Década de los setenta en las calles de la Córdoba argentina, mientras los sonidos del miedo azotaban una revolución política y militar que cambiaba el país, un niño juega en la alfombra del salón de su casa, la televisión blanca, gris y negra, encendida y de fondo suena la voz doliente de Carlos Gardel cantándole al amor. "El día que me quieras, la rosa que engalana se vestirá de fiesta con su mejor color", es el sonido melancólico desde la radio de la voz que se llama tango, en la televisión, fútbol. Ese sonido de tango argentino, el compás característico de la tristeza, la ilusión imposible y la traición, ese que te hace flotar, que te lleva de un lado a otro, que te arrastra, te alborota y después la pega rompiendo a gol; en la tele Marito el "Matador".

Los rivales se atolondran, parece que corre, parece que flota, parece que se cae, pero no, la pelota le ama. Es Kempes el que la va llevando, en cámara lenta, haciendo el momento inmortal y eterno; baila y la pisa, se para y se mueve, da fuego a su instinto goleador. El niño oye por primera vez una cantinela que se repetirá en su subconsciente siempre que vea a un futbolista que domina el viento: “No diga Kempes, diga gol”.

Primeros años de "el Matador"

La historia del Valencia seguramente no hubiese sido la misma sin Mario Alberto Kempes, original de Bell Ville, Córdoba (Argentina). Nacido el 15 de julio de 1954, cursó los estudios de primaria en su ciudad natal, mientras empezaba a patear la pelota con su equipo de barrio, el Platense. Pasó al equipo de su ciudad, Talleres de Bell Ville, ya se le veían las hechuras de alguien importante, pero tenía que trabajar en una carpintería para ayudar a la familia. La siguiente estación en su vida deportiva sería el Instituto Atlético Central de Córdoba, en la Alta Córdoba, a tres horas de viaje de su casa, gracias a que el dueño de la carpintería conocía a alguien allí. En los 15 primeros minutos descubrieron que tenían un diamante entre las manos.

En los 15 primeros minutos descubrieron que tenían un diamante

Sin embargo, su padre no quería que Mario descuidara los estudios por lo que tuvo que seguir viajando de ida y vuelta, de Bell Ville a la Alta Córdoba, para poder entrenar y estudiar. Eso no fue un impedimiento para proclamarse campeón con el equipo cordobés en segunda división y clasificarlo para el Campeonato Nacional

argentino (campeonato que se disputa la seguna parte del año) al año siguiente de su fichaje con un total de 78 goles en 81 encuentros. Marcó su primer gol en primera división en su segundo partido, ante River Plate al poco de iniciarse el encuentro.

En 1974 fue fichado por Rosario Central a cambio de 130 millones de pesos argentinos de aquella época. En los dos años que estuvo en el equipo "canalla", disputó 123 partidos en los que marcó 97 goles, ganando en ambos años el trofeo de máximo goleador argentino. En 1976 firmaría por el Valencia CF por 30 millones de pesetas.

Su etapa en el Valencia CF

Aquí, en tierras levantinas los aficionados poco conocían de él, "el Matador" sabían que le llamaban allá en el inverno austral argentino. Un apellido bisílabo y armónico, Mario Kempes, que ya había hecho diabluras con su selección marcando con sólo 19 años en Wembley ante Inglaterra. Las pocas fotografías que llegaban cortesía de "el Gráfico" sobre ese rosarino eran oro en paño en épocas en que la información era mucho más secreta. De hecho, incluso había participado en la Copa del Mundo de Alemania de 1974 pero nada reseñable ni de su participación ni de su selección.

Pasieguito buscaba alguien que diera un salto de calidad al equipo, la orden del presidente Ramos Costa era clara: fichar a Rainer Bonhoff, pero el alemán no se iba a mover de su país que defendería título en el Mundial de 1978. Sin embargo, había un plan K, Pasiego se fue a Argentina con una idea entre ceja y ceja: fichar a Mario Alberto Kempes de Rosario Central. «Cuando a un jugador del interior lo destacan tanto en 'El Gráfico' será por algo».

Foto: elmundo.es

Llegó el Trofeo Naranja y el equipo se presentaba ante su afición. También lo hacía Kempes y ante un equipo ruso. Di Stéfano ya lo había avisado: nada de equipos comunistas en verano que nos retratan; y así pasó. Los anfitriones eliminados del Naranja por unos rusos que jugaron como si les fuera la vida. El estreno, un fiasco y todos conocen la historia: Mario Kempes falló un penalti como guinda a su desastrosa presentación. Dos días después volvió al escenario, segunda oportunidad. Derrota con el Hércules acompañada de un aguacero que compuso un paisaje desolador. A continuación vino el inevitable juicio y, por supuesto, la condena: "vaya petardo". Su avalista hubo de dar las pertinentes explicaciones ante la superioridad. Pasieguito no daba crédito ante la evidencia de lo que parecía un error mayúsculo.

