Llegaba la hora de la verdad. Las pruebas terminaron y la temporada 2016/2017 echaba a andar. A un lado quedaban los posibles rumores de fichajes, pero sobre todo, de salidas de jugadores clave para el valencianismo. Atrás, el viejo fantasma de la campaña anterior. Y enfrente, todo un año para labrar poco a poco la vuelta a lo más alto. El balón empezaba a rodar, y el murciélago, a volar

Primera parte de infarto

Era la primera oportunidad para volver a creer, y Mestalla no iba a fallar. Desde la inesperada pero necesaria piña inicial del equipo cuando locales, visitantes y cuerpo arbitral ya habían saltado al terreno de juego se hacía notar la presencia de la grada. Sobre el campo, Gayà fue el primero en avisar. El de Pedreguer a punto estuvo de sorprender a Javi Varas con un centro-chut desde más de treinta metros, pero el guardameta sacó una mano providencial para evitar el primero.

Aunque si Gayà perdonó, no lo iba a hacer Santi Mina. El gallego puso por delante a los de Ayestarán transcurridos tan solo seis minutos de partido. Dani Parejo botó el córner y el '22' envió el balón a la red con la cabeza. El Valencia CF se gustaba con el esférico y llegaba con facilidad. Mestalla animaba, los jugadores se entregaban y todos ganaban. 

A pesar de ello, el conjunto visitante mostraba sus armas a la contra. Tras un par de jugadas en las que el fuera de juego privó a los delanteros canarios de encarar en solitario la portería de Ryan, el gol del empate subió al marcador. Un mal marcaje de Abdennour tras un centro permitió al ariete visitante Livaja poner las tablas en el luminoso

Mestalla enmudeció casi por completo. Tras unos minutos de control total del encuentro, los de Quique Setién se metieron en el partido. Y para más inri, el colegiado señaló un penalti muy dudoso de Montoya que el exvalencianista Jonathan Viera se encargó de transformar. En únicamente diez minutos, los canarios habían dado la vuelta al encuentro. 

Pero la noche se volvió más negra si cabe sobre Mestalla. Los blanquinegros perdieron totalmente el control del partido y Las Palmas lo aprovechó. Boateng amplió la distancia en el marcador con otro remate de cabeza. La defensa che hacía aguas y los visitantes, con tres tiros a puerta, metieron tres goles. El templo valencianista, de nuevo, en silencio.

Todavía era pronto para rendirse. En la primera jornada y en casa no se podía dar nada por perdido, y de nuevo, Santi Mina. El extremo recortó la diferencia en el electrónico tras enviar al fondo de la red un rechace que quedó en el área. Había tiempo para soñar con la remontada. 

Ataque incesante, pero sin premio.

Después de 45 minutos de sangre y sudor, tocaba lo más difícil: remontar. No había más margen para el error si se querían conseguir los tres puntos. Y aunque los visitantes fueron los primeros en crear peligro, Santi Mina a punto estuvo de hacer el tercero en un mano a mano con Javi Varas. No obstante, la acción sirvió para levantar de nuevo a la grada de Mestalla, que falta hacía.

Pasaban los minutos y el empate no subía al marcador. En cambio, sí que iba creciendo el ansia y la desesperación. El 3-3, como mínimo, debía llegar. De lo contrario, un batacazo inesperado en esta primera jornada liguera, y en Mestalla, traería mucha cola en los próximos días

Los visitantes no se acercaban a la portería de Ryan, mientras que el Valencia CF llegaba cada vez con mayor peligro. Fue Alcácer, eclipsado por sus compañeros en el ataque, quien tuvo la más clara, pero su disparo dio en el larguero para desesperación de la hinchada. Posteriormente, Gayà volvió a levantar de sus asientos a los aficionados, pero una vez más, sin premio. 

La frustración se iba apoderando por momentos de jugadores y aficionados, cansados de dominar el partido pero de ir por debajo en el marcador. Pero la herida todavía se abrió más en los últimos compases del choque. En un contraataque con superioridad numérica del conjunto visitante, Livaja puso el definitivo 2-4. Y Mestalla se empezó a vaciar. 

Concluía así un encuentro que el Valencia CF dominó en la mayoría de sus instantes, pero en el que acusó su escasez de efectivos en defensa. Los tres goles en tres lanzamientos a portería de la UD Las Palmas derrotaron a un conjunto aguerrido que quería volver a ilusionar a su afición. Pero una vez más, los viejos fantasmas se posaron sobre Mestalla. Habrá que esperar más.