En la previa del partido poca afición valencianista podía creer en una victoria de su equipo, quizás ni siquiera de sacar un punto y se conformaban con el mero hecho de no caer goleados ante el Real Madrid. Con ilusiones renovadas tras la exposición de Salvo y el inversor asiático con fecha tope de 15 de enero para el desembolso en el cuadro ché. Así arribaba el valencianismo ante unos blancos que necesitaban la victoria sí o sí.

Nico Estévez planteó un partido con una buena disposición clara en el apartado defensivo y una clara vocación contragolpeadora con jugadores rápidos en tres cuartos de campo. El planteamiento salió bien, de hecho las ocasiones madridistas únicamente llegaban a balón parado o por acciones de técnica individual. Así se plasmó en una primera parte equilibrada, únicamente desemparejada con estas dos acciones. Di María primero y Cristiano después adelantaron a los blancos, mientras que Piatti en el primer disparo a puerta blanquinegro puso el tanto entre los goles visitantes.

Di María apareció puntualmente para marcar la diferencia

El primer disparo del partido no se produciría hasta el minuto 17 y llegaría por parte del Real Madrid bastante desviado. Diez minutos más tarde Di María recibiría en banda derecha, muy escorado y sin posibilidades de centro. Únicamente una vía libre, el regate dentro del área ante dos oponentes. Lo hizo y se sacó un disparo cruzado ante el que nada pudo hacer Vicente Guaita. Sin plantear demasiado, el equipo de Ancelotti superaba a un Valencia con las únicas fracturas en pérdidas de balón por falta de entendimiento. Eso sí, con nula presencia en la fase ofensiva.

Las transiciones defensa-ataque chés no portaban el peligro que podía presuponerse gracias a la buena respuesta rival. Aun así, en una acción rápida por banda izquierda de Bernat llegaría Pablo Piatti desde atrás al corazón del área para cabecear el buen centro del canterano blanquinegro y encontrar la red de la meta madridista. Un tanto que reavivaba a un equipo que parecía decaído tras el gol de su oponente. Lejos de ser así creyó en una posible épica que con prontitud fue apaciguada con el gol de Ronaldo. Un centro lateral de Di María a balón parado encontró la testa del luso que rompía el fuera de juego para realizar un remate inapelable lejos de que Guaita pudiese hacer nada.

Jonas puso el “¡uy!” en la grada con una acción individual y un posterior remate cruzado que se marcharía rozando el palo derecho de la meta defendida por Diego López. Con anterioridad, Di María desde la derecha se percató de lo adelantado que estaba Guaita e intentó buscar con picardía el tanto. El cancerbero valencianista respondió pero vio como cerca estuvo el gol del futbolista argentino.

Poco cambiaría la historia del duelo en la reanudación, un Madrid espeso gracias al buen trabajo en defensa de los de Estévez que tan solo lograba superar a la zaga ché con jugadas a balón parado. Así hasta casi la hora de partido cuando Marcelo, Isco y Benzema combinaron con calidad en el pico izquierdo del área grande para que el galo con un disparo preciso se quedase a centímetros del gol. Perdonó el Madrid y minutos después Mathieu pondría el empate. Una igualada que llegaba del mismo modo que para los blancos. A balón parado y de una de las pocas formas que lo podía hacer un cuadro replegado. Con la zona posterior de la cabeza, el francés alcanzó el centro desde la esquina ante la pasividad de los visitantes.

El gol animó a la grada y, por primera vez en lo que va de temporada, equipo y afición acompañaban en intensidad. Creyó el Valencia en la remontada y el Madrid con su apatía lo permitía. El conjunto capitalino estaba totalmente maniatado ante el buen hacer defensivo blanquinegro, que con ayudas constantes conseguía desbaratar cada acción ofensiva visitante. Asimismo, la inclusión de Canales en el terreno de juego consiguió enlazar el mediocampo con el ataque en las transiciones ofensivas valencianistas. De hecho, el propio exmadridista puso el miedo en el cuerpo de los blancos con un disparo lejano que atrapó bien Diego López.

Jesé marcó para superar la actuación de un buen Canales

Un aire nuevo le dio el ‘23’ al Valencia, tanto que cada vez que tocaba el balón hacía presagiar algo bueno. Para su equipo, porque los madridistas le sufrían, y mucho. Estévez cambió el partido dos veces, una por Canales y otra por Guardado. Salía el mexicano y Ancellotti respondía ipso-facto con la inclusión de Carvajal por Arbeloa, con amarilla. Dos acciones consecutivas positivas del lateral blanco desembocaron en unos minutos de agobio sobre la meta de Guaita. Tiempo que bastó a Jesé para recibir un pase mágico de Modric dentro del área y definir con potencia al primer palo y raso, frente a una deficiente intervención de Guaita.

Poco tiempo le quedaba al Valencia para reaccionar y pocas fuerzas se le veían a un equipo desfondado con un muy buen trabajo defensivo durante casi noventa minutos. Tan solo Jonas con un cabezazo a centro de Pereira hizo al cancerbero natural de Lugo tener que trabajar. Se cerraba un partido más disputado de lo que a priori se podía presagiar, con tres puntos que a los blancos dejaba cerca de la lucha por el liderato permitiéndoles no descolgarse. Por el contrario, los ché se iban de vacío, pero con un cambio de actitud que dejó en buen lugar al equipo y a Nico Estévez con su buen planteamiento del partido.