Tras unos partidos en los que el Valencia se ha medido a rivales de un nivel medio como el Red Bull Salzburgo o el Werder Bremen, le llega la primera piedra de choque, el todopoderoso Bayern de Munich, un rival ideal para ver cual es el nivel real de los de Nuno de cara a la fase previa de la UEFA Champions League.

El equipo que comanda con mano de hierro Pep Guardiola es un equipo desconcertante, o al menos lo fue el último año y en este inicio de pretemporada. Es un equipo capaz de arrollar a sus rivales y capaz también de dejar lagunas en su juego que hacen entrever una cierta fragilidad impropia en el rocoso fútbol alemán de antaño.

Queda muy poco del equipo que el técnico catalán heredó de su antecesor Jupp Heynckes. No en cuanto a nombres, donde la estructura se mantiene, sino en cuanto a estilo. Guardiola ha mutado con un éxito relativo aquel estilo vertiginoso del equipo del triplete a un juego de toque que por momentos le ha llevado a convertirse en un equipo casi previsible. 

El término casi es importante porque un equipo con futbolistas de la talla de Gotze, Lewandowski, Robben o Ribery nunca termina de estar plenamente defendido, siempre hay una salida para sobrepasar los entramados tácticos del rival.

A pesar del talento individual, el botín cosechado por los de Guardiola el año pasado fue insuficiente. Se adjudicó la Bundesliga, un título casi rutinario para el Bayern en los últimos años, pero cayó en la final de Copa ante el Borussia Dortmund y no dejó sensación de poder plantar cara al Barcelona en semifinales de Champions. 

En el Allianz se espera desde hace un tiempo una revolución, un cambio que frene el aire a recesión que salpica a un equipo que poco a poco se aleja del nivel de Madrid y Barça. Tal vez la Bundesliga no sea el baremo para un conjunto de la talla del Bayern o tal vez el equipo se haya vuelto demasiado plano y los grandes clubes del concierto europeo sepan frenar el fútbol de escuadra y cartabón que hace unos años arrasaba en Europa.

Lo cierto es que el Bayern vive en una transición constante. Este año sin ir más lejos se ha marchado uno de sus emblemas, Bastian Schweinsteiger ha pusto rumbo a Manchester. A cambio el equipo de Pep ha traído a Douglas Costa, un futbolista mucho más vertical que pretende subsanar los problemas físicos que sufrió el equipo la temporada pasada. 

Con Robben y Ribery fuera por lesión, el naufragio se hizo casi inevitable y Guardiola encontró en el banquillo una amalgama de mediocentros incapaces de dotar al equipo de ese cambio de ritmo. Este año Douglas Costa puede hacerlo.

Este es el aspecto diferencial que presenta el Bayern respecto al año pasado. En la portería sigue estando Neuer, uno de los mejores porteros del continente. Tiene una defensa algo lenta para jugar tan adelantada y eso sí, un centro del campo y un ataque demoledores. Ahí es donde la calidad de hombres como Thiago, Xabi Alonso, Gotze, Muller o Lewandowski hacen la diferencia.

Si el Valencia quiere hacer daño al conjunto bávaro deberá reducir el radio de acción de estos futbolistas a través de ayudas defensivas y tratar de buscar la velocidad al contragolpe de sus mejores hombres en ataque. El Bayern es un rival de los grandes del concierto europeo, pero también es un equipo cuya creencia en un modelo único le juega malas pasadas. Es una oportunidad de oro para que el Valencia refuerce su confianza de cara a la fase previa de la Champions League.

VAVEL Logo