El 'Submarino' logró un fenomenal resultado para afrontar la vuelta en Anoeta. Chéryshev perferó la meta de Zubikarai mediado el segundo tiempo, haciendo justicia a lo visto sobre el césped; pues, hasta ese momento, la Real no había pasado de ser un títere maniatado, a sus anchas, por los hombres de Marcelino. 

Los primeros minutos de tanteo pronto se esfumaron para dar paso a la acción. El Villarreal, con ansia de fulminar los fantasmas del pasado, comenzó a morder. La presión asfixiante en la salida de balón donostiarra empezó pronto a dar sus frutos. Llegaron los primeros acercamientos de los locales, que, sin generar demasiado peligro, sirvieron de prolegómeno para lo que vendría después.

Eso sí, la primera la tuvo la Real. Gabriel mostró que también es humano al cometer un error garrafal en el control de un balón nada comprometido, que dejó a Finnbogason solo. El sueco se atenazó ante tan fácil situación. Pero no. Como de costumbre, salió Asenjo para salvar a su equipo, y devolver la normalidad.

No reserva a su equipo; exhibe plantilla

Pronto quedó claro que fue un espejismo. Que las ganas de aliviar el tropezón liguero del domingo, podían demasiado. Motivaban mucho. La Copa es la oportunidad de un equipo con las vitrinas vacías, pero con un proyecto que asegura, como poco, estrenarlas pronto. Marcelino lo tiene claro. No reserva a su equipo; exhibe plantilla. Quien tiene buen fondo de armario, lo ha de lucir.

Oda al fútbol sin premio

Giovanni probó fortuna con una inocente vaselina desde la frontal que blocó, riéndose, Zubikarai. Acto seguido, el mexicano falló incomprensiblemente, un remate a bocajarro tras asistencia de Moi. Gerard, tuvo la siguiente, pero también se topó con el meta donostiarra. Pero lo importante era el juego. Ver cómo la Real corría tras el balón casi sin esperanzas de hacerse con él. Dominio absoluto. Quizá la mejor noticia era que Bruno, Trigueros, Vietto y Chéryshev estaban en el banquillo. La plantilla, este año sí, es extremadamente competitiva.

Pero los goles no llegaban, y el tiempo pasaba. El Villarreal seguía percutiendo, obteniendo como único premio el disfrute de la afición. Que no es poco. Las ocasiones se sucedían sin tapujos. Cada cual era más peligrosa que la anterior. Gerard y Gio dispusieron de clarísimas situaciones de gol. Pero la pólvora parecía estar mojada. La Real Sociedad solo se podía encomendar a la inspiración momentánea de un Xabi Prieto que parece como que ya ha dado todo lo que tenía que dar sobre un campo de fútbol. Los goles, iban a llegar. Pero sería en el segundo tiempo.

Chéryshev la enamoró

El gol era como la chica guapa de clase, siempre decía que no

Nada cambió tras el paso por los vestuarios. Dos Santos seguía en modo jefe. Moi y Rukavina seguían teniendo autopistas por las bandas. La Real, a esperar que pasara el ciclón con el mejor resultado posible. En ningún momento, los de Moyes, se parecieron al equipo que venció al Barça el domingo en Anoeta. Espeso, sin ideas.

Pero el gol, para el Villarreal, era como la chica guapa de clase. Todos detrás de ella; y ella, orgullosa, que no. Hasta que llegó Chéryshev, que, muy guapo no será, pero cuando mete la directa no hay quien lo pare. Fenomenal pase de Bruno a la espalda, y el ruso, atrevido, se ofreció. La chica guapa, a media sonrisa, no se pudo resistir. 1-0 y final del partido.