Vallecas se preparaba para vivir una gran tarde. Víspera de festivo, el sol luciendo y la visita de uno de los grandes de la Liga, a quien se recibía con la tranquilidad de saberse prácticamente salvados. Las gradas presentaban un aspecto envidiable, incluida la poblada zona visitante, y todo hacía presagiar una gran tarde de fútbol.

Con las cartas encima de la mesa

Vicandi Garrido dio, tras un respetuoso minuto de silencio, el pistoletazo de salida al encuentro. El Valencia, deseoso de los tres puntos que le acercaran al objetivo de la Champions, tardó menos de un minuto en presentar sus credenciales. Había venido a dominar el partido e indefectiblemente a ganar. En una cabalgada por banda de Álvaro Negredo, el vallecano centró al área, donde André no fue capaz de efectuar un remate que creara peligro a la meta de Toño.

En el minuto 3 Rodrigo Moreno recibió un balón de André en banda, encaró a su marcador y recortó hacia dentro, perfilándose para un disparo con la zurda que se marchó alto. Los primeros minutos eran un monólogo valencianista y en el 9, tras una pared de Barragán con Parejo, el lateral valencianista vio solo en la otra parte a Pablo Piatti, cuyo control defectuoso se escapó hasta salir casi del área el cuero, pero el argentino logró alcanzarlo antes que nadie y volvió a meterlo en el área, donde Parejo remató, Toño despejó y, en el rechace, André Gomes lo tiró a la grada.

Solo un minuto más tarde el Valencia repetía una acción peligrosa desarrollada de forma similar. Rodrigo, tras recibir de Parejo, cambió el sentido del juego para Piatti que vio entrar libre de marca por la autopista que se abría a su izquierda a Gayà. El centro del de Pedreguer se paseó por el área pequeña sin encontrar rematador. Seguía activo el Valencia, casi frenético en sus ataques y rápidas transiciones iniciadas por Gomes o Parejo.

En una de estas, en el minuto 15, Parejo envió un balón en profundidad a la espalda de la defensa. Al envío podían llegar Negredo y Rodrigo, así que el Tiburón decidió olvidarse del esférico y buscar posición de remate que ofrecerle al hispano-brasileño. Éste, sin embargo, eligió la opción individualista y se introdujo casi hasta el punto de penalti disparando excesivamente centrado, sin problemas para Toño.

La humanidad de Alves

En el 19 la primera oportunidad del Rayo dejó al descubierto un hecho que Diego Alves se empeña, jornada tras jornada, en intentar negar. El guardameta brasileño resulta ser humano, y como tal comete errores alguna vez. Fallos que pueden llegar a ser garrafales como este. Adrián Embarba remató desde la frontal, sin demasiada fe, flojo, al centro y a media altura. A sus manos. El portero del Valencia no acertó a blocar un balón que debió ser suyo 99 de 100 veces y que acabó colándose en la portería poniendo el 1-0 en el marcador.

A partir de este momento el Rayo se asentó en el terreno de juego y comenzó a tener un poco más el balón. El Valencia, mientras tanto, trataba de reponerse al golpe con transiciones rápidas conducidas en su mayoría por un activo André Gomes. Una de estas cabalgadas del portugués, en el minuto 38 de partido, terminó con una dejada de Rodrigo para un Negredo que, en idónea posición, no acertó a rematar.

Reacción valencianista

Tras la reanudación, el Valencia decidió volver a ir a por el partido. Con un conjunto de Nuno Espírito Santo intentándolo, aunque sin la frescura de los primeros minutos, y con un Rayo mejor posicionado en el campo, concediendo menos opciones de sorpresa al rival, el partido parecía encallarse. Pero en el minuto 58 una acción de Parejo, que terminó estrellando un disparo desde la frontal en el poste y en la cabeza de Toño respectivamente antes de marchar a córner, recuperaba para los blanquinegros la sensación de poder hacer daño a los vallecanos.

En el minuto 65 Parejo consiguió, de bonito lanzamiento de falta, empatar el partido tras una polémica jugada que significó la expulsión de Morcillo. El Valencia había tirado de orgullo y carácter para meterse en el partido y, a falta de 25 minutos, lo tenía todo de cara para llevarse los tres puntos al jugar contra uno menos, pero el partido entonces terminó por enloquecer.

Vallecas se alza en armas

Nuno mandó un mensaje inequívoco al equipo: quitó a un central, Mustafi, para meter a Paco Alcácer y juntar a sus dos delanteros en los últimos minutos. Vicandi Garrido expulsó a Paco Jémez y este hecho resultó ser la chispa adecuada para que la afición vallecana acabara siendo determinante en el devenir del encuentro. A partir de ese momento, el público llevó en volandas a sus jugadores que llegaban a cada cruce con la ventaja del impulso que les daba el aliento popular.

Rodrigo limitó las opciones de victoria valencianista al dejar con diez a su equipo

Así pues, aún con diez jugadores, el Rayo dispuso de una de las mejores oportunidades cuando Kakuta recibió en el interior del área, controló girándose y se quedó solo en una posición franca para fusilar a Diego Alves. El de Río de Janeiro volvió a demostrar que, a pesar de ser humano, está hecho de otra pasta y sacó una mano espectacular salvando a su equipo y enviando el trallazo de Kakuta a córner.

Trashorras tuvo una falta en buena posición y su lanzamiento, que buscaba la escuadra derecha de la meta de Alves, salió por poquísimo. Con el Valencia volcado buscando, con más coraje que fútbol, el gol de la victoria llegó una acción que limitaría las opciones de victoria valencianista: Rodrigo derribó sin balón a Toño y dejó a su equipo con diez para afrontar la recta final de la batalla de Vallecas.

De Paul entró por André Gomes en la última sustitución valencianista y el Valencia tuvo el control del juego durante los últimos minutos. Movió con criterio y dispuso de dos tentativas clarísimas para llevarse la victoria, pero Feghouli cabeceó demasiado picado y Alcácer envió demasiado alto ante la salida de Toño cuando tenía hasta tres compañeros en mejor posición de remate en el corazón del área.

El partido llegó así a su fin. El punto sirve al Rayo para certificar matemáticamente la permanencia y prometer batalla por apurar las opciones europeas hasta el último instante. El Valencia sigue dependiendo de si mismo para entrar en Champions y en esta batalla ha demostrado tener una determinación distinta a la de los últimos años. Ante tanta adversidad, el Valencia no se arrugó y logró, al menos, puntuar en un campo que fue por 90 minutos, campo de batalla.