La pasada noche del sábado se abrió la veda. Tras la victoria ante el Athletic, Gabriel Armando de Abreu sorprendió a todos haciendo oficial el interés del Arsenal por hacerse de inmediato con sus servicios. Poco antes, en algunos medios deportivos británicos, ese supuesto interés ya había sido filtrado, con lo que el carioca fue cuestionado por ello en la zona mixta nada más finalizar el partido. "Estoy tranquilo en lo que respecta a mi futuro. Mi cabeza está en Villarreal y estoy muy centrado, pero mi representante está trabajando. Si me voy al Arsenal o me quedo, tendré la cabeza tranquila. Ya se verá".

La liebre acababa de soltarse. Quizás asesorado por su propio agente, Gabriel agitaba a todo el entorno groguet con unas declaraciones que no parecen en absoluto espontaneas o irreflexivas, más aún teniendo en cuenta que tan sólo unas horas antes, el propio jugador expresaba en un medio brasileño su sueño de jugar en Inglaterra, e incluso desveló que el F.C. Barcelona había contactado con su representante antes de final de año. Movimiento más que de sobra conocido en el mundo del fútbol cuando un jugador es pretendido por un club de mayor entidad.

Roig se remite a la cláusula

Mientras tanto, el Villarreal ha salido al paso remitiéndose a la cláusula de rescisión del jugador, que asciende a 20 millones de euros. Tan sólo en el caso de que los londinenses estuviesen dispuestos a llegar a esa cantidad, el club aceptaría voluntariamente la oferta, evitando así que el Arsenal tuviera que ejecutar la cláusula depositando en la LFP esa cantidad además de los impuestos (unos 5 millones de euros).

El club amarillo es uno de los más saneados de la liga, y el presidente, Fernando Roig, es consciente de el problema que supondría tener que sondear el mercado en busca de un central a falta de poco más de 10 días para que finalice el plazo de los fichajes de invierno, más aún teniendo en cuenta el papel tan relevante que está jugando el brasileño durante esta temporada y su llamativa progresión en este tiempo, sobre todo en el aspecto táctico de la mano de Marcelino.

No obstante, si se llegara a una cifra de esas magnitudes, la oferta sería irrechazable, sobre todo si recordamos que Gabriel costó apenas tres millones de euros, cuando recaló en Villarreal hace temporada y media procedente del Vitória de Bahía. La operación resultaría por lo tanto redonda, y además en un tiempo record. Por otra parte, la excepcional temporada de Víctor Rúiz, unida a la reciente recuperación de Musacchio, dejaría una pareja de centrales de garantías para lo que resta de temporada, al margen de posibles incorporaciones.

Campbell podría ser la clave

De momento, se habla de que el Arsenal habría llegado a formalizar una oferta que rondaría los 14 millones de euros. No obstante, se da la circunstancia de que el extremo costarricense Joel Campbell, pretendido por el Villarreal, es propiedad de los gunners. Arsène Wenger, que tan sólo le ha dado la alternativa esta temporada en dos partidos oficiales, vería con buenos ojos su salida, aunque siempre en forma de cesión.

Campbell responde a las características de jugador solicitado por Marcelino tras las salidas de Cani y Espinosa; hombre de banda veloz y con poderío físico para sacrificarse en tareas defensivas. Un jugador al estilo de Denís Chéryshev para la banda derecha. A lo largo de esta semana, podría haber desenlace. 

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