Es difícil saber dónde se encuentra en este momento. Probablemente, cuando usted acabe de leer esta nota, Jorge Mendes ya habrá pasado de un país a otro. Y es que el agente portugués de 49 años no para de viajar para cerrar negocios y visitar jugadores. La mayoría de los escritos sobre su persona afirman que “desayuna en Madrid, come en Londres y cena en Milán”. Sus teléfonos no paran de sonar. Todo lo que toca parece convertirse en oro. Hasta el balón.

Cuando era tan sólo un niño caminaba por Fonte da Telha, la playa ubicada a kilómetros de Lisboa, vendiendo sombreros y bolsas de mimbre para llevar dinero a su casa. 40 años más tarde, Cristiano Ronaldo le regaló una isla en Grecia como presente de bodas.

Se trata del representante del mundo del fútbol más exitoso del último tiempo. Maneja los destinos de jugadores como Radamel Falcao García, Ángel Di María, Diego Costa, James Rodríguez y Cristiano Ronaldo, entre otros; y del polémico José Mourinho, director técnico del Chelsea.

En el último mercado de verano, tan solo un puñado de sus representados movilizó la hiperbólica suma de 400 millones de euros. Ángel Di María del Manchester United al París Saint Germain por 63 millones, Anthony Martial del Mónaco al Manchester United por 50 millones (más variables), y el argentino Nicolás Otamendi del Valencia al Manchester City por 45 millones, constituyeron las principales ventas millonarias del agente portugués.

La novela del llamativo lisboeta al que el Financial Times definió como “la mano invisible del mercado”, el agente que negocia los destellos de magia de sus protegidos con los dioses más poderosos del fútbol, y logró conseguir lo que tantos buscan cada día: ganarle el partido al destino.

De las canchas al escritorio

Años después de recorrer la arena de Fonte da Telha vendiendo artículos fabricados por su madre para ayudar a la economía del hogar, Jorge Mendes probaría suerte con la redonda.

En 1986 ya jugaba para el humilde Vianense, de la Segunda División de Portugal, pero la realidad le golpeaba el rostro: el portugués no se destacaba con la pelota entre los pies.

Intentó con pruebas en numerosos equipos, pero tras ver como se le cerraban una a una las puertas, decidió alejarse del fútbol y comenzar su propio negocio, abriendo primero un videoclub y luego un bar donde ganarle el partido a la vida.

Era tan sólo el comienzo de lo que esperaba. Mendes no era hábil con el balón pero si con los negocios, y el fútbol volvería a tocar a su puerta.

En 1996, Nuno Herlander Espírito Santo, un arquero del Vitória SC, acudiría a su bar y forjaría una relación con el entonces joven agente.

Mendes vio allí una oportunidad, y tras una serie de tratativas, logró acercar al actual DT del Valencia a atajar al Deportivo la Coruña español. Se trataba del comienzo de su carrera. La punta del iceberg. Pero él no lo sabía. En un nuevo encuentro con Nuno, el representante tomó el cheque con la parte del dinero que le correspondía como intermediario, y lo rompió ante sus ojos. “Él nunca tomó un centavo de mi venta, aunque así lo habíamos arreglado”, destaca hoy el ex arquero. Era el inicio de su camino y el origen de una gran amistad.

El surgimiento de Cristiano Ronaldo: Mendes hace saltar la banca

"Estoy muy feliz de fichar por el mejor equipo del mundo, y especialmente orgulloso de ser el primer jugador portugués en llegar al Manchester United”. Corría el año 2003, y un joven de 18 años pisaba el césped de un Old Trafford expectante, dejando la marca de sus botines con cada paso que daba. Se trataba de Cristiano Ronaldo, considerado hoy uno de los mejores jugadores de la historia. El delantero llegaba desde el Sporting de Portugal, tras una serie de buenas actuaciones, para intentar dar el gran salto. Y vaya que lo lograría. 12 años después, esas marcas aún siguen intactas en el corazón de los diablos rojos.

Pero nada de esto hubiera sido posible sin Mendes.

Cuenta la historia que en el verano de aquel año, tras un amistoso entre el Sporting de Portugal y el Manchester United en el marco de la inauguración del Estadio José Alvalade, los jugadores del conjunto inglés quedaron impactados con la habilidad del joven portugués que llevaba el número 28 en su espalda. Muchos le pidieron al enorme Alex Ferguson, que ya había iniciado negociaciones por el delantero, que acelerase las tratativas.

Pero, una vez más, tanto Jorge Mendes como el director técnico del United estaban un paso por delante del resto. Según narra el libro “La clave Mendes”, Ferguson y el representante del delantero ya se habían reunido un día antes para cerrar la incorporación de Ronaldo por 12 millones de libras.

Era el estreno del agente en las primeras planas y la obtención del éxito que el fútbol le había negado como jugador. Estaban ante el hombre que había logrado darle la vuelta al balón. Pero el juego recién comenzaba.

Mendes expande sus dominios: más de 100 jugadores de toda Europa

Foto: ep01.epimg

En junio de 2004, otro portugués con sed de gloria llegaba a Inglaterra. José Mourinho, ex entrenador del Inter de Milán, arribaba a Londres para dirigir a un Chelsea que buscaba ganarlo todo con la billetera de Román Abramóvich. Los colores elegidos para teñir el plantel fueron el verde y el rojo. Deco, Ricardo Carvalho, Paulo Ferreira, Tiago Mendes y Maniche fueron algunos de los jugadores portugueses que poblaron a un conjunto inglés que, poco a poco, comenzó a ganar poderío entre los grandes de Europa.

