Que la nave valencianista varía su rumbo ya es un hecho. Juan Antonio Pizzi le ha dado al equipo el oxígeno que necesitaba. Cinco son las citas en las que los blanquinegros no vieron la derrota. Jornadas en las que hubo rivales importantes (Barcelona, Espanyol o Sevilla) y la imagen mostrada fue buena. Ahora, una vez confirmado el cambio de trayectoria, el argentino debe confirmar las sospechas ante la montaña que deberá escalar el Valencia en el próximo mes.

El Celta fue el último verdugo

11 de enero de 2014. Ésa es la fecha de la última derrota valencianista. El conjunto de la capital del Turia llegaba en crecimiento, pero no aprovechó la oportunidad para confirmar la reacción. Pese al fallo de Vicente Guaita que dió la victoria al Real Madrid en Mestalla, los valencianos vencieron cómodamente al Levante en Mestalla tras el parón navideño. Había visos de mejora. El capitán del navío preparaba el terreno para el cambio de ruta.

Más de un mes sin perder

El partido en Balaídos significó un paso atrás. Los “chés” se adelantaron con gol de Parejo en el minuto 22. Pese al resultado las sensaciones en el verde gallego eran distintas. El peligro llegaba de la mano del Celta y el Valencia todavía no tenía asimilada completamente la idea de juego vertical del técnico argentino.

Dos errores defensivos nuevamente permitirían ponerse delante al conjunto celeste en la segunda mitad. Una zaga que continuaba teniendo errores individuales de bulto. Asimismo la pésima forma física seguía establecida entre el grueso de la plantilla. El trabajo de Richino todavía no daba sus frutos.

El discreto ascenso

Con la premisa de “no mirar a Europa”, Pizzi ha conseguido encadenar cinco choques sin perder. El cambio de rumbo es efectivo y mantenido en el tiempo. En el deporte las dinámicas son vitales para el devenir de los equipos en las competiciones. Una dinámica positiva, pese a puntuales baches, asegura el éxito. Si a ello le sumas, un cambio de actitud y una limpieza del vestuario, el porcentaje es mayor.

La derrota en Vigo no mejoró al equipo radicalmente, sino poco a poco. En Málaga, los blanquinegros empataron un partido en el que tuvieron numerosas ocasiones. Paco Alcácer recibió una dósis de confianza pese a no marcar. Además de que la zaga mantuvo la portería a cero. Una semana más tarde, Jhon Córdoba puso en sobreaviso al equipo de Mestalla en apenas 2 minutos. Paco Alcácer y Jonas dieron la vuelta al electrónico, pero Sergio García empató desde los 11 metros. Buenas intenciones, pero pocas realidades. 

A partir de ahí y ya con las nuevas incorporaciones, el Valencia despegó. Una victoria trabajada en el Camp Nou, después del avance de Alexis sirvió de empujón para dos semanas más tarde confirmar la mejoría. Un (5-0) contra el Real Betis en Mestalla sirvió para muchas cosas. En primer lugar para enlazar dos triunfos seguidos. Además de mostrar el máximo exponente del juego que quiere implementar Pizzi, y por último para enchufar a jugadores como Alcácer, con 3 goles en 2 partidos, revolución en el coliseo blanquinegro incluida. Una confirmación que se dió ayer en el Sánchez Pizjuán luchando contra viento y marea para sumar un punto con diez jugadores. Alves también suma.

      

La receta de Pizzi

El técnico argentino empieza a dejar su impronta en el Valencia. Las sesiones de trabajo comienzan a acumularse. Las pinceladas del fútbol directo de Pizzi de los primeros choques, ya forman un retrato interpretable de este nuevo Valencia.

Verticalidad y posesión a partes iguales. El preparador quiere un Valencia aguerrido y rápido al contragolpe, pero no rehúye de la posesión del esférico. Vargas, Feghouli y Piatti aportan esta verticalidad que quiere Pizzi. Además de esa velocidad, una segunda línea, que con la llegada del chileno, tiene mucho gol. La movilidad de esta línea permite la subidade Bernat y Joao Pereira para sorprender por banda y abrir huecos a la llegada en segunda línea de Parejo (gol contra el Barcelona y el Celta)

          

Vargas conoció el gol a los dos partidos. (Foto: Cala Cortés | VAVEL).

Por otro lado el doble pívote con Parejo como punta de lanza permite una mejor interpretación de lo que ocurres sobre el césped. El mediocentro de coslada está sabiendo trasladar la idea del entrenador. Fases en la que el madrileño toma la batuta del partido y da velocidad a la movilidad de balón buscando huecos con constantes vasculaciones del mismo.

Pero no se puede olvidar que un equipo así se construye desde atrás. El equipo ahora es solidario en defensa. Todos corres, todos defienden y todos muerden al rival. Una defensa presionante sobre todo a partir de medio campo que busca robar para aprovechar la velocidad de los puntas. Sin embargo, Senderos, Costa o Mathieu no dudan en utilizar el envío en largo para atacar. Un equilibro que hasta hace poco no tenía el equipo.

Un futuro todavía por construir

La ascensión hacia la cumbre con horizonte europeo no ha hecho más que empezar. El Valencia llega vivo y con esperanza al último tramo de temporada. Pese a estar lejos, el equipo ha experimentado un cambio radical en el último mes. Algo que hace presagiar que la línea ascendente del equipo se mantendrá. Hecho que podría permitir acercarse a los todavía lejanos puestos que dan acceso a Champions League.

"Tenemos que ser prudentes y seguir trabajando"

Pizzi, que en rueda de prensa ha querido contrarrestar la euforia del entorno, tiene 4 finales en las próximas 6 jornadas. Para esos compromisos fue fundamental encarrilar la eliminatoria europea en Kiev. Esto posibilitará mayor número de rotaciones. 

Tras la visita al Sevilla, el conjunto blanquinegro todavía tendrá que enfrentarse a Real Sociedad, Athletic y Villarreal. 9 puntos significarían un empujón y una dósis de emoción y moral para encarar el último mes y medio de competición.

Así está la tabla:

Posición Equipo Puntos GF GC
Athletic 44 43 30
5º  Villarreal 40 44 29
Real Sociedad 43 46 35
 7º  Levante 33 24 31
Valencia 32 36 35