32 años, dos semanas y tres días después el Valencia tenía ante sí la posibilidad de alzar un título liguero y viajaba a Málaga, acompañado de 3.000 valencianistas, con la Liga entre ceja y ceja. Al Valencia le valía con hacer lo mismo que el Real Madrid contra el Mallorca para proclamarse campeón. El Málaga, por su parte, tenía opciones de clasificarse para la Uefa.

El partido comenzó con agresividad por parte de los dos equipos y el árbitro dejando jugar. Baraja cogió el timón y empezó a distribuir balones a un lado y otro del campo. Sin embargo, la primera ocasión peligrosa del partido fue para el Málaga en una mala cesión de Curro Torres que interceptaba Darío Silva, quien se desharía de Cañizares con un recorte y su disparo lo acabaría despejando a córner Pellegrino.

En el minuto 8 llegó la primera del Valencia. Vicente se internó por banda y su centro lo cabeceó Angulo a las manos de Contreras. Pablo Aimar comenzaba a desprender magia y tras caracolear en banda, su disparo con la izquierda llegaba manso a las manos de Contreras. Darío Silva era el más incisivo y creaba peligro por la izquierda aprovechando el nerviosismo de Curro Torres.

El Valencia avisaba con una pared entre Aimar y Angulo en el pico del área, pero el argentino no llegaba a disparar a puerta. El Málaga contestaba con un disparo lejano de Zárate que salía desviado. Un nuevo lanzamiento de Aimar tras un córner sería el siguiente aviso valencianista. El mayor peligro lo traía el payaso cayendo a banda para crear superioridad con Vicente o Rufete. Una preciosa combinación entre Vicente y Aimar terminaría con un disparo desviado de Angulo, que ejercía de falso nueve en el esquema de Benítez.

Ayala voló hasta el cielo

La grada visitante se cayó y el Valencia se sentía campeón

En el minuto 34 y con el Valencia ya dominando el partido, llegaría un córner que resultaría clave. Vicente plantó el esférico, dio unos pasos atrás para coger carrerilla, avanzó hacia el balón y lo acarició hacia el área malaguista. Ayala flexionó las piernas y como un resorte saltó hasta el cielo de la Rosaleda y cabeceó el balón al fondo de las mallas. La grada visitante, que realmente se extendía por todo el estadio a causa de los pases que habían vendido los aficionados del Málaga, se caía y el Valencia se sentía campeón.

Baraja comandaba a su equipo, escudado por David Albelda, y el Valencia estaba seguro de sus posibilidades: todo el equipo tenía fe en el mando. En el minuto 40, el Málaga daba un susto en una falta lateral que prolongaba Darío Silva y remataba Fernando Sanz, aunque directamente fuera.

En el minuto 44, y con mucha intriga, llegaría el gol de la confirmación valencianista. Fabio Aurelio se plantaba en el área tras una doble pared con Aimar y su disparo cruzado entraba por la escuadra. Pérez Burrull, en primera instancia, anuló el tanto por fuera de juego, pero tras consultar en repetidas ocasiones con el asistente y después de unos minutos, finalmente concedió el gol. Tras el nerviosismo por la intriga, la afición valencianista volvía a estallar de alegría y La Rosaleda se llenaba de sonrisas.

Tras todas las protestas locales, el partido se reanudaba por fin y en el minuto 52 el árbitro indicaba el camino hacia los vestuarios. El Valencia se marchaba al descanso sabiéndose virtualmente campeón, con el dulce sabor de boca de quien está haciendo bien las cosas.

45 minutos de espera para la gloria

El Málaga intentaba dar la vuelta al marcador, pero sus intentonas quedaban en nada gracias al trabajo defensivo del Valencia que convertía la segunda parte en un mero trámite. En el minuto 49 lo intentaba Dely Valdés, pero su remate fue muy flojo y acabó manso en las manos de Cañizares. En el 51, tras una pared con Angulo, Baraja tenía la mejor ocasión del partido, pero su disparo, flojo, lo detenía Contreras.

Precisamente el Pipo fue quien se hizo amo y señor en la medular, sacó el reloj y contemporizó el juego hasta adormecer las fieras del Málaga. Mientras, Albelda barría toda opción de ataque malaguista. Baraja en una falta ponía a prueba a Contreras, que respondía bien. Darío Silva continuaba siendo el único argumento malaguista.El Valencia, crecido, controló el juego hasta final del partido y se coronó como campeón de Liga 31 años después. En el minuto 84 Mista estuvo a punto de marcar el tercero y poner el broche de oro a una noche mágica, pero el balón golpeó en el poste. Finalmente, el árbitro indicó el final y la alegría estalló en Málaga entre los desplazados y en toda Valencia. La plaza del ayuntamiento fue un hervidero, y toda una ciudad sonreía orgullosa de ver a su máximo representante en lo más alto de la tabla, de ver a un Valencia nuevamente campeón.