Tirando de hemeroteca y dando un vistazo al pasado es fácil advertir que el Valencia Club de Fútbol parece estar entrando en una espiral de estabilidad desde la llegada de Peter Lim. Los tiempos de cambio perennes en los que se encontraba la entidad de la capital del Turia comienzan a evaporarse para dar la bienvenida a una continuidad institucional extrapolable al terreno deportivo. Con el singapurense como máximo accionista la figura del técnico elegido estaba bien clara: Nuno Espirito Santo. El luso, desconocido para la afición de Mestalla llegaba con pasado deportivista efímero y con unos primeros pasos como entrenador siendo profeta en su tierra. Del Atlántico al Mediterráneo con una apariencia agresiva y una personalidad tranquila. Su tono sosegado en las ruedas de prensa iba en consonancia a los nuevos aires que se postraban sobre la entidad blanquinegra y con prontitud calaría en una grada dedicada al ‘Nunismo’.

Del Atlántico al Mediterráneo con una apariencia agresiva y una personalidad tranquila

El comienzo fulgurante del equipo, aunado al gran ambiente festivo establecido en cada encuentro disputado en el feudo ché, ayudaron en gran medida a que Nuno tuviese el apoyo de todos y cada uno de los estamentos del club. La afición no tardó en advertir que con el gigante portugués se podría cambiar lo visto en los últimos tiempos. Muchos no estaban con él, las casas de apuestas pronosticaban una durabilidad efímera en el banquillo. Pero rompió todos los pronósticos con actuaciones soberbias con culmen en la lujuria contra el Atlético. Sin apenas camino recorrido, la grada se aunó con el equipo para alzar al cielo al técnico portugués. Un primer traspié en A Coruña no mermó su credibilidad. Mientras que sus variaciones tácticas para encajar a Negredo y Alcácer salieron bien en Eibar y se refrendaron en una tarde de enero. Contra el todopoderoso Real Madrid de los récords se alcanzó el éxtasis.

Nuno, con la grada en el bolsillo y el apoyo de la directiva parecía tener bien claro que su futuro pasaba por Mestalla. No solo se había comido los turrones, sino que desde el club se tenía claro que será el buque insignia del proyecto. Su ampliación de contrato hasta 2018 se hizo efectiva, para más inri, después de un empate discutido y en vísperas de una eliminatoria que podría acabar con las grandes expectativas puestas en el torneo de Copa del Rey. Pero a pesar de ello, parece que los primeros pasos de la era Lim seguirán dándose con Nuno al frente.

Este hecho, además, de culminarse y cumplirse el contrato en su totalidad portaría un hecho casi inaudito en la época moderna ché. Y es que desde que Unai Emery migrase de la capital del Turia hasta cuatro entrenadores fueron los encargados de dirigir a los valencianistas. Pellegrino y Djukic de paso fugaz con versiones mejoradas de la mano de Valverde y Pizzi, este último el antecesor de Nuno. Salvo el vasco, ninguno terminó de convencer a la grada. Una situación similar a la que se produjo desde que se marchó Benítez con Ranieri, Quique Sánchez Flores, Óscar Fernández y Ronald Koeman. Tres años de andanzas por el desierto hasta que Emery se postrase durante cuatro años, para convertirse en el técnico de mayor duración continuada en el banquillo ché desde Alfredo Di Stéfano.

En caso de que Nuno cumpliese el contrato, se colocaría a una temporada del vasco y del argentino. Pero bien es cierto que la volatilidad en términos de apoyo alrededor del Valencia es bastante cambiante. Con una afición y una prensa crítica, complicada es la tarea de tomar la manija del proyecto más ambicioso de la entidad. Los mimbres los tiene, pero también la dificultad incipiente de expectativas crecientes en el transcurso del tiempo. Una decisión, la de renovarle, que para muchos sorprende pero que la mayoría confía en que sea de una vez por todas el punto y seguido de un capítulo con demasiados puntos y aparte.

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Sobre el autor
Adrián Navarro
ADE de la UV. Apasionado del deporte en general y, sobre todo, del fútbol, baloncesto y futsal. Entrenador de fútbol 7 y futsal en categorías prebenjamín, benjamín e infantil. Colaboré en Radio GED como tertuliano de fútbol internacional. Ahora en VAVEL persiguiendo un sueño: PE-RIO-DIS-MO!