Peter Lim y el Valencia unieron sus destinos tras mucho tiempo de cortejo. El banquete se celebraba en Mestalla y Elche era el invitado de excepción. Los jugadores no quisieron fallar a su público. Por ello les brindaron una nueva victoria. Sin lucimiento. Pero triunfo. El Elche duró 17 minutos en el campo. El equipo de Fran Escribá hizo aguas por arriba. Tres tantos encajados y los tres desde el saque de esquina. Una losa insalvable. Los valencianistas vivieron un festival. El enésimo en lo que va de curso. "¡Y qué no termine!" proclamaban muchos en la grada. Además para hacer la fiesta plena, debutó la "bomba" de Nuno. Álvaro Negredo tuvo ocho minutos para llevarse al bolsillo a la hinchada che. Qué sí, el Valencia ha vuelto. Más leña al horno de la liga 2014/15.

La fiesta del córner

Nunca un equipo sacó tanto provecho de los saques de esquina. Efectividad lo llaman. Tres goles, tres córners. Esa es una de las palabras para definir este Valencia. Los blanquinegros no lucían. Pero no les hizo falta. Dos picotazos de Mustafi y Parejo sirvieron para abrir brecha, haciendo gala de nuevo de la tremenda pegada de este inicio de curso. La guinda del pastel de boda llegaría después. Sí, de boda. Por fín Peter Lim y la entidad che se unían. 

Primero fue la luftwaffe alemana. Un imperial Mustafi cabeceó para poner el primero. Relajación. Después Parejo reivindicó su sitio en el once con un excelso gol. Desmarque al primer palo. Testarazo lateral y gol. Tierra de por medio para los valencianistas con nada. Demasiado poco. Pero suficiente.

¿Os quedásteis con el segundo tanto? Un calco del segundo fue el tercero. Esta vez Alcácer. El valenciano tiene sus rutinas. Y es la repetición de las mismas las que le hacen rozar la perfección. La primera de ellas es la de convivir con el primer palo. Quererle. Comprenderle. Siempre acompaña a la jugada. Aunque no participe. Esta vez sí lo hizo. Ese poste corto de cualquier meta. Cuando lo ve cerca, corre a él. Allí define. Al primer toque. ¿Para qué más? Una suave caricia al esférico, con cariño, basta. Después, el extásis. Aunque con ayuda de Lombán. Pues en él rebotó el cuero. 3-0.

El Elche no quiso ser menos. Pues de la misma forma llegaría su gol. Aunque en el descuento y con todo decidido. Jonathas fue el autor. El jugador visitante colocó un gran remate a la red de Diego Alves. Maquillaje. Un gol que no sirvió para nada, solo para que Nuno se cabreara con los suyos.

El hambre que no hubo en Galicia

El cambio de actitud se notó en Mestalla. Los pupilos de Nuno Espirito Santo salieron a comerse el verde. Marca de la casa. Hoy sí. Los primeros minutos el equipo respondió. Esto se vio rápidamente en la concentración defensiva. Los blanquinegros mordían. Arañaban. Parecían auténticos murciélagos sobre la cerrada noche valenciana. Carácter. El que tanto pide el “Nunismo Ilustrado”.

Pese a ello, el Elche no se arrugó. Tampoco debía. Los de Fran Escribá tenían que sumar como si de luz para la fotosíntesis se tratara. Jonathas cabalgó la banda derecha y provocó la primera jugada con peligro. Además de polémica. Undiano Mallenco no decretó el penalti. Aun así pocos argumentos mostró el conjunto alicantino más allá de un gol en el descuento. Mal pintan las cosas en el Martínez Valero.

La segunda mitad estuvo de más para los ilicitanos. Perdidos. Rodrigo lo intentó una y otra vez. Pero su latigazo desde el costado izquierdo hoy no estuvo acertado. La última media hora fue para celebrar la venida de Lim y tres puntos más. El Valencia demostró que los de Riazor es un espejismo. Por ahora.