El Sevilla cosechó la tercera victoria consecutiva a costa de un Villarreal en horas bajas. Los amarillos ven como la ventaja con el equipo hispalense se ha reducido a tan solo dos puntos, y es que las derrotas frente a Barcelona y Sevilla les han hecho perder el colchón de puntos. Tan solo la Copa del Rey maquilló las sensaciones antes del parón navideño.

Cómo viene siendo usual, Marcelino quiso que su equipo controlara el partido desde el minuto 1. El Sevilla entró al partido tímido y con pocos recursos ofensivos. En contraste con la claridad, pero falta de acierto local. Gio, como siempre, fue el encargado de llevar el peligro al área andaluza en los primeros compases de encuentro.

El gol llegó en el mejor momento local

El fútbol no es un deporte justo en muchas ocasiones, y hoy no fue la excepción. Cuando el Sevilla más sufría, Rakitic apareció para colgar un balón al área a la salida de un saque de falta. Cala bajó el esférico con nieve y lo cabeceó al fondo de la red local. 1-0.

Lejos de rendirse, el espíritu luchador de este equipo les hizo reaccionar rápidamente. A los cuatro minutos Beto ya tuvo que enviar a saque de esquina un disparo de Trigueros. Todo el peligro llegaba por el carril izquierdo con Jaume Costa y Hernán Pérez. El Sevilla se defendía como podía esperaba su momento. Mientras, el paraguayo sirvió a Aquino para que éste marrara el empate antes del descanso.

Rakitic fue omnipresente otra vez

Sin tiempo que perder comenzaba la segunda mitad. Giovanni de nuevo avisó con un saque de falta. En ese momento el equipo de Unai Emery despertó de su letargo y empezó a contener al Villarreal. El larguero primero y después Asenjo evitaron el segundo gol sevillista. Iván Rakitic fue el encargado de colocar esos dos balones a sus respectivos rematadores. El croata, en un estado de forma excepcional, manejó de nuevo a sus compañeros con la precisión de un reloj suizo. 10 asistencias suma el mediocentro en lo que llevamos de liga.

Tanto va el cántaro a la fuente, que al final se rompe. Así ocurrió. La insistencia sevillista, con ayuda de Musacchio, tuvo premio. Al contragolpe, el central argentino erró en el despeje, y habilitó a Bacca para que ahora sí acertara con su remate. La renta era más amplia y la cuesta a subir era elevada para los de Marcelino.

Pese a que el Sevilla era el amo y señor del partido manejando todos los registros, apareció Jaume Costa para darle emoción al choque. Una internada del lateral valenciano acabó en expulsión de Cala y penalti. Jeremy Perbet no falló y recortó distancias, pero demasiado tarde para evitar la derrota del equipo villarrealense. El daño estaba hecho y los puntos viajarían a Nervión. Malas sensaciones de cara Navidad