El Valencia Club de Fútbol juega en el día de hoy el que sea, más que posiblemente, el partido más importante a nivel internacional en muchos años. La vuelta del conjunto del Turia a la Champions League no solo es una motivación puramente deportiva, huelga decir la ilusión que ha inundado a la hinchada valencianista y más después del resultado de la ida, la vuelta a la Copa de Campeones es además, una de las piedras angulares del gran proyecto que el nuevo máximo mandatario de la entidad, Peter Lim, se ha marcado.

Por otro lado, el Valencia no ha cerrado aún su plantilla, la intención de Nuno es que lleguen un jugador de banda y un central que iguale el nivel de Otamendi, por lo que el dinero a invertir, lógicamente, dependerá de si el conjunto del luso se clasifica para la competición de las estrellas o si por contra, no lo logra.

La afición se ha movilizado en masa, más de 1000 valencianistas alentarán al equipo desde las gradas del Luis II de Mónaco. El conjunto de Mestalla ofertó entrada más autobús y estancia a un precio razonable y la respuesta de la gente ha sido contundente, la hinchada está con el equipo. Un gran número de autobuses salieron de Valencia en la jornada de ayer para llegar hoy a Mónaco, otro gran bloque de gente ha preferido viajar con su vehículo hasta el principado. La afición valencianista tiene hambre de títulos, de volver a jugar por el máximo galardón europeo y todo pasa por el estadio donde el Valencia CF ganó su último título europeo. Aquella noche mágica de 2004 en el Luis II.

Foto: UEFA.COM

Por aquel entonces, el panorama del fútbol español era totalmente distinto, el Valencia estaba en la puntera de los equipos europeos, era un club saneado y que contaba con una plantilla envidiable.

La temporada 2003/2004 es una de las temporadas más recordadas por los aficionados del conjunto che. A los mandos de la nave 'che', un técnico desconocido en aquel momento, Rafa Benítez, hizo campeón de liga y copa de la UEFA al equipo blanquinegro, tras esta temporada, fichó por el Liverpool donde continuó su senda de éxitos.

Así pues, con su marcha del equipo valencianista, el equipo directivo del entonces presidente Jaume Ortí decidió apostar por un hombre que había triunfado a orillas del Turia, Claudio Ranieri. El verano y las jugosas ofertas de propios y extraños arrebataron de las manos del italiano jugadores de la talla de Fabio Aurelio y Mohamed Sissoko. La plantilla que dejó Rafa Benítez no era demasiado extensa y unida esta circunstancia a la marcha de jugadores importantes llevó al Valencia a tener que fichar bien y en cantidad. El conjunto de Mestalla desembolsó una gran cantidad de dinero aquel verano para cerrar entre otros a Bernardo Corradi, Marco Di Vaio, Emiliano Moretti, Correira, Stefano Fiore... Muchos de ellos vinieron avalados por Ranieri, muchos de ellos abandonaron la disciplina un año más tarde y Ranieri no acabó la temporada por la catástrofe que fue aquel curso.

Pese a esto la temporada empezó con una derrota en la Supercopa de España, pero con una victoria en la de Europa, la afición valencianista creía que aquella temporada igualaría o incluso superaría a la anterior. A mediados de agosto, en el mismo estadio en el que hoy juega el conjunto 'blanquinegro', el Valencia se batió con el Porto por la Supercopa europea. El equipo portugués venía con una plantilla interesante, pero, sin su máximo valuarte, su entrenador, José Mourinho. De entre otros nombres de aquel Oporto destacaban Hélder Postiga, Pepe, Quaresma y demás. La previa otorgaba a los lusos ventaja sobre el conjunto valenciano, y las calles del principado se llenaron de naranja y de azul, los dos equipos de moda se batían en un partido para el recuerdo. Claudio Ranieri, apostó por un once con dos puntas, alineó a Marco di Vaio y a Corradi dejando así a M.A. Mista en la banca. Por la banda izquierda actuó Vicente Rodríguez que en aquel entonces se le consideraba uno de los mejores extremos de Europa, en el medio sobresalió el nombre de Rubén Baraja, mariscal e ingeniero del Valencia de Rafa Benítez y en defensa Marchena marcó la pauta, la portería era para Santiago Cañizares.

Foto: UEFA.com

La final se disputó con amplia presencia valencianista en las gradas, y el encuentro de los de Ranieri no fue brillante hasta el primer gol de Baraja. El Porto bloqueó a Vicente y a Rufete, y desactivó hasta el primer gol a Baraja. Llegando al ecuador del partido Vicente puso un centro pasado tras pase de Di Vaio, el balón voló más allá del punto de penalti, parecía imposible rematar con acierto, sin embargo, Baraja tuvo más fe que nadie y remató con todo. El balón penetró en la red de los dragones con mucha fuerza, el Valencia CF estaba por delante. Tras dos buenas ocasiones para los lusos, el partido empezó a calentarse y apareció el juego subterráneo.

En el segundo tiempo, la posesión se repartió y el partido estaba igualado hasta que en una carrera, otra vez, como hacía tan bien, Vicente Rodríguez puso un centro de órdago a la cabeza de Di Vaio, quien fusiló con la testa y dejó el partido, 'a priori', visto para sentencia. La emoción la puso Quaresma que a falta de un cuarto reventó el balón desde casi el círculo de medio campo y puso un obús en la escuadra de Cañizares al que el portero, ex del Celta y del Madrid entre otros, no pudo llegar. El Valencia venció de esa manera su último título europeo, y hoy la senda para conseguir otro empieza donde la historia puso punto y final, o punto y seguido. A las 20:45 las dudas se disiparán.