El Valencia firmó la paz en el Nou Estadi contra un rival que puedo poner en jaque la eliminatoria. Los valencianistas no dieron una imagen de querer ganar el partido en ningún momento, todo lo contrario de lo que transmitió el Nàstic que en 20 minutos ya había tenido dos ocasiones inmejorables para ponerse por delante. Con el paso de los minutos los locales bajaron el pistón y tuvieron que sacudirse la presión. Al final Giner y Junior daban el mando a los catalanes antes del descanso. En el segundo tiempo, el Nàstic, cansado, intentó hacerse con su presea, el gol, pero  las fuerzas flaqueban. En el otro bando, tansolo Guardado y Bernat mostraron querer llevarse algo de renta a la vuelta. Lo cierto es que el Valencia tendrá que cambiar el chip ante su público si quiere seguir vivio en este torneo.

Dominio inútil del Valencia

El conjunto de Miroslav Djukic, como siempre, y hoy con más razón al ser un equipo de dos categorías por encima de su rival, trató de dominar el encuentro a partir de la posesión del esférico y de llevar el mando de las operaciones ocurridas en el verde catalán.

El Valencia trenzaba las jugadas lentamente y con paciencia, pero ni siquiera se acercaban a la portería de Tomeu Nadal. Sin embargo, el Nàstic aprovechaba para esperar en medio campo, y a partir de ahí presionar como si les fuera la vida. Lo cierto es que la fórmula surtía efecto, y en apenas 15 minutos, primero Lago Junior con un disparo cruzado, y después David Sánchez con un lanzamiento a la madera tras un saque de falta directa ponían en sobre aviso a los visitantes.

El sonido del poste sirvió de alarma

Acto seguido a la ocasión más clara del partido, Joan Bernat, desaparecido hasta el momento, cabalgaba como un rayo más de medio campo para plantarse en el balcón del área, y ante una zaga que lo miraba y reculaba, el joven jugador valenciano soltaba un latigazo que Nadal enviaba a saque de esquina con apuros. Instantes más tarde, de nuevo una jugada trenzada, aunque ahora con mayor velocidad, acababa con un testarazo de Jonas que se perdía por línea de fondo por escasos centímetros. Los valencianos despertaban tímidamente, pero entonces Ferrán Giner se encargó de mantener en vilo a sus paisanos hasta el descanso. Júnior avisaba con una vaselina que Mathieu evitaba que se convirtiera en el primer tanto bajo palos, y poco después un centro del propio Giner era marrado por Júnior solo en boca de gol. Los laterales valencianistas estaban superados y Oriol Romeu y Parejo no encontraban la luz de Sergio Canales para amansar las ansias locales.

La segunda parte estuvo de más

Pese al fulgurante inicio tras la reanudación, lo cierto es que los segundos 45 minutos no trajeron consigo nada especial, únicamente muchos intenciones y pocas realidades en ambos bandos. Unos por que lo intentaban con más corazón que calidad, y los otros porque se habían dejado la actitud en la ciudad del Turia. Pese a ello, Bernat trató de disipar ese pensamiento en el aficionado del blanquinegro con dos oportunidades iniciales.

El equipo tarraconense, perfectamente asentado en la medular del campo, robaba una y otra vez y rompía el partido. Un ir y venir en ambos sentidos. El intercambio de golpes duró unos minutos, y Guardado y el propio Bernat canalizaron todo el ataque de su equipo por el laterzal izquierdo, Jonas y Canales dispusieron de la mejor de la segunda mitad, una doble ocasión que acabó en nada.

El técnico local movía ficha y daba entrada a gente de refresco para mantener el nivel. Y lo consiguió, en parte. Su homólogo hacía lo propio, pero no sería hasta la inclusión de Banega cuando el partido cambiaría de cariz, y es que el  rgentino aportó criterio y paciencia a la hora de la construcción, algo que Parejo y Canales no habían lo grado. Los minutos afloraban y el partido moría, esperando que Mestalla dicte sentencia y haga borrar la mala imagen ché en Cataluña.