Un giro de cuello sobre la marcha al primer palo que sorprende a la defensa, primer gol

El fútbol parece que sigue siendo el mismo, si no eres el mejor jugador del partido en todos los partidos significa que estás fuera de forma, que no mereces lo que te pagan, que no sientes los colores, que no eres ese salvador que parecías ser. Primer partido de liga, en Balaídos, bajo la batuta de Heriberto Herrera, un Celta recién ascendido y un empate al descanso. Fenoy, compatriota de Mario en la portería rival, un giro de cuello sobre la marcha al primer palo que sorprende a la defensa y a su compatriota, cuando reaccionaron el balón ya estaba dentro. Fue el primer gol de Kempes. Poco después llegó el segundo, pared en la frontal del área con el 'Lobo' Diarte, visto y no visto, tres toques, pasa el balón, se lo devuelve el paraguayo en profundidad y la locura. Marito, que con el interior del pie izquierdo ajusta el remate final, se va hacia la grada del fondo norte, se arrodilla y alza los brazos. Ése es "el Matador".

Conisguió el trofeo Pichichi en su año de estreno

A partir de ahí conisguió el trofeo Pichichi en su año de estreno, el que considera más especial, compitiendo hasta el final con el espanyolista Rafael Marañón, el canario argentino “Puma” Morete y el barcelonista Manolo Clares. Los dos primeros junto a Kempes llegaban empatados a 22 goles en la última jornada, Clares 21. Ninguno logró marcar, excepto Clares que marcó un gol provocando un cuádruple empate. Sin embargo, "el matador", que se enfrentaba a un Atletico de Madrid ya campeón, marcó dos goles y consiguió dar a su equipo la victoria final (2-3). A pesar de la mejoría, el equipo no consiguió ningún título aquella temporada 76-77, ni siquiera alcanzó su objetivo de clasificarse a Europa al quedar séptimo, pero el Trofeo Pichichi fue a parar al entonces Estadio Luis Casanova, sólo Mundo lo había ganado anteriormente para el equipo ché.

Con pintas más cercanas a un rockero que a un futbolista, con la melena al viento y cara de tipo duro, Mario Alberto volvió a ganar el Trofeo Pichichi al año siguiente con 28 goles, llevando a su equipo, esta vez sí, a clasificarse para competición europea. El mundial en su país natal se vislumbraba a final de temporada.

Los años de gloria: Copa del Mundo de 1978 y títulos con el Valencia CF

Argentina, que aún no conocía al gran Diego Armando Maradona, tenía un ídolo, una figura a la que agarrarse y a la que seguir hasta el final, Mario Alberto Kempes. Sin embargo durante la primera fase, ante equipos como Francia, Hungría e Italia, Marito no vio puerta. César Luis Menotti, el "Flaco", había dicho sobre el "Matador": "Tiene potencia, buen toque, despliegue y pegada. Es un jugador desequilibrante que puede jugar como delantero por el centro". Ese jugador tenía que aparecer.

“Le sugerí que se afeitara el bigote a modo de cábala, y parece que funcionó. Metió 6 goles, quedó como goleador y fue elegido la figura del torneo”

Un poblado bigote, algo habitual en aquella selección argentina, parecía tener la culpa. Menotti, buscando soluciones para recuperar a su delantero más eficaz y que esa misma temporada había sido el máximo goleador de la Liga española por segundo año consecutivo, se olvidó de argumentos futbolísticos y apostó por lo psicológico. “Le sugerí que se afeitara el bigote a modo de cábala, y parece que funcionó. Metió 6 goles, quedó como goleador y fue elegido la figura del torneo”, confesó el propio Menotti tras el Mundial. Y efectivamente fue así: dos goles a Polonia, otros dos a Perú y dos más en la final contra Holanda. "Luque me entregó la pelota. Piqué, entré al área, me salió el arquero y comencé a caer. En el último esfuerzo alcancé a tocarla. Fue gol. Nunca en mi vida escuché un estruendo como ése. El césped temblaba."

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Con esas palabras Kempes recordaba su primer gol ante Holanda en el minuto 38 de la gran final. Sin embargo, a los pocos minutos, el holandés Dick Nanninga empataba el encuentro. Así se llegaba al final del partido, en la prórroga Kempes volvía a marcar en el minuto 105 y Daniel Bertoni cerró el partido con un tercer gol en el 116. Argentina campeona del mundo por primera vez en su historia.

