La temporada pasada, el Villarreal comenzó muy fuerte. Pese a ser recién ascendido, el conjunto dirigido por Marcelino, se erigió desde el inicio de campaña como un claro aspirante a posiciones europeas. La hazaña, impensable antes de comenzar, se hizo realidad. El 'Submarino' tripula por Europa, pero el éxito cosechado se debe al fenomenal arranque, que le posicionó entre los grandes. Codo con codo ante Barça, Atleti y Real Madrid.

Conforme avanzaba la temporada, el nivel bajó. Ya no se ganaba con claridad. El Athetic de Bilbao se quedó con la cuarta plaza de Champions. El 'Submarino', sexto, a Europa League. Esta depreciación de juego se atribuyó a las lesiones que sufrió el equipo. Bajas de hombres importantes que mermaron considerablemente los resultados. Este año, se ha querido evitar.

La afluencia de lesiones fue un lastre demasiado grande

Para ello, en primer lugar, se ha reforzado el aspecto preventivo en pretemporada, poniendo mucho énfasis en evitar posibles lesiones durante la campaña. Pero sobre todo, se ha confeccionado una plantilla más equilibrada y competitiva. Refuerzos de garantías, se han dado cita en El Madrigal. Chéryshev, Víctor Ruiz, Espinosa, Rukavina, Dos Santos o Vietto aportan ese desdichado fondo de armario, imprescindible para afrontar las tres competiciones que tiene enfrente el Villarreal. Marcelino, encantado.

Ya no hay nadie imprescindible. Bueno, casi nadie. La columna vertebral la siguen formando los mismos. El preparador asturiano sigue confiando en los de siempre. El telón de aquiles del Villarreal es férro y no acepta variantes. Asenjo, Musacchio, Bruno y Gio son capitales. Imprescindibles. Para lo demás, diversidad. 

Las nuevas incorporaciones están rindiendo a un gran nivel

Las llegadas de Espinosa, Chéryshev o Dos Santos, sumada a la definitiva maduración futbolística de Moi Gómez aportan muchas variables. Dan credibilidad a un proyecto que ya no depende exclusivamente de la inspiración de un Cani que está muy alejado de su mejor versión.

Porque las lesiones siguen impregnando la enfermería amarilla. Musacchio y Gio ya han pasado por ella. Lo del lateral izquierdo es un caso aparte. Mala suerte, infortunio o destino. Jaume Costa y Bojan Jokic, los dos laterales zurdos del equipo, cayeron lesionados para un tiempo prolongado. Entonces, Marcelino, tiró de cantera. Apareció Adrián Marín. Un prometedor carrilero de 17 años que comienza a forjar su futuro en la banda de El Madrigal.

Así pues, el conjunto dirigido por Marcelino ha aparcado los fantasmas del pasado. Las lesiones siguen presentes, pero ya no lastran como antaño. El 'Submarino' está mucho más preparado para asombrar a Europa. Juegue quien juegue, rinde, y a Marcelino le cuesta horrores confeccionar el once de cada domingo. Bendito problema para el asturiano.