Cinco minutos de partido le sobraron al Villarreal. Cinco minutos finales en los que el Sevilla, a base de convicción y fe, remontó el gol de Vietto y acabó ganando un partido que ya daba casi por perdido.

Denis Suárez igualó el encuentro en el minuto 88 y, sin tiempo de digerir el duro golpe, Gio pecó de inocente y cometió un claro penalti sobre Trémoulinas. Bacca, en el tiempo de descuento, engañó totalmente a Asenjo y marcó la pena máxima que desataría la euforia de la grada y de Emery.

Orden táctico y seriedad defensiva

A pesar de que un 0-0 pueda aparentar un partido anodino y aburrido, los primeros 45 minutos fueron frenéticos, si bien es cierto que se cumplió el manido cliché de que las defensas se impusieron a los ataques. Ambos buscaron sin contemplaciones el área rival, pero ese ahínco no se materializó en excesivas ocasiones de gol. Aun así, el partido no ofreció tregua y fue un correcalles constante.

Los locales, encomendados por un eléctrico Deulofeu, gozaron de la oportunidad más clara. Córner botado por el jugador cedido por el Barcelona que a punto estuvo de convertirse en gol olímpico. El saque de esquina del gerundense sorprendió a Asenjo e impactó en la parte exterior del poste.

El Villarreal también tuvo las suyas. Primero, un latigazo de Bruno, que poco le faltó para emular al gran gol que anotó el jueves en Europa League. En el minuto 43, Trigueros y Uche disfrutaron de una clarísima ocasión que pudo haber cambiado el devenir del partido. Trigueros lanzó a puerta una falta lejana. Mal rechazo de Beto del que se rehízo segundos después con una gran parada al disparo a bocajarro de Uche.

Justo empate con el que se llegó al descanso. Solo faltaba que llegaran los goles.

Remontada local en un final de infarto

Se sucedían los minutos y todo parecía indicar que íbamos a llegar al final del partido sin haber visto ningún tanto, tal como sucedió en el partido de la temporada pasada.

Moi le había regalado anteriormente un genial pase al hueco a Uche, pero el nigeriano envió el balón fuera en el mano a mano para desesperación de Marcelino. No fue el día del goleador amarillo. Tampoco lo fue el de Bacca y el de Gameiro. Tanto el colombiano como el francés pasaban desapercibidos y apenabas entraban en juego. Trémoulinas, que hizo lucirse a Asenjo con un gran disparo, fue el más activo de los sevillistas.

Vietto fue el que aparecería en el minuto 79 para mostrar algo más de acierto de cara a puerta. Gran jugada colectiva de los amarillos, en la que Cani, que apenas llevaba un minuto sobre el césped, dio la asistencia para que el argentino picara suavemente el balón para adelantar al Villarreal. 0-1.

Jarro de agua fría para la grada del Pizjuán, que veía cómo la gran oportunidad que tenían para alcanzar el coliderato se le iba a escapar. Sin embargo, nunca hay que arrojar la toalla en el fútbol. Y eso mismo es lo que pensó Denis Suárez. Centro de Coke que no consigue rechazar la defensa y el gallego remata desde el suelo para empatar el partido, causando el delirio de la parroquia local.

Y eso solo fue el preludio de lo que vendría cinco minutos después. El Sevilla se volcó al ataque en busca del triunfo y su perseverancia encontró recompensa en el tiempo de descuento. Gio, intentando despejar en balón del área, derribó a Trémoulinas. Hernández Hernández no dudó en señalar penalti. Inocente, pero claro. Bacca anotó desde los once metros y dejó sin puntuar a un Villarreal que diez minutos antes ya acariciaba la victoria. Fútbol.