Historias paralelas, años que no cambian demasiado en lo deportivo pero con diferentes perspectivas de futuro por todo lo que rodea a una entidad que desde el verano de 2013 parece que comienza a dar un vuelco a casi una decena de años de sinsabores con una travesía por el desierto. Ernesto Valverde comenzaba el año 2013 en el banquillo ché y Paco López en el del Mestalla, cuando por aquel entonces Amadeo Salvo continuaba paseándose por el campo del San José para seguir los pasos de su hijo en el Alevín A y de la escuela que desde hacía unos años presidía. Una reestructuración total que comenzaría por un paso vital y malogrado allá por mayo, cuando Sevilla volvía a ser una ciudad verdugo para la entidad valencianista. Nada se pudo hacer frente al mal inicio de temporada 12/13 con Pellegrino al mando pese al buen hacer del técnico vasco, con un inicio de año espectacular.

Un final de enero arduo complicado con un triple enfrentamiento en solo siete días con el Real Madrid dejaría bastante mermado al cuadro blanquinegro. La solvencia demostrada en Granada y contra Sevilla y Osasuna con Mestalla como testigo no se demostró contra los blancos en los partidos venideros. Si bien la polémica copó el partido de ida de Copa en el Bernabéu con un 2-0 en favor de los merengues sin demasiadas tentativas valencianas, el doble enfrentamiento en tierras mediterráneas acabaría con las aspiraciones del equipo. Un 0-5 implacable endosaría el cuadro de Mourinho en Mestalla con un partido para olvidar que, a tres días de tener que remontar en Copa, pocas ilusiones dejaba en la parroquia valencianista. Un empate a uno en un partido sin historia controlado por el cuadro capitalino dejaría al Valencia sin poder avanzar en la Copa, con la única premisa de la Liga dejando aparte el posible quehacer en Liga de Campeones.

El duelo con el PSG dejó mientras Jonas era protagonista

Victorias solventes en tierras gallegas frente a Deportivo y Celta se vieron refrendadas entremedias por un empate contra el Barcelona en casa. Todo ello como preludio a recibir a un Paris Saint Germain que atravesaba el mejor momento de su temporada y llegaba con un multimillonario proyecto con todo el elenco de estrellas que eso supone. Mejor de lo esperado fue un partido en Mestalla que muchos presagiaban como nefasto. Si bien el duelo en sí podría ser para olvidar, el resultado dejaba bastante bien parado al equipo de Valverde para lo visto sobre el césped. Lavezzi a los diez minutos ponía en jaque a una defensa que durante todo el partido sufrió la verticalidad de los atacantes parisinos, para que a pocos minutos de llegar al descanso Pastore ampliase la distancia en el marcador. El PSG con la eliminatoria casi sentenciada bajó el pistón levemente y en dos minutos mágicos, Rami marcaba e Ibrahimovic era expulsado sobre la bocina. Un 1-2 que dejaba opciones en la visita a la capital gala.

Victoria sobre el Mallorca, empate en Zaragoza y nueva igualada en el derbi valenciano. Continuaba escalando posiciones el Valencia en la clasificación, siendo cada vez más sólido defensivamente y sobreviviendo en ataque de las rachas fluctuantes de Soldado y Jonas. Sobre todo de este último que comenzaría a hacer gala de su apodo de Gremio y empezaría por detonar cada portería que vislumbraba en lo que ha sido el mejor año natural del brasileño en la capital del Túria.

Bien es cierto que las esperanzas de cara a la máxima competición continental no eran las mejores, pero las opciones siempre que llegan citas así parece que se abren y el valencianismo era optimista. Más si cabe visto el partido y que el PSG poca voracidad presentaba en el apartado ofensivo, y de manera exponencial cuando Jonas abriese el marcador en el 55’. Por delante más de media hora de juego en la que un solo tanto clasificaba a los ché pese a lo visto en tierras españolas. Lavezzi en uno de los pocos fallos del partido pondría la igualada en el marcador cuando peor lo pasaban los suyos. De hecho, el gol del argentino heló el ambiente de Gerland y el cuerpo de aquel que siente el escudo valencianista en el pecho, por lo que las ocasiones de marcar y provocar la prórroga se esfumaron. El Valencia decía adiós a la Champions en 2013.

