Tras tres derrotas consecutivas -dos en liga (Sevilla y Valencia) y una en Europa League (Zürich)- el Villarreal afrontaba el partido ante el Espanyol con cierta ansia. Necesitaba ganar para no descolgarse de la zona alta de la liga.

Poco fútbol, muchas interrupciones

Los dos conjuntos salían al terreno de juego con la necesidad imperiosa de conseguir los tres puntos. No obstante, poco de eso demostraron ambos equipos al principio del encuentro. Sin apenas ocasiones, el partido comenzó trabado, con el balón más tiempo parado que en movimiento. Muy poco fútbol mostraba el conjunto amarillo en los primeros 20 minutos, haciendo difícil combinar cuatro o cinco pases seguidos, y sin conexión con los de arriba.

Esto cambiaría radicalmente pasado el minuto 25, en el que una jugada iniciada por Mario en tres cuartos de cancha que combinaba con Vietto y Cheryshev provocaba el primero de los visitantes. El gol lo hacía Mario, gracias a la gran dejada de cabeza de Cheryshev y a la pasividad defensiva de la zaga blanquiazul, que le abría un pasillo que lo dejaba solo ante Casilla, que poco más pudo hacer.

A raíz del primer gol el Villarreal se vino arriba, y en tan solo tres minutos dispuso de dos ocasiones claras que despejaría Casilla. Pero no se rindió el Espanyol, que lo siguió intentando, con alguna aproximación por banda, con centros peligrosos, y alguna contra que no terminaba de finalizar con éxito. No fue hasta el minuto 41 cuando el Espanyol tuvo la ocasión más clara. Tras un córner, un defensa del Villarreal peina el balón de forma desafortunada que termina solventando Gabriel despejando bajo palos.

Reacción ‘perica’ y locura final

La segunda parte comenzaba con un cambio ofensivo por parte del Espanyol, con la entrada de Abraham por Víctor Álvarez, que llevaba una amarilla desde el 15 de la primera mitad, y la entrada de Dorado por Gabriel, presuntamente por problemas físicos del brasileño. Pronto llegó la primera ocasión el Espanyol, a los dos minutos con un disparo de Colotto, que detendría Asenjo sin problemas. Éste era el primer disparo a portería del Espanyol en todo el partido.

A partir de aquí el partido se avivó considerablemente y surgieron las mejores jugadas por parte de ambos conjuntos, sobre todo a raíz de la entrada de Stuani al terreno de juego en el 59, que fue el actor principal que revolucionó el partido.

En el minuto 64 volvía a avisar el Espanyol. Una falta botada por fuentes propiciaba el remate de Colotto, que se marchaba por poquito y golpeaba en el lateral de la red. El Espanyol se empezaba a merecer el empate. Pese a merecerlo más los de Sergio, el gol se volvía a acercar por parte del Villarreal gracias a una jugada de combinación por banda izquierda en la que Gio -que había entrado poco antes- realizaba un pase atrás que Vietto que disparaba sin éxito, ya que conseguiría despejar Fuentes bajo palos.

El punto de inflexión que cambiaría el partido sería la caída de Asenjo en el minuto 80. El portero palentino salía a recoger un balón, con la mala suerte de toparse en el salto con su propio defensa que le haría desequilibrar y caer de cabeza contra el césped, dejándole conmocionado un par de minutos.

Este percance del guardameta lo aprovechó el Espanyol para forzar las ocasiones de gol con constantes balones colgados al área y así aprovechar la frescura de Stuani. El uruguayo fue el protagonista de los últimos 10 minutos de partido. En el minuto 82 Stuani recibía la amarilla por simular un penalti que no fue por muy poco. Pero el partido no acabó ahí. El Conjunto perico lo siguió intentando hasta el final, dejando casi sin opciones a los de Marcelino.

Constantes acometidas por parte de los catalanes pronosticaban el empate de los locales. Y así fue. Un Espanyol volcado sobre la portería de Asenjo -tocado tras el fuerte golpe- propiciaba un centro que remataba Stuani a bocajarro y el rechazo lo cazaba Colotto, que esta vez no perdonaba y hacía el 1-1 en el luminoso. Era el minuto 90.

Con este gol el partido se tranquilizó y los cuatro últimos minutos fueron puro trámite que no aprovechó ninguno de los dos conjuntos para intentar desarmar al rival. Empate final que no beneficia a nadie pero que deja con mejor sabor de boca a los locales, que ya veían cómo se les escapaban los puntos en casa.