Mestalla se engalanó para vivir una final de esas que nadie quiere vivir. Un partido que bien puede valer la vida de un equipo. Valencia y Espanyol se enfrentaban en el coliseo che para alejarse de las posiciones de descenso. Para ello, la hinchada valencinista sabía que tenía que estar con su equipo a muerte, y por eso, desde horas antes del pitido inicial, ya se pudo ver a multitud de aficionados valencianistas cantando y creando ambiente de fútbol.

Para sacar los ansiadísimos tres puntos, Gary Neville sacó toda la artillería disponible en un once inicial plagado de regresos. La principal vuelta fue la de Diego Alves, que volvió a jugar ocho meses después, y a éste lo acompañaron Cancelo, que llevaba bastante tiempo sin jugar y Paco Alcácer y Enzo Pérez, que por fin volvieron al once tras ausentarse por lesión. Galca, del mismo modo, con la necesidad de ganar para seguir en el banquillo del Espanyol, sacó su once de gala con el fin de asaltar Mestalla.

El partido comenzó con mucho ritmo, con un Valencia muy enchufado que buscó el gol desde el minuto uno, y al Espanyol le costó unos minutos entrar en el partido, cuando, de no ser por una magistral parada de Diego Alves, estuvo al borde de anotar el primer tanto del partido con un cabezazo de Caicedo. Una ocasión a la que el Valencia contestó con un lanzamiento de falta de Parejo que atajó magistralmente Pau. A parte de estas jugadas, poco peligro en una primera mitad donde se pudo ver cómo ambos equipos se tenían demasiado respeto y preferían no fallar a buscar el gol con decisión. Además, la primera mitad tuvo la anécdota de tener dos sustituciones, ambas por lesión, la de Abdennour y la de Mamadou.

A la vuelta de vestuarios, el Espanyol se vio beneficiado de una incesante serie de errores defensivos del Valencia, que supuso la llegada del primer gol. En la salida de un córner, Duarte se adelantó a Diego Alves, que esperó para blocar la pelota, y cabeceó a gol, dejando en jaque la estabilidad moral de los de Gary Neville, que aún, desde que el inglés está al mando del equipo, no saben lo que es ir por delante en el marcador en liga. Buscando una reacción, el técnico valencianista decidió sacar a Negredo y jugar con dos puntas, para de esta manera tener un ataque más incisivo y dejar a Paco Alcácer más liberado.

Casualidad o no, fue Negredo quien puso las tablas en el marcador. Tras una jugada en la que Cancelo se disfrazó de Messi, el vallecano aprovechó un balón muerto dentro del área para hacer el tanto del empate y devolverle a la afición la ilusión que estaba perdiendo por momentos con el resultado adverso. Esa misma pareció haber pasado a los jugadores, que tan sólo seis minutos después de empatar el partido, el Valencia, por medio de Cheryshev, que finalizó una jugada trenzada del equipo con un cabezazo. En los últimos minutos, con el marcador a favor, el Valencia sufrió las acometidas de un Espanyol que veía cómo se le escapaban tres puntos vitales.

Finalmente, victoria valencianista, tras casi cuatro meses sin lograr los tres puntos, que deja a Galca con prácticamente dos píes fuera del Espanyol y le da respiro a un Gary Neville que se jugaba muchísimo más que tres puntos hoy en Mestalla. Primera victoria del inglés en liga, ante su público, y tres puntos que alejan al Valencia del descenso, que comenzaba a ser una realidad tangible en la capital del Turia.

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