El Valencia C.F. ni está ni se le espera. Neville sigue remando para dar el vuelco a una situación nefasta del equipo. Rema o lo intenta, al menos, para algo ha llegado a Valencia. Una semana más, el Valencia de Peter Lim ha demostrado lo larga que se está haciendo la temporada para los de Mestalla. Nada más, y nada menos, que el colista de la Liga les dio un merecido repaso de qué es lo que se hace con el esférico.

No se trata de un repaso de magistralidad, pero el pasado domingo, Valencia C.F. y Levante U.D. intercambiaron los papeles: los granotas parecían el equipo de mitad tabla, mientras que los valencianistas dejaron rasgos de colista. Un solo saque de banda sirvió para encender la traca sobre el césped del Ciutat de València.

Poco equipo queda

Ni combinación ni esperanzas quedan en un Valencia roto por tres, de cuatro, extremos. La organización en el campo es más que inexistente, mientras que los jugadores dejaron ver en más de una ocasión, la mala compenetración que tienen sobre el césped. Poca comunicación entre ellos, poca piña para sacar la situación adelante.

Numerosas imprecisiones en los pases desde la medular, regalando el esférico de forma fácil para el rival… Cada partido es un mal trago más. Dos ocasiones para el bloque visitante, por mediación de Feghouli, que conducía el balón si levantar la mirada ni asistir a nadie.

Diego Alves fue clave para que numerosas ocasiones del Levante no terminaran en gol, en caso contrario Neville habría salido del estadio levantinista como un cohete sin mecha. La diferencia con el partido de ida radica en el cambio de actitud, en Mestalla los valencianistas salieron en la segunda mitad con la creencia de conseguir la victoria después de unos primeros 45’ de bastante dominio granota. En cambio, en el feudo de los de Rubi fueron ellos mismos quienes dominaron el encuentro y, merecidamente, se hicieron con la victoria.

Poco equipo queda para tantas semanas de Liga… No se salva ni una línea de equipo, todas presentando un bajo nivel sobre el césped. El problema de perderlo todo sin dar nada. El pasado jueves cayeron en Bilbao, sí, pero bajo unas condiciones muy nefastas y con mucha lucha sobre el césped en busca del gol. Todo lo contrario en el derbi de la ciudad.

Defensa de traca

Mustafi sigue lejos del nivel que mostró la pasada campaña junto a Nicolás Otamendi. Tal vez se fue el bueno, y el argentino hacía mejor a Mustafi. Son cosas del fútbol y ocurren cuando te asocias a la perfección a tu compañero. Lástima que ya no sea así. Cuatro gritos a sus compañeros para qué, si tienes errores de marcaje, de posición… en una zona del campo más que comprometida.

Para colmo está el tunecino, Abdennour, el de muchos millones y pocas apariciones. Media temporada lesionado, o más, y otra media sin rendir al nivel que alguna vez ha demostrado estar, el ex del Mónaco volvió a mostrar un bajo rendimiento tras recuperar sensaciones positivas en San Mamés. Allí se quedaron todos. Prefieren el aguacero bilbaíno que explotar en fallas.

Una defensa que, ni formada por los once futbolistas daría garantías de mantener la portería a cero. El gol de Rossi llegó de la forma más patética y de la única forma en la que todavía el Valencia C.F. no había encajado gol: de un saque de banda. El balón parado son al Valencia como las matemáticas para los de letras: imposible. Con seis valencianistas en el interior del área, y solo dos del Levante para la ocasión, el conjunto local pudo batir a Diego Alves.

El Levante y toda su afición se vinieron arriba, la victoria significaban algo más que tres puntos: pasar por encima del eterno rival. Y en tu propio campo. La grada empujó a los suyos en busca de otro tanto que no llegaría por toparse con Alves en numerosas ocasiones.

El Valencia juega sin ataque

De nuevo con el 4-3-3 del que ningún técnico parece querer desprenderse pese a tan resultado negativo falló en el ataque. Las bandas hicieron lo que pudieron, Feghouli de forma independiente y Piatti intentando hacer sin llegar a ser. Paco Alcácer fue el elegido para ser el autor de los goles, liderar un ataque que no apareció en el Ciutat de València. Se quedó en el vestuario.

El de Torrent no tocó, prácticamente, el esférico. Y cuando lo hizo fue para dejar ver la poca compenetración entre el equipo, dejando un pase para Gomes que este dejaría perder. La verdad es que pocos balones le llegaron al punta, con un centro del campo dejando mucho que desear y unos extremos… que aparentemente son los mejores.

Neville recibe todas las miradas

Una vez más es el técnico inglés quien acapara las críticas, sin mostrar un liderazgo digno de un entrenador o al menos de la figura del técnico en unos momentos tan difíciles. Aparentemente sacó una de las mejores alineaciones, con Piatti en el extremo tras la lesión de Cherysev y con Mina castigado en el banco. Castigado porque el de Vigo pasó a ser la estrella en apenas siete días a ser un auténtico desaparecido para Neville.

Ni los malos son tan malos, ni los buenos tan buenos. Pero en este Valencia C.F. solo se salva el utillero. De nuevo, y con la barrera del idioma para la comunicación durante el partido, el inglés no acertó en sus decisiones. No mejoró el trabajo en pocas sesiones de entrenamiento y volvió a perder la batalla en los cambios. Le encendieron el masclet con el saque de banda, y la pólvora estalló en su contra.

La culpa de la nueva derrota la tienen tanto los jugadores como el técnico, quienes mucho dicen ante los micrófonos y poco hacen sobre el verde. Tres puntos perdidos más, y lo peor es que esto, se ha convertido en rutina para el Valencia C.F. de Neville