El Valencia se enfrenta el sábado a uno de los equipos más duros de lo que va de liga. Bien es cierto que el trayecto recorrido aún no permite sostener un análisis que sirva para poner a los de Abelardo como uno de los más fiables del campeonato en este apartado pero si que se puede hacer una síntesis de algunas de las cualidades que le han llevado no solo a ascender, sino a poder presumir de que juventud y fiabilidad pueden ir de la mano.

Tal vez la palabra que mejor defina al actual Sporting es solidez. Los rojiblancos son un equipo que limita a la perfección los espacios del rival y exprime cada parcela del terreno de juego en fase defensiva. Un ejemplo perfecto de esto es el partido ante el Real Madrid de la primera jornada de liga. Los Bale, Cristiano Ronaldo o Isco se estrellaron una y otra vez contra un muro que lejos de pasar excesivos agovios, finalizó el partido demostrando que el duelo podía aguantar más minutos sin que su discurso fuera negociable.

Todo el entramado de Abelardo se cimenta sobre el clásico 4-4-2, todo un canto al esquema que tanto rédito sacó en el Valencia Héctor Cúper. Aquel equipo ché que prácticamente no encajaba goles podría tener ciertas similitudes aunque aquí parezca que las distancias son lejanas, en lo referido al esquema solo habría que modificar piezas. 

Precisamente en la reducción de espacios destaca la columna vertebral construida por el 'pitu'. En el centro de la zaga Bernardo y Luis Hernández están en la edad ideal para conseguir el gran salto en su carrera y convertirse en piezas claves de un equipo de primera. El centro del campo Nacho Cases ya ejerce de veterano a pesar de contar tan solo con 27 primaveras, mientras que a su lado Sergio Álvarez representa una de las banderas de la nueva camada del Sporting. Toda una hornada de talento que puede tener la joya en Halilovic, cuyo debut podría producirse precisamente este fin de semana.

Hasta aquí los cromos a tener más en cuenta en el cuadro de Abelardo. Sin duda, la principal vía para el equipo de Nuno puede estar en las bandas. Allí, Gayá y, probablemente, Joao Cancelo deben ensanchar el campo y ser profundos no solo con la posibilidad de ser ellos los que accedan con balón, sino con la garantía de que sus incursiones posibiliten la habilitación de espacios para el talento que el Valencia acumula en la parcela ancha del terreno de juego, el sitio donde se ganan y se pierden los partidos.