Había ganas de derbi en la capital del Turia, tanto granotas como blanquinegros durante las dos semanas de asueto por selecciones habían preparado un duelo que durante los últimos tiempos se ha equiparado como antes no ocurría. Los azulgranas de forma paulatina parecían eximirse el miedo que otrora les cohibía de los triunfos frente a los del Mestalla. En Orriols tenía lugar el primer duelo de la presente temporada, con además un clima de optimismo local desde la llegada de Alcaraz.

Con las ideas claras, el cuadro del técnico granadino expusieron sobre el césped su ideario: balón para el rival y potenciar las transiciones. Si bien durante el primer tiempo preponderó más el juego trabado y la rigidez de los sistemas, en el segundo tiempo el tanto de Casadesús fue el fruto de una permuta en el ritmo del encuentro. Con más llegadas por ambas partes, los locales se llevaron el gato al agua en una jugada a balón parado.

FOTO: Lázaro de la Peña / valenciacf.com

Antes del paso por los vestuarios avisaron ambos conjuntos por mediación de sus jugadores de referencia, Barral y Negredo, pero con suerte esquiva de cara al gol. Ambos de cabeza, con sendos testarazos pudieron cambiar el 0-0 que campeaba en el marcador pero bien por desacierto en el primero o de estorbo de Rodrigo en el segundo. Había pasado la media hora de juego y llegaban las primeras grandes oportunidades. Ninguno las concretó y así se llegó a un descanso necesario por la tensión que comenzaba a aflorar sobre el verde, ejemplificado en la tarjeta amarilla que recibió Sissoko.

Víctor abrió la veda

El segundo tiempo, otra historia. De una obra de tragedia para el público general a una comedia en forma de diversión. Casadesús, tras un saque de banda, avisó a Diego Alves que respondió bien también unos minutos después con Barral. El 1-0 llegó cuando se llegaba a la primera hora de partido. En un saque de esquina el Valencia recibió la medicina que lleva empleando con asiduidad durante la temporada.

El ritmo del partido se incrementó y Nuno tenía claro que los tres puntos eran necesarios. Feghouli y Parejo eran los encargados de convertir en positivo un marcador que por el momento era de lo más negativo. Rodrigo, entre el 1-0 y los cambios disparó con potencia desde dentro del área pero Mariño respondió correctamente. Fue el ‘21’, Parejo, quien tras una pérdida de balón en la medular del cuadro levantinista aprovechó para internarse en el área y definir de forma efectiva ante el guardameta local.

Parejo, la efímera ilusión, y la calidad de Morales

Sin respiro ni tiempo para asimilar una permuta en el devenir del encuentro; Morales, que también había aparecido como protagonista secundario desde el banquillo, adelantó otra vez al Levante. Una jugada individual del ‘11’ por la derecha, que al llegar a la frontal del área y con la banda derecha buscó la escuadra opuesta y la encontró para hacer un tanto de gran belleza. 2-1 y el Valencia seguía queriendo pero sin poder como lo demostraban sus ocasiones. Por el contrario, los de Alcaraz continuaban portando peligro para el cancerbero brasileño mediante transiciones y a balón parado.

El juego, volcado en el campo azulgrana, y con gran peligrosidad para Mariño. Un centro perfecto a la cabeza de Negredo permitió al ariete tener la oportunidad de empatar nuevamente el encuentro, pero el arquero local perfectamente blocó. Por acumulación, la zaga del Levante desesperaba a un Valencia que no encontraba la forma de desbaratar a un cuadro que se postergaba bien plantado. El Zhar salió para perder tiempo. De Paul, saliendo desde el banquillo a falta de diez minutos para el final, tuvo tras un slalom casi sin espacio en la frontal un disparo con calidad cruzado que cerca estuvo de lograr el ansiado empate en los últimos segundos. No llegó el empate y el jolgorio se hizo ver en un campo que veía como se reafirmaba un efecto positivo desde que Alcaraz se sentó en el banquillo.

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