No han hecho falta títulos para que el año que está a punto de terminar haya sido fabuloso para el Villarreal. Desde el ascenso en 2013, el club buscó engranar las piezas de un proyecto que aspiraba a lo máximo. Eso sí, poco a poco. Sin prisa. Pero sin pausa. Y salió todo mucho mejor de lo esperado. La primera campaña en la máxima categoría del fútbol español sería, a priori, para volver a hacerse un hueco en Primera División. Aliviar los fantasmas del pasado que enseñaban las afiladas garras del descenso. Saber ser de Primera.

El objetivo de evitar el descenso quedó pequeño en Navidad

Nada más lejos de la realidad. La tripulación que comandaba Marcelino, miró hacia arriba desde el principio. La competición liguera avanzaba y el ‘Submarino’ iba superando partidos. Ganando a los de abajo. Complicándole la vida a los transatlánticos. Haciéndose grande. Mirando a Europa. En Copa la suerte le dio la espalda. La Real Sociedad echó al conjunto de La Plana en cuartos de final. Las vitrinas del club, seguirían vacías un año más. La buena noticia es que el proyecto asegura que, cada año que pasa, queda menos para estrenarlas.

Asombrando desde el inicio

Terminó la Liga y el equipo alcanzó la séptima plaza. Increíble pero cierto. Un recién ascendido, entre los más grandes del Continente. La transición se esperaba lenta, gradual y segura. Pero fue fulgurante y vertiginosa. Alejada del descenso desde el inicio de la campaña. Codeándose entre los grandes. Siendo uno más de ellos. La victoria ante la Real Sociedad en la última jornada de Liga sirvió para vengarse del equipo txuriurdín de la eliminación copera, y para superarlos en la tabla clasificatoria.

Los nuevos fichajes ilusionan. La esperanza ha vuelto al Mijares

Equipo joven y extremadamente ambicioso. Fichajes ilusionantes aterrizaron en verano para encauzar una temporada, la actual, en la que el ‘Submarino’ ha regresado a Europa. A aquel lugar que le metió en la historia en 2006, con Riquelme y Forlán vistiendo el característico e inconfundible amarillo.

Mayores expectativas para esta temporada

Llegaron Vietto, Chéryshev, Espinosa, Dos Santos y Víctor Ruiz. A día de hoy, y ya con el margen que otorga el tiempo, como vara de medir, cuesta horrores dilucidar quién ha sido el fichaje más acertado. Todos suman. Quizá merece mención especial Luciano Vietto. Asusta pensar en el delantero que será ese chico. De momento, ya ha asaltado el Vicente Calderón, en la última victoria a domicilio del año. En el campo del campeón. Como los grandes.

Ni siquiera las bajas están pudiendo con este ‘Submarino’ que terminará el año en quinta posición, clasificado para los Octavos de final de la Copa del Rey, y en la misma ronda de la Europa League.  Impensable. Merecido.

Si a principios de año, le dicen esto a Marcelino, no se lo cree. La magia del fútbol. La creencia en una proyecto. La persistencia de luchar por un ideal. El fútbol de toque, vistoso y alegre, no se discute. Así rozaron el cielo en 2006, y así bajaron a Segunda seis años más tarde. Y no cambiaron de idea. Siguieron apostando por ella. Con ella nacieron, y con ella morirán. Para alcanzar el éxito hay que apostar fuerte y creer: Fernando Roig, alma máter de este proyecto, lo tiene muy claro.