"Luque me entregó la pelota. Piqué, entré al área, me salió el arquero y comencé a caer. En el último esfuerzo alcancé a tocarla. Fue gol. Nunca en mi vida escuché un estruendo como ése. El césped temblaba"

Aquel fue un torneo en el que no participaron ni un juvenil Maradona de 18 años, ni Johan Cruyff como medida de protesta por el régimen y represión política en Argentina además de tener miedo ante un posible secuestro del que ya fue vícitma un año antes; pero sí lo hicieron consagrados futbolistas internacionales de la época como Johan Neeskens, Teófilo Cubillas, Zico y Dino Zoff, además de Michel Platini, Karl-Heinz Rummenigge y Paolo Rossi, entre otros jóvenes valores destacados.

Mario volvió a Valencia como campeón del Mundo y no defraudó. Una camiseta, la de la senyera, se fue paseando en el Estadio Vicente Calderón, con Kempes y el Valencia por quinta vez campeón de la Copa del Rey, en un partido en el que se merendó al Real Madrid marcando los dos goles del resultado final (2-0) que llenó de alegría las gradas de la afición valencianista mientras sufría las iras de la afición local al finalizar el encuentro.

En el 14 de Mayo de 1980 ante el Arsenal inglés el Valencia lograría la Recopa de Europa. Mario Alberto Kempes fue pieza clave en la consecución del título, a pesar de que falló el penalti que lanzó en la tanda final. Esto no empañó de ninguna manera su gran actuación a lo largo de toda la competición, pues fue su máximo goleador con 9 goles. En diciembre del mismo año, el Valencia CF también

Kempes con la Recopa y la Supercopa de Europa // Foto: marca.com

lograría alzarse con la Supercopa de Europa ante el Nottingham Forest, el mejor equipo de Europa en aquellos momentos y que se alzó con la Copa de Europa en los años 79 y 80. El partido se jugaba a ida y vuelta, el equipo ché perdió en la ida en tierras británicas por 2-1, pero consiguió dar la vuelta a la eliminatoria en el Luis Casanova, tras ganar 1-0.

Últimos años como jugador profesional

El Valencia CF le hizo un homenaje en 1993 donde "el Matador" dijo adiós a lo grande: marcó tres goles y ofreció una lección de ese fútbol mágico

Mario Alberto Kempes fichó por River Plate en 1981, por un importe de 300 millones de pesetas (diez veces más de lo que costó al Valencia), ganando el Campeonato Nacional con Alfredo Di Stéfano de entrenador y marcando un gol en la final ante Ferro Carril Oeste. Sin embargo, en la temporada siguiente , 1982-83 volvió al Valencia al abonar el club argentino menos de la mitad del importe, sólo 130 millones de pesetas, que adeudaba al club blanquinegro. Su última temporada como valencianista fue la 84-85 y su último partido oficial fue el que disputó ante el Real Murcia, jugando de titular y marcando un gol en el minuto 37. El Valencia CF además le hizo un partido homenaje en 1993 donde "el Matador" dijo adiós a lo grande: marcó

Mario en Chile / Foto: revistaunanuncio.com.ar

tres goles y ofreció una lección de ese fútbol mágico que le caracterizó durante su estancia en España. El público agradeció el generoso esfuerzo que derrochó a sus 38 años y las muestras de exquista calidad que surgieron de sus botas y, puesto en pie, le despidió con una atronadora ovación cuando abandonó el campo mediada la segunda parte.

Tras el Valencia, Mario probó suerte en un equipo de futbol sala, el Autocares Luz, aunque la experiencia no fue muy duradera. Finalmente a los pocos meses acabó recalando en el Hércules CF logrando con sus goles que el equipo siguiera en primera durante las dos temporadas en las que estuvo en él.

Acabó su carrera en el Pelita Jaya de Indonesia en 1996 marcando 10 goles en 15 partidos y con la edad de 41 años.

Más adelante Mario fue viajando a distintas ligas y clubes como el First Vienna FC, Sankt Polten, Krems, u otros como Arturo Fernández Vial, equipo de la Segunda División del fútbol chileno. En este último se convirtió en figura a pesar de su avanzada edad para el fútbol, marcando cinco goles en solo 11 partidos en Chile y ya en el año 1995. Acabó su carrera en el Pelita Jaya de Indonesia en 1996 marcando 10 goles en 15 partidos y con la edad de 41 años.

Hoy, a los 61 años de edad y tras pasar una operación de corazón que le ha supuesto su nuevo nacimiento, vuelve al Valencia CF para ser el encargado de dar suerte al equipo durante el sorteo de la Fase Previa de la UEFA Champions League, y de ser un referente internacional de este nuevo Valencia CF de Peter Lim. Protagonista en la presentación de los nuevos fichajes del equipo en la Welcome Party de este jueves, además será el padrino del Trofeo Naranja Estrella Damm del sábado día 8 de agosto.