Pero había un dato que no resultaba para nada menor: todos los antes nombrados eran representados por Jorge Mendes.

Según narra el propio Mourinho en la biografía del agente, él deseaba dirigir al cuadro inglés, y ante él se presentaron cuatro intermediarios: “A los cuatro les dije lo mismo: el agente que quiera mi traspaso en esta hipotética operación que me traiga a Abramovich o que me lleve a mí hasta Abramovich”. Dos días más tarde, Mendes le había preparado una reunión con el magnate ruso.

Con el tiempo, el agente portugués amplió sus horizontes. Forjó relaciones con personajes influyentes en el mundo del fútbol como Florentino Pérez, Peter Lim, Alex Ferguson y Dmitri Rybolóvlev. Construyó un imperio que hasta hoy genera millones.

Y es que cada uno de sus pasos es parte fundamental de una estrategia aún mayor. Mendes parece saber bien a quién seducir y cómo hacerlo para lograr lo que desea. Sus representados lo tratan como a uno de sus pares y dejan todo en sus manos. Definitivamente, habla su mismo idioma.

Cada vez son más las estrellas que buscan sus servicios. No por nada obtuvo, en 2014, el premio Globe Soccer como mejor agente de fútbol. Hoy representa a más de 100 jugadores de toda Europa.

Mendes parece realizar en el campo de los negocios todo lo que no lograba hacer con la pelota: defiende los intereses de sus representados, genera nuevos negocios, y define las magistrales jugadas que realiza con su equipo como el mejor delantero. Desde su escritorio, el agente no para de gritar gol.

2014-2015: 665 millones de euros con su sello

En 2014, Radamel Falcao García y Ángel Di María ya habían pasado al Manchester United, James Rodriguez había sido adquirido por el Real Madrid, Eliaquim Mangala se había mudado al Manchester City, y tanto Diego Costa como Felipe Luis se habían incorporado al Chelsea. En total fueron 265 millones de euros más variables los que se movilizaron por transferencias de Mendes.

2015 sería aún mejor. Tan sólo Nicolás Otamendi, Ángel Di María y Anthony Martial movieron 158 millones de euros. Fueron 400 los millones que generaron los jugadores manejados por el hábil agente.

Fue uno de los principales responsables de un arreglo entre el Real Madrid y el Manchester United por el portero David De Gea que parecía inalcanzable, y que terminó quedando trunco por una infantil demora en el envío de la documentación.

El Valencia CF, capitaneado por el millonario Peter Lim, de buena relación con Mendes, y dirigido por Nuno Espirito Santo, amigo y primer eslabón en la carrera del portugués, gastó 70 millones de euros en fichajes llevados adelante por el portugués durante 2015. Rodrigo Moreno, André Gomes, Joao Cancelo (ya venían jugando en condición de cedidos en el equipo conducido por Nuno desde la temporada pasada) Santi Mina y Zakaria Bakkali, son algunos de los que acercó Mendes para fortalecer al conjunto de Mestalla. Además, Nicolás Otamendi y Enzo Pérez ya habían llegado de la mano del agente un año antes para reforzar a un remodelado Valencia CF.

El conjunto ché debía afrontar en 2015 el repechaje Pre Champions para acceder a la máxima competición europea y sumaba soldados para tal batalla. El destino, a veces cruel y morboso, lo cruzó con el poderoso AS Mónaco, que también contaba con 8 jugadores del representante portugués: Moutinho, Elderson, Cavaleiro, Bernardo Silva, Carvalho, Heder Costa, Fabinho y Wallace. El diario “El País” tituló el duelo como “Mendes - Mendes”. Y era así. Uno debía caer. Y fue el AS Mónaco. El resultado final decretó victoria y festejos para los de Nuno y lamento para los jugadores del conjunto francés que volvió a quedar afuera de la pelea por la copa.

Así es el fútbol: uno gana y uno pierde. Pero otra vez, el único que tenía apuestas para ambos lados era Jorge Mendes.

Una larga escalera al cielo

Foto: abc.es

Nadie sabe cuál será el techo del agente portugués. Cada mercado de pases abre un mar de posibilidades para el lisboeta que ha logrado conquistar al mundo del fútbol.

Sus representados lo adoran, los dirigentes lo respetan, y los dioses de “la redonda”, hasta hoy, parecen acompañarlo.

Algunos afirman que su habilidad para los negocios, su carisma, y sus principios como representante, lo convierten en uno de los mejores agentes del ambiente. Otros, no ven con buenos ojos sus movimientos, y afirman que la escasa legislación dentro del fútbol permite que personajes como el portugués ganen demasiado poder.

Tan sólo opiniones de Jorge Mendés, el joven que saltó de la playa al escritorio, el que probablemente ya haya cambiado de país desde el comienzo de la nota hasta este punto. El que se la pasa volando, cambiando de cielo como sus jugadores cambian de camiseta. El agente del que las revistas y los diarios han comenzado a hablar hace tiempo. El representante, el negociador, el intermediario; el hombre al que el balón quiso darle la espalda y él logró darle la vuelta.