Hacía mucho tiempo que no se disfrutaba tanto en Gran Canaria de un partido de fútbol como el que ayer se celebró en el recinto del barrio de Siete Palmas. Si bien es cierto que ya la temporada pasada en ciertos encuentros de Liga los pupilos de Quique Setién hicieron disfrutar al aficionado amarillo ante rivales como Getafe o Espanyol, más cierto es aún que habría que hacer una exhaustiva recopilación y estudio de los duelos oficiales más recientes en el tiempo para apreciar una superioridad tan clara como la mostrada por los isleños durante gran parte de la segunda mitad del duelo ante los nazaríes (auspiciada también en parte por un Granada indolente y sin respuesta ante la lucidez ofensiva de su rival).

Y más aún si se trata de partidos disputados en la máxima categoría por la escuadra insular, pues fue hace 28 años y medio, y también en un día 28 de mes, la última vez en la cual la disciplina de Pío XII logró anotar cinco goles en una cita de Primera División.

Jornada número 25 de Liga, temporada 1987/1988 y contra un rival que, precisamente, viste unos colores similares a los característicos de la última víctima amarilla: el Sporting de Gijón. Situándonos en el contexto histórico de aquella época en lo referente al fútbol nacional de máximo nivel, los amarillos trataban de volver a ser ese equipo exitoso y clásico del balompié español de mediados de los 60 hasta inicios de la década de los 80, momento en el cual se produjo un descenso a la categoría de plata tras casi 20 años consecutivos en Primera.

Apenas dos años tardaron los isleños (1983-1985) en regresar al lugar que le correspondía, teniendo como objetivo volver a conseguir la estabilidad que les había acompañado anteriormente. Mientras el Sporting afrontaba su décima campaña consecutiva en la élite tras sufrir un inesperado descenso en el año 1977, disfrutando incluso de participaciones en la Copa de la UEFA y con subcampeonatos de Liga y Copa del Rey incluidos.

28 largos años, 10400 días, 3 temporadas en Primera, 19 en Segunda A y 6 en Segunda B después, la UD Las Palmas volvió a anotar cinco goles en un encuentro de la máxima categoría

Dos equipos con una tradición, una historia y una gran masa social tras de sí bastante similares pero que en ese curso en concreto luchaban por objetivos bien distintos: los rojiblancos eran habituales en la lucha por acceder a competiciones europeas (y de hecho disputaron la edición de la Copa de la UEFA de ese curso), mientras que los amarillos no miraban más allá de una permanencia sin sobresaltos.

Un partido clave para las aspiraciones de ambos, justo en el final del primer tercio de la segunda vuelta y que ya venía con el precedente de la goleada sportinguista en El Molinón en el encuentro de la primera vuelta (4-1).

Ficha técnica del duelo entre amarillos y rojiblancos disputado a inicios del año 1988 / Fuente: BDFútbol
Ficha técnica del duelo entre amarillos y rojiblancos disputado a inicios del año 1988 / Fuente: BDFútbol

El desenlace, un encuentro con el que los jugadores dirigidos en aquel entonces por el argentino Roque Olsen hicieron que el aficionado presente en aquella ocasión en el mágico feudo de Ciudad Jardín se quedara con ganas de más espectáculo y disfrute tras la finalización de los 90 minutos. Si el encuentro reciente ante el Granada estuvo marcado por el vendaval ofensivo y goleador de los amarillos en la segunda mitad, el mostrado aquel día por los Narciso, Koke Contreras, Alexis Trujillo, Saavedra y compañía fue de una magnitud mucho más considerable, pues los cinco goles se anotaron en la primera media hora de juego.

Tales fueron las ganas, el ansia de victoria y el deseo de redimirse y proporcionar una alegría desmesurada al respetable presente en el Insular, sobre todo tras llegar a dicho encuentro después de haber sido goleado por el Madrid (5-0 en el Bernabéu) en la jornada anterior, que a los tres minutos de partido la UD ya iba ganando por dos goles a cero, y a los 15 minutos el marcador reflejaba un contundente 3-0 merced a un tanto del incombustible Koke Contreras. Joaquín Alonso y Joaquín Villa, tras reafirmar Narciso su doblete y poner la guinda al pastel el centrocampista húngaro Dajka con el quinto, maquillarían el resultado para establecer el definitivo 5-2 que, eso sí, no dejaba de sacar de su jolgorio y felicidad inmensos a toda la familia de la UD Las Palmas (directiva, cuerpo técnico, jugadores, afición…).

Las Palmas se marcharía al descanso de aquel encuentro campeando en el marcador por un aplastante 5-1, tras haber anotado los cinco tantos en los primeros treinta minutos de juego

A este triunfo se le sumarían otros tres más (12 totales en toda la temporada) que no fueron suficientes para que La Unión Deportiva evitara el que sería el cuarto descenso a Segunda División en su corta pero intensa historia, y que traería consigo el inicio de la época más triste y aciaga desde que el representativo grancanario fuera fundado allá por 1949: cuatro años más tarde, en 1992, se produciría el primer descenso a Segunda División B, y hasta el año 2000 no volverían a pisar la Primera División los isleños. Mientras, los rojiblancos quedarían situados en un tranquilo noveno puesto y prolongarían su estancia en la máxima categoría hasta el año 1998.

El 5-1 del pasado domingo ha posibilitado al conjunto entrenado por Quique Setién, no solo exhibir una pegada y un estado de forma, físico y técnico, envidiables, sino ratificar el hecho de que el actual curso se ha iniciado de la mejor forma posible y de que las expectativas que estaban depositadas sobre el plantel grancanario antes del inicio liguero pueden incluso ser más altas de lo que en un principio se esperaba. No obstante, la temporada, y más tratándose de la categoría de oro del balompié español, una de las mejores y exigentes del planeta mundial, es muy larga. Por lo pronto, eso sí, la disciplina de Pío XII y sus incondicionales desearán y soñarán con que no pase tanto tiempo para revivir una goleada como la que tuvo lugar en la tarde del pasado domingo 28 de agosto. 

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Sobre el autor
Miguel García
Redactor en la sección de Las Palmas y Periodismo en la ULL. Natural de Gran Canaria pero residente en Tenerife durante el curso. El fútbol y la UD Las Palmas como pasiones.