Quién les hubiese dicho a los jugadores culés la noche del 3 de febrero que aquel mismo equipo al que habían goleado por siete goles a cero, en un partido propio de videoconsola, volvería algo más de mes y medio más tarde para sacar definitivamente de sus vitrinas un título que creían ganado desde hacía demasiado tiempo. Aquel día se enfrentaron dos dinámicas diametralmente opuestas, un Barça a mitad camino de su récord de 39 partidos sin perder contra un Valencia sin rumbo con Gary Neville al timón. El resultado, una humillación histórica que tardará en olvidarse en la ciudad del Turia. Aunque, sin ninguna duda, la victoria en el Camp Nou ayudará a sobrellevar aquel recuerdo nefasto.

En poco o nada se parecen el equipo que recibió siete goles ese día y el que se presentó el domingo en el coliseo culé, a pesar de que llevaban ambos la misma camiseta, el mismo escudo en el pecho y lo formaban prácticamente los mismos jugadores. Pako Ayestarán ha logrado revivir a un equipo que parecía condenado a luchar por la permanencia hasta la última jornada. El cambio en la actitud es evidente, y aunque no servirá para maquillar una temporada paupérrima en el cómputo general, sí puede demostrar que hay jugadores más que válidos para permanecer en la disciplina valencianista de cara a la temporada que viene. 

Si mucho ha cambiado la dinámica che, la metamorfosis es aún mayor en los de Luis Enrique. Poco queda del equipo que era favorito en todas las competiciones a mitad de marzo. Eliminados de la Champions a manos del Atlético, la derrota ante el Valencia -que, con 13 victorias, es el equipo que más veces ha derrotado a un líder de la Liga- fue la última de un tortuoso mes en Can Barça. Tras sumar un punto de 12 posibles, el equipo culé ha visto cómo Atlético y Real Madrid le daban caza. A falta de cinco partidos por disputarse, el Barcelona empata con el equipo colchonero a puntos en la primera posición y tiene al Madrid a tan solo un punto por debajo. A pesar de que les gana el golaveraje a ambos, no pueden permitirse ni un solo tropiezo más en lo que queda de Liga si no quieren despedirse de ella.