La fiesta continúa. Aunque haya resaca, que la hay en todos los vila-realenses que ayer vibraron y se emocionaron con el ascenso del Villarreal a Primera, hoy toca volver a salir a la calle. Y es que el regreso del submarino entre los grandes bien vale una borrachera más.

La afición amarilla vive en éxtasis permanente desde que Jonathan Pereira marcó el histórico gol del ascenso en el minuto 56 del encuentro ante el Almería. Después de llenar hasta la bandera un elegante y solemne Madrigal, la fiesta se trasladó a las calles de “la Vila”. La plaza del Labrador, el centro de la localidad... Todo estaba repleto de un vivo y alegre color groguet, más dorado que nunca. Del dorado de la Liga BBVA. Y con algunos todavía entre la sonrisa embriagada y ruidos de cláxones, se hizo de día.

Rúa de Primera

Llegó el domingo, el “día 1” del submarino en Primera. El Villarreal tiene preparado un día lleno de actos de celebración por el ascenso. La plantilla al completo del submarino se subirá a un autobús para comenzar una rúa que le llevará a hacer paradas en distintos puntos de la localidad. La jornada comenzará a las 18 horas en El Madrigal, desde donde los amarillos irán a la Ermita de la Mare de Déu de Gràcia, en las afueras de Vila-real, para ofrecerle el éxito a la virgen.

Después, la rúa se introducirá en plena ciudad y dará un amplio recorrido en el que la afición arropará a los suyos. El trayecto discurrirá por la calle del Cordó para luego pasar a la calle Josep R. Batalla y poner la directa en la calle Joan Bautista Llorens. Tras pasar por todos los rincones del pueblo (Av. Riu Ebre, Av. França y Av. del Cedre), la Basílica de Sant Pasqual, patrón de Vila-real, recibirá la ofrenda de su club de fútbol a las 19:15 horas.

De vuelta al autobús, el viaje encarará su parte final. La Av. Francesc Tàrrega y La Murà, arterias principales de la ciudad, acogerá a los suyos sobre las 20 horas. La última parada será la Plaça de La Vila, donde desde el balcón del Ayuntamiento equipo y afición culminarán unidos la emocionante fiesta de un ascenso soñado durante un año.