Mestalla encendido, casi literalmente como se veía en los prolegómenos por los aledaños del feudo ché. El Sevilla llegaba cuarto y el Valencia retaba a un cuadro con el que todavía perduraban rencillas de meses atrás. Cambiados los locales, el cuadro hispalense vio como André Gomes sacaba con prontitud la varita con un pase por encima de la defensa hacia Negredo. El pase del vallecano a Rodrigo no se hizo efectivo y la primera ocasión quedó en nada. Una chance que quedó aislada dentro de un inicio de encuentro con dominio incipiente por parte sevillista en torno al balón, que era para loos de Emery pese al cuarteto presentado por Nuno en la zona central del campo. Las faltas frontales iban encerrando a los locales en su campo y al cuarto de hora, Nico Pareja, pudo marcar con un remate sin oposición en saque de esquina.

Así, tras el aviso hispalense llegó una jugada similar a la primera que tuvieron los valencianistas. Negredo después de una prolongación de André Gomes controló y Diogo, le propinó una patada en la zona posterior del muslo provocando el penalti. Parejo, el encargado de lanzarlo. El ‘10’, el capitán, no eludió la responsabilidad y con tranquilidad logró engañar a Beto. El luso a la derecha, el balón a la izquierda. Gol. 1-0.

El Sevilla, que venía haciéndose fuerte en torno al esférico, vio como le duraba menos o, al menos, en zonas menos peligrosas para el Valencia. De hecho, los ché asestaban picotazos esporádicos sobre la meta de Beto. Gayá, convertido en extremo, le ganó la disputa a Coke y disparó cruzado de forma tan inocente que el cancerbero rival pudo hacerse con el balón sin problemas. Pasaban los minutos y André Gomes se hacía grande en el partido pese a que la posesión era andaluza.

Posesión, sí, pero infructuosa. El Valencia al contraataque derrumbaba al Sevilla en apenas media hora. Una falta provocada por Parejo, que le llevó a recibir la amarilla, sirvió para un minuto después encontrar el camino al gol. Rodrigo decidió excelso en un contragolpe que acabó en las botas del capitán a pase de Enzo Pérez. De nuevo Beto y Parejo, uno contra uno. Y otra vez el balón a un lado y el luso a otro. Gol, el segundo. La ilusión crecía.

Parejo, Bacca, Diego Alves, y su leyenda

Pero dos minutos después, en el área contraria, Parejo volvía a ser protagonista para derribar a Diogo. Se redimía el futbolista sevillista del penalti cometido a los quince minutos y dejaba a Bacca con la responsabilidad ante un Diego Alves invocado por la grada. Esta vez no pudo ser. El atacante venció y en la batalla de los once metros se impuso el delantero, Bacca, al cancerbero brasileño. La redención se le propuso a Diego Alves tan solo cinco minutos después. Cancelo fue quien derribó a Vitolo en esta ocasión. De nuevo Bacca el encargado de batir a Diego Alves. Pero esta vez la leyenda se volvió a agrandar. Esta vez no se le aclamó antes, sino que el arquero apareció para detener el penalti y que Mestalla se alzase mientras se encumbraba la figura del portero.

El partido se calentó, la grada encendida daba síntomas de la grandeza del partido y André Gomes trató de despojarse la presión sevillista con un disparo demasiado lejano que mansamente atrapó Beto. Poco más, o más bien todo esto, tuvo la primera mitad. Y quince minutos en el vestuario no cesaron la batalla. El Valencia directamente buscó una prolongación de Negredo a Rodrigo, que cerca estuvo de poder disparar.

Javi Fuego consumó la venganza

Los propósitos viraron y el cuadro de Nuno salió con la consigna de tratar de tener más el balón. André Gomes, Parejo y Enzo Pérez se disponían a crear y ocupar espacios en tres cuartos de campo volviendo loca a la oposición rival. Negredo, en una falta lejana, intentó batir la meta de Beto sin demasiado tino ni en colocación ni potencia. El partido se pausaba, el Valencia comenzaba a dominar el encuentro y Javi Fuego asestó un golpe duro a los sevillistas. Rodrigo fijó perfectamente a la defensa y dejó al centrocampista en posición franca en la frontal para el 3-1.

Se desató Mestalla, se desató un Valencia que olía sangre y quería ahondar en la herida. Un conjunto ché herido que hizo trabajar a Beto después de una jugada algo trabada por la izquierda. El Sevilla perdía fuerzas y Emery trató de dárselas introduciendo a Denis por Vitolo. Gameiro sustituyó también a Bacca y en apenas segundos cogió la espalda a la defensa poniéndole en bandeja de plata a Denis el tanto. No logró atinar el ‘17’ y el Valencia resoplaba en una segunda mitad que transitaba por el camino de la tranquilidad mientras Rodrigo soltaba chispazos.

Con el Sevilla volcado cada transición ofensiva ché era un peligro constante. Así lo certificaron André Gomes, Roodrigo y Negredo en una combinación casi perfecta con el “casi” como producto del último pase interceptado. Emery salía con todas sus cartas a falta de diez minutos retirando a Pareja para dar entrada a Iago Aspas. Rodrigo de nuevo, en otro contraataque, a punto de conectar con Negredo estuvo. Ya sin Negredo, pero con Alcácer, Rodrigo creó un nuevo contraataque que taponó Krychowiak. En una segunda mitad donde dominó el equipo ché con diferencia no dejó opciones a un Sevilla que superaba en la clasificación (a falta del partido que les enfrenta con el Real Madrid). Diego Alves fue clave y la vendetta se certificó.