Tras reemprender la buena racha de resultados y sensaciones, el Villarreal recibía al Barcelona para jugar la vuelta de semifinales de Copa del Rey. El todavía reciente empate cosechado en Madrid, y la victoria ante el Salzburg, que daba plaza para los octavos de Europa League, impulsaban al conjunto a pensar en la remontada. Daba igual que fuese el Barça, había que empezar a creer.

Es difícil nadar a contracorriente

Se palpaba ambiente de remontada, todo lo presagiaba. Aunque complicado, la afición y los jugadores estaban convencidos de que se podía. Con esa actitud saltaron al campo los amarillos, con fuerza y presionando muy arriba.

Pero no habían pasado ni tres minutos cuando el Barça les desbarató los planes. Un gran pase por alto de Messi desde la frontal del área dejaba solo a Neymar, que aprovechando el bote del balón conseguía elevarla por encima de Asenjo e inauguraba el marcador. Era el 0-1. Ahora el Submarino necesitaba 4 goles.

No obstante, no se vino abajo y no dejó de intentarlo. La reacción llegó rápidamente. En quince minutos, el Villarreal ya había dispuesto de tres ocasiones, aunque sin demasiado peligro para la meta de Ter Stegen. Se sucedieron de menos a más. Primero un disparo lejano de Cheryshev, seguido de un cabezazo demasiