665 minutos sin marcar llevaba el Celta de Vigo antes de que el colegiado diese el silbatazo inicial al duelo frente a un conjunto ché pleno de moral tras la victoria frente al Real Madrid. Una victoria que en el argot tenístico suponía romper el saque y que como bien se sabe en las pistas de tenis es más que necesario reafirmar ese break para que sirva de algo. Con la pelota del bando celtiña en los primeros minutos, Orellana después de una gran combinación celeste en la frontal pudo anotar solo ante Diego Alves pero el cancerbero marró la ocasión rival. Se despojó con varios acercamientos el cuadro ché. Pero no sería hasta el minuto 20 cuando Sergio Álvarez intervino para evitar que el cuero entrase en la portería.

FOTO: Miguel Riopa (AFP)

Sin que ninguno de los dos equipos instaurase su dominio en el devenir del partido, la pelota y la posesión andaba más tiempo en pies de jugadores del Celta. Los de Nuno, con más verticalidad, no conseguían intimidar en demasía la meta de Álvarez. Krohn-Dehli desde lejos intentó sorprender a Alves, pero el disparo se fue muy desviado.

Diego Alves prolongaba la pesadilla y Rodrigo la certificaba

Continuaba cayendo arena en el reloj a la par que no entraban balones en la portería de los rivales. Todo hasta que Otamendi derribó a Charles en el área y puso en bandeja de plata al conjunto de Berizzo derrumbar todos los males. Orellana era el encargado de ello, pero nadie cayó en la cuenta de que Diego Alves andaba bajo los palos. La pesadilla se prolongó y el mal fario continuaba meciéndose sobre Balaídos. El guardián de los once metros amplió su leyenda hasta las 17 intervenciones desde que arribó a la competición liguera española.

El aviso local no tuvo demasiada incidencia, pues con un conjunto valencianista que poco o nada se parecía al de la semana anterior contra el líder, el Celta trataba de romper con su mala racha. La portería rival convertida en un reloj de arena que no podía romperse pese a los continuos intentos. Y para más inri todo se acrecentó con el tanto de Rodrigo. El hispano-brasileño estaba siendo el más desequilibrante dentro del ínfimo desequilibrio ché. Y en una conducción perfecta del internacional español buscando su pierna zurda desde la banda derecha, encontró una posición franca de disparo. Potente, pero centrado. Pese a ello, Sergio Álvarez no pudo hacer nada más que ver como por debajo le pasaba con el consiguiente tanto.

Nolito agitó el árbol, Orellana recogió los frutos

Nolito era la esperanza y salió al terreno de juego en el descanso. El ‘10’ del Celta tenía la difícil misión de romper con la pesadilla viguesa. No viraba el rumbo del encuentro y los derroteros a la vuelta del vestuario proseguían por el mismo cauce. Con el balón para los de Berizzo, el Valencia no del todo cómodo y ocasiones efímeras que más bien eran conato de estas. A la tercera fue la vencida para Orellana, a la séptima para el cuadro vigués. Un saque de esquina peinado en el primer palo encontró al chileno en el segundo que empujó el balón a la red. Esa sensación de celebrar un gol después de 727 minutos llegó a cada aficionado celeste. Gritar “¡gol!” y levantarse. Se acabaron los malos augurios para los de Vigo con Nolito como principal baluarte.

727 minutos de Larrivey a Orellana

De Paul entró en el campo para tratar de virar el rumbo de la nave naranja. Negredo el elegido para dejar el terreno de juego. Cambiaba el dibujo de un conjunto valencianista que continuaba adormecido mientras Nolito andaba hiperactivo. Así, el ‘10’ logró con un disparo lejano volver a hacer trabajar a Diego Alves. Timorato el equipo de Nuno, no conseguía combinar ni conservar el balón. Las posesiones ínfimas reclutaban hombres valencianistas en torno a su área de forma continua. André Gomes trataba de intentar cambiar este hecho y junto al ex de Racing daban paulatinamente un nuevo aire a su equipo.

Las acaballas del partido denotaban un empate que a ambos entrenadores contentaban dado que en vez de cambios ofensivos realizaban simples permutas de piezas para dar resuello. Pese a ello el Celta tuvo una gran ocasión de nuevo. Un centro de Nolito buscando a Orellana en el segundo palo acabó rozando el palo cuando apenas quedaban tres minutos. Un tanto que cerca estuvo de llegar a favor de un equipo que buscaba la portería rival en contraposición a lo que mostraba su oponente.

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Sobre el autor
Adrián Navarro
ADE de la UV. Apasionado del deporte en general y, sobre todo, del fútbol, baloncesto y futsal. Entrenador de fútbol 7 y futsal en categorías prebenjamín, benjamín e infantil. Colaboré en Radio GED como tertuliano de fútbol internacional. Ahora en VAVEL persiguiendo un sueño: PE-RIO-DIS-MO!