En el escenario a priori más difícil durante esta fase de grupos el Valencia se jugará gran parte de sus opciones de estar en los Octavos de Final. Contra el líder del grupo y contra el penetrante frío del este de Rusia. Ante un equipo incómodo, que de la mano de Villas-Boas ha encontrado al fin una identidad en Europa. Aquél equipo que normalmente decepcionaba parece este año mucho más hecho.

Más allá de los conocidos Hulk, Danny, Garay o Witsel los rusos disponen de una pieza fundamental cuyo rendimiento está muy por encima de lo esperado. Su delantero centro. El gigantón Artem Dzyuba (1,94 m.) es el eje del equipo en ataque. Aporta un excelente juego aéreo y es una amenaza constante ante cualquier centro, pero hay más: capaz de fijar centrales, pivotear o asociarse dependiendo de lo que pida la jugada. Hoy en día nadie discute su presencia en la Selección de Rusia. Futbolistas capaces de desempeñarse como segunda punta, véase Kokorin, desean tener a este tipo de delanteros por delante. 

El natural de Moscú nunca optará a la Bota de Oro, pero el gran abanico de recursos del que dispone le hace ser regular y muy provechoso para sus equipos: Spartak de Moscú, Tom Tomsk, Rostov y ahora Zenit donde ha anotado catorce goles en la presente temporada. Encantados están con él. El Valencia ya le sufrió en la ida y el problema se agrava en el partido de vuelta, pues el mejor central del equipo –Mustafi- es baja.

Abdennour, Ruben Vezo y Aderlán Santos. Salvo la sorpresa mayúscula que supondría un cambio de esquema por parte de Nuno, dos de los tres mencionados deberán ocuparse de pararle. También es baja Javi Fuego, el que probablemente sería encargado de cubrir la zona que deja Dzyuba entre defensas y mediocentros fijando a los primeros. Enzo Pérez deberá realizar coberturas a lo ancho del campo pero sin descuidar su función como ancla. El Zenit puede encontrar un filón si juntamos estas circunstancias. Tarea dura para un Valencia que no llega en el mejor momento.