Cualquiera le hubiese dicho hace un mes a Luis Enrique que a día de hoy la posibilidad de que el FC Barcelona cierre el año en blanco es más que plausible. Los pupilos de 'Lucho' encadenaban 37 partidos sin perder, la mejor racha de la historia de la Liga, y acechaban el récord mundial de 43, en manos de la Juve de Conte entre 2011 y 2012. Además, tras un 6-0 al Getafe conseguían la 12ª victoria seguida, a cuatro de la mejor marca de la Liga establecida por el Barça de Guardiola. En la final de Copa y ya con la mente en los choques de cuartos de final de la Champions League, todo apuntaba a que el Barcelona, en un estado de forma envidiable, iba a continuar con su dictadura futbolística en el Viejo Continente un año más. Pero llegó entonces la visita a El Madrigal. Con el 2-0 al descanso, parecía que todo continuaría igual una jornada más. Sin embargo, los de Marcelino tiraron de orgullo y lograron empatar el partido. Y ya nada ha vuelto a ser igual en Can Barça. 

Cansancio, falta de motivación, mala suerte o una conjunción de todos estos factores. El caso es que el último mes ha sido, con diferencia, el más negro de la carrera de Luis Enrique en el banquillo del Barcelona. Tras el empate en Villarreal llegó el Clásico, en el que a pesar del empate en el último partido una victoria azulgrana hubiese decidido la Liga. Y empezó ganando otra vez el Barça, pero los de Zinedine Zidane lograron remontar. Aún eran escépticos Atleti y Madrid entonces con sus posibilidades en Liga, pero a la semana siguiente los pupilos de Luis Enrique visitaron Anoeta, el Waterloo del Barça estos últimos años, y volvieron a perder. Tras ello, la eliminación a manos del Atlético de Madrid en cuartos de la Champions League ha acabado de agujerear un barco azulgrana en el que ya están encendidas todas las alarmas. 

Con todo, el vigente campeón solo ha sumado un punto de los últimos nueve posibles, y tras la victoria del Real Madrid ante el Getafe encarará el encuentro de mañana a un punto de los de Zidane y quién sabe si ya por detrás del Atlético, que se mide al Granada en casa dos horas antes de su partido contra el Valencia. Los de Ayestarán, heridos en el orgullo por el 7-0 encajado en Copa en el Camp Nou, intentarán por todos los medios consumar su reacción liguera y rascar algún punto del campo del Barça. El equipo culé, por su parte, se encomendará a una MSN en baja forma para intentar parar una caída libre que amenaza con convertir un año que se prometía de ensueño en terrible pesadilla. 

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