijar a Ochoa y dejarle en bandeja el tanto a un Momo que sólo tuvo que empujarla.

Una UD sin descanso

El show de Las Palmas estaba siendo un rodillo, no había manera de reanimar a un Granada que seguía jugando con la defensa muy adelantada. Todo eso hacía que los amarillos estuviesen hurgando en la herida una y otra vez, buscando más goles, más espectáculos, más todo. Los de Jémez se estaban llevando un saco y su entrenador no quería cambiar su plan. Setién le quiso dar una oportunidad a Tyronne y El Zhar se llevó otra gran ovación. Sin embargo, con Viera a la carga Las Palmas no dejaba de acelerar y acelerar, quería seguir gustándose sin miramientos. Los olés se sucedían en la grada, estaba siendo una segunda parte de campanillas y todavía quedaba algún gustazo más.

El Granada no podía levantar la cabeza y aquel jarro de agua fría del final de la primera parte estaba completamente olvidado. Otra vez Viera encontró el espacio por una banda izquierda que era una autopista americana para Las Palmas. El de La Feria la puso para Araujo y el argentino no perdonó, estrenándose como goleador en esta Liga y sumándose a la fiesta.

'Show must go on'

El final del choque pudo ser aún mejor, pero Viera falló un mano a mano clarísimo ante Ochoa, aunque el pescado estaba completamente vendido. Las Palmass sigue inmersa en un sueño del que no quiere despertar Las Palmas cerró un partido en el que se sintió dominador casi en su totalidad, demostrando una capacidad camaleónica para jugar tocando o para aprovechar los espacios a través de contras. Esta segunda parte fue una oda al fútbol y a un equipo que quiere seguir soñando, que quiere seguir dejando claro que no ha venido solamente a ser uno más. Las Palmas demostró ante el Granada que en esta Liga quiere decir alguna palabra más que la otra con un estilo que ya está asentado.