Dos equipos históricos en la Liga BBVA se enfrentaban en un duelo vital para ambos por luchas diversas en torno a disputar competición europea la próxima campaña. Si bien los vascos arribaban a un campo de Mestalla en el que reinó la oscuridad en los prolegómenos con aires de Champions mucho tiempo después, el equipo ché trataría de no perder la senda de un Sevilla que horas atrás había certificado su victoria en Almería. La propuesta de Valverde no difería en demasía de la vista en los últimos tiempos, mientras que Pizzi optaría por jugadores con algo más de asociación en tres cuartos dando la oportunidad a Jonas.

No tardaría el Valencia en pisar el área rival, aunque quien pegaría primero sería el Athletic con un disparo de mucha calidad por parte de Ander Herrero buscando la rosca y el segundo palo. Tanto fue así que percutió el propio límite de la portería blanquinegra. Perdonó el equipo bilbaíno, mientras que no fue así en la meta opuesta. Alcácer prolongaba su racha goleadora llegando bien desde segunda línea al limite del área pequeña, percutiendo sin demasiada oposición después de una buena internada por banda diestra por parte de Feghouli. Conseguía adelantarse en el marcador el cuadro local, certificando así el plus de intensidad demostrado por ellos en los primeros instantes del duelo.

Alcácer golpeó tras el perdón bilbaíno y Aduriz hizo lo propio

Pese al tanto inicial ché, el partido prosiguió con un intercambio de golpes en el que ninguno de los dos equipos alcanzaba a dominar pese a que quien más lo intentaban eran los blanquinegros. Volvió a ponerle complicadas las cosas el equipo del norte de España a los levantinos con un remate de cabeza de Aduriz que despejó bien y con muchos apuros Diego Alves, pues tuvo que alcanzar el esférico cuando se acercaba a su palo izquierdo. Internadas, intensidad y calidad en una primera parte que destacó por las oportunidades falladas del visitante y el tino local, sobre todo, al aprovechar las transiciones.

Unos metros más adelantado el Athletic y con algo más de iniciativa en pos de dominar el encuentro aparecería sobre el terreno de juego en la segunda mitad. Aun así, el guion inicial en ambas partes se repetiría con papeles invertidos. Si en el primer periodo fue Ander quien avisaba, en la segunda Alcácer con un disparo lejano y potente que conseguía atrapar en dos tiempos Iraizoz. Perdón con consecuencias negativas, pues en un penalti muy discutido por la grada de Mestalla, Aduriz conseguiría igualar el partido desde los once metros sin nada que hacer para un Diego Alves engañado por su excompañero.

La respuesta ché fue hacerse con el dominio del encuentro y tratar de alcanzar el área de Iraizoz con mayor rapidez y verticalidad. El rival, bien plantado atrás, no dejaba espacios para los de Pizzi que tan solo podían generar peligro con acciones individuales excelsas. Así, Fede trataría de perforar la portería con un disparo lejano, que se marchó desviado. Algo más acertado anduvo Keita, que recibió un pase largo dentro del área de Mathieu y tras un buen control con el pecho recortó a Laporte y se quedó en perfectas condiciones para disparar cruzado. Demasiado ajustó el tiro y por ello no volvió a adelantarse su equipo.

Frente a un inconexo equipo bilbaíno, el Valencia mantenía la posesión y acrecentaba el número de llegadas, también a balón parado como demostró Senderos. A pesar de ello, la calidad del equipo vasco se hizo latente cada vez que el balón pasaba por gente como Ander o Muniain, siempre portando peligro sobre Diego Alves. La intensidad que portaba cada ataque valencianista era cada vez mayor, la grada a cada instante más enchufada y encima de cada decisión arbitral insuflaba un punto más de empaque a los suyos. Así, Pizzi también lo intentaría con la entrada de Vargas por Jonas.

Imprecisiones del Athletic en ataque y buen rigor defensivo que marcaba la pauta de un encuentro en el que los visitantes resistían al tiempo que los locales lo intentaban de todas las maneras posibles. Así, las llegadas al área del equipo rojiblanco eran frecuentes, pero no así las ocasiones. Con más corazón que cabeza, el Valencia trataba de perforar la portería sin acierto de sus atacantes.