Tras la espléndida batalla con que Valencia y Sevilla deleitaron a sus aficionados a lo largo de toda la temporada 2014-2015, en la que hasta la última jornada pugnaron por el cuarto puesto que daba acceso a la Champions, era de esperar de cara a este año una reedición de esa lucha. Nada más lejos de la realidad. Tras un inicio titubeante, los pupilos de Emery han encontrado en su estadio la fortaleza necesaria para remontar el vuelo, pero se encuentran lejos de los guarismos de la temporada pasada. El Valencia CF, por su parte, firma una de las peores campañas de su historia, y luchará por no descender con un calendario más que complicado. 

El encuentro entre ambos equipos, en la jornada 13 de campeonato, no hizo sino plasmar el mal estado de forma de ambos equipos. Al conjunto hispalense le valió con un solitario gol de Escudero a pase de Banega, transcurridos cinco minutos de la segunda mitad, para que los tres puntos se quedasen en Sevilla. La temprana expulsión de Cancelo, en el minuto 35, podría ser excusa de la paupérrima actuación valencianista, pero ya desde el pitido inicial los de Nuno eran fantasmas sobre el césped del Pizjuán. Antes de que Cancelo se marchase a los vestuarios, los de Emery habían tenido dos ocasiones clarísimas para adelantarse. Entre la falta de acierto y Mathew Ryan -a quien Nuno, en una última 'Nunada', había elegido en detrimento de un Jaume que estaba siendo su mejor jugador los últimos meses- evitaron que el Sevilla se marchase ya al descanso con ventaja. 

Dicen que en el fútbol, quien perdona la acaba pagando. No sería el caso del Sevilla, quien tras el tanto de Escudero tuvo innumerables ocasiones para ampliar su ventaja y, sí, poder acabar humillando al Valencia. Les faltaron siempre dos centímetros de pierna, una zancada más, elegir mejor el último pase. Sin embargo, el Valencia nunca apareció para provocar esa lamentación sevillista. Y es que al conjunto che se le recuerdan pocas actuaciones peores que la de aquella noche en el Pizjuán: cero aproximaciones al área, cero remates a portería, cero córners, nada. Los jugadores ches simplemente dejaron pasar el tiempo, quizá esperando que la marcha de Nuno tras el partido les permitiese empezar de cero. Algo que el tiempo no ha hecho sino desmentir. 

Entre fallo y fallo del Sevilla, la expulsión de Javi Fuego fue lo único destacable de un partido impropio de Primera División. El encuentro de mañana, entre dos equipos que se juegan mucho más de lo que se jugaban en la jornada 13, quizá permita disfrutar de un mejor fútbol. Una victoria sería para los de Ayestarán vital a estas alturas, teniendo en cuenta que de las próximas visitas al Bernabéu y el Camp Nou será muy complicado sacar algo positivo. El Sevilla, instalado en plazas de Europa League, no pierden aún la esperanza de dar caza al Villarreal, cuarto clasificado.