La mayoría de veces en el lenguaje cinéfilo hablan de que las secuelas, no suelen llegar al nivel de su predecesora. Rocky, Robocop, Scream o Alien son algunos ejemplos. Lo mismo ocurrió en el Emirates Stadium. Derley marcó temprano para que sonar la bocina en el banco che. Una primera puesta en escena lenta, pastosa y extremadamente débil defensivamente. Nuno en el vestuario recuperó la libido blanquinegra. Varios retoques para acicalar al equipo bastaron. Guardado, Gayà y Piatti se encargaron de culminar una fulgurante remontada. Quince minutos de magia y efectos especiales. Un esbozo del ideal de la hinchada valencianista.

El sistema funciona con las teclas adecuadas

Este torneo ha servido para que el preparador del Valencia se dé cuenta de cosas. La primera de ellas es que tiene pocas piezas, y extremadamente específicas para que su fútbol funcione. En los primeros partidos de pretemporada hemos visto detalles excelentes  en el rodaje de Nuno. Lo cierto es que sin los actores adecuados, no funciona. Es como un William Wallace sin Mel Gibson o Don Vito Corleone sin Marlon Brando.

Nuno quiso innovar. Pero le salió mal. Quitó a Javi Fuego para colocar a Andres Guardado en el trivote. Además dio minutos de inicio a Carles Gil en detrimento de André Gomes. El equipo naufragó. Sin clarividencia ofensiva y sin equilibrio en la medular. El equipo se partía en la presión. Algo que se acrecentó y aprovechó el conjunto portugués en el tramo final del primer acto.

Feghouli fue la nota sorprendente del primer acto. Ante la endeble zaga valencianista, el argelino estuvo activo. Presionó, replegó, robó… pero sin acierto. Sofiane ha vuelto con ganas y contagia a sus compañeros. Mientras Alcácer sentía lo que era ser Tom Hanks en Náufrago. Solo en una isla. Sin recibir balones.

Al descanso Nuno tenía un comodín guardado. Fuego, André y Rodrigo. El equipo fue otro. Un giro de 360 grados. Con estas piezas el Valencia carbura.  André y Rodrigo dieron alegría y verticalidad al equipo. Ellos contagiaron a Alcácer y Piatti. Un vendaval de movilidad en tres cuartos de campo. Además Javi Fuego dio estabilidad. Permitió mayor libertad de Guardado y menores preocupaciones defensivas para Gayà.

Gayà brilló con luz propia

De hecho la liberdad otorgada por la entrada de Fuego propició los goles del Valencia. Gayà galopó la banda izquierda. Guardado inició la apertura al lateral zurdo, Gayà recorrió la línea de cal, piso área y a la red. 

Minutos después hubo un “Control + V”.  1-2. Remontada en 5 minutos. Otamendi abrió a la internada del valenciano, pelota al corazón del área y Piatti remachaba para poner el empate. Pero no iba a quedar todo ahí. Antes del carrusel de cambios que cortaría definitivamente el ritmo de partido, Rodrigo y Alcácer disfrutaron. Alcácer disfruta con Rodrigo. Rodrigo disfruta con Alcácer. Y eso se vio en el tapete inglés. El portugués tuvo varias ocasiones para batir a Artur. Pero sería Guardado el encargado de ello. El mexicano lo hizo todo. Como Juan Palomo. Robó, condujo la contra, dribló y superó (con ayuda) al meta rival. 1-3. La sentencia. El Valencia carbura. Avanza notablemente.