Una resaca muy fuerte que provocó una derrota en la última visita a San Mamés de los ché. Un partido en el que se perdonó al principio, con la figura de Soldado como protagonista, y se pagó al final. Desde entonces mes y medio sin caer derrotado y una línea ascendente muy ilusionante. Una victoria contundente contra el Betis de Mel y otra sobre la bocina frente al Valladolid con Djukic a la cabeza, ambas bastante polémicas por el bando visitante, serían el preludio del punto álgido de euforia valencianista al golear 5-1 a un Málaga en decadencia con media hora que recordó a tiempos laureados pretéritos. Un empate en el Calderón y otro en Cornellà-El Prat con unos minutos finales de infarto complementarían las derrotas como local sin terminar de culminar el gran hándicap de los meses con Valverde, las visitas.

Anoeta y Sánchez Pizjuán, plazas intoreables

Así, en la jornada 33 y a falta de cinco partidos para que concluyese la Liga, el Valencia visitaba Anoeta para un enfrentamiento directo que finalmente fue concluyente. Real Sociedad y Valencia se jugaban la cuarta plaza con acceso a la previa de Champions League en tierras vascas y todo parecía ir sobre ruedas con el gol inicial de Soldado a los 25 minutos. Lejos de eso, Íñigo Martínez, Chori Castro y Agirretxe voltearon el marcador en lo que fue una exhibición contragolpeadora de los 'txuri urdin'. Jonas en el 90 mantuvo un resquicio de esperanza rápidamente anulado por el ‘9’ vasco. Un 4-2 que dejaba por detrás a los blanquinegros en caso de empate a puntos y que obligaba a estar por delante en el puntuaje para aspirar a Champions.

Victorias solventes por goleada contra Osasuna en casa y en Vallecas contra el Rayo hacían presagiar un final feliz sumando las derrotas y empates de su rival directo en Getafe y recibiendo al Granada. Todo ello añadiendo que a ambos les quedaba la visita al Sánchez Pizjuán, mientras que a los de Montanier también les faltaba visitar el Bernabéu. Plazas definitorias en las que los vascos solventaron un final de campeonato complicado. Victoria en Sevilla y empate en Madrid, mientras los ché continuaban ganando contra quienes no lo conseguían los 'txuri urdin'. Una racha que dejó al Valencia por delante en la última jornada, con la visita de los ché a un ambiente hostil como el Pizjuán y la visita realista a Riazor con un Deportivo que se jugaba la permanencia.

El partido en tierras gallegas no tuvo mucha historia pese a lo apretado del marcador. En Sevilla reinó la locura, el desenfreno y se vivió un vaivén de emociones para los blanquinegros. Como ocurriese contra la Real, los ché abrieron el marcador gracias a Éver con prontitud. Pero la figura de Negredo aparecería para imponerse con autoridad a su homónimo en el bando contrario y demostrar la superioridad sobre el mismo en pos de un lugar en la Confederaciones y, quien sabe, si también un mejor viaje rumbo a la Premier. Poco antes de llegar al descanso, el vallecano daba la vuelta al marcador para que Soldado respondiese en el 56. Tan solo un minuto después Negredo ponía el 3-2 y en menos de cinco minutos ampliaba la ventaja para derrumbar a sus rivales. Soldado a dos minutos del final recortaba unas distancias insalvables que ponían fin a una temporada para olvidar que no pudo ser solventada positivamente con un inicio de 2013 fulgurante de manos de un Valverde que acababa de anunciar su adiós.

Foto 1: Carla Cortés Agut / VAVEL.com.

Foto 2: Nando Martínez / VAVEL.com.