La Unión Deportiva recibía este viernes al Espanyol con la intención de acabar con su racha de dos empates consecutivos. Real Madrid y Osasuna habían torpedeado el vertiginoso inicio de curso de los pupilos de Quique Setién. En un día atípico, que dista de asemejarse a aquellos domingos de fútbol pegados al transistor, Las Palmas abría la octava jornada liguera. Un viernes de regreso a la máxima competición tras el parón internacional. 

La intención originaria de los amarillos no era otra que volver a la senda triunfal. Y como si de un déjà vu se tratara, en Gran Canaria volvieron a sentir la apesadumbrada carga de la falta de efectividad. Parecía un mal extinto en las filas del cuadro insular, teniendo en cuenta el fulgurante comienzo goleador efectuado por los canarios: habían sumado 16 goles en siete partidos, convirtiéndose en el segundo equipo más realizador de la división de oro. 

La falta de gol no fue, este viernes, un problema que radicara en la escasa verticalidad; de hecho, los amarillos dispusieron de ocasiones suficientes como para decantar la balanza en su favor. El regreso de Jonathan Viera a la titularidad tras recuperarse de su lesión aportó grandes dosis de creatividad, originalidad y equilibrio en zona de tres cuartos de campo. El futbolista de La Feria volvió a exhibir parte de su repertorio mágico de pases, visión de juego y solidaridad. 

Un mes sin ganar abonado a las tablas

La Unión Deportiva no consigue vencer en partido liguero desde el pasado 17 de septiembre, fecha en la que se impuso al Málaga por un tanto a cero. Desde entonces, una derrota ante la Real Sociedad y tres empates. Sin embargo, la suma total de goles en los últimos tres encuentros ascendía a cinco, es decir, la escuadra de Setién no había empezado a adolecer los daños de la sequía anotadora. 

Boateng dispuso de varias ocasiones para inaugurar el electrónico

Kevin-Prince Boateng tuvo ante el Espanyol tres ocasiones claras para abrir el marcador, pero se topó con Diego López, que tuvo que sacar una mano prodigiosa en la primera parte ante un potente disparo del ghanés. Los pases entre líneas de Viera no fueron capaces de desarbolar el entramado defensivo de los pericos, que además consiguieron sostener su mediocampo y desactivar al pilar amarillo, Roque Mesa. 

Con Nabil El Zhar en el dique seco, Las Palmas perdió en velocidad por banda. El desborde del jugador franco-marroquí fue echado en falta en un once más equilibrado y en el que Raúl Lizoaín volvió a ser de la partida. Setién, fiel a su idea, comenzó el partido tratando de eludir la presión alta del cuadro catalán. Parecía entonces que el dominio amarillo prevalecería, pero los de Quique Sánchez Flores se animaron a controlar varias facetas del juego. 

En la segunda mitad las tornas no cambiaron y las sensaciones eran similares, hasta que los locales empezar a asediar la portería rival. Aun así, el marcador no se movió y el empate a cero evidenció las carencias de ambos conjuntos. Los grancanarios no anotaron por primera vez en la presente temporada y su sequía es la confirmación de las dudas que ya habían emergido. Si es motivo de alarma o no estará por ver en las próximas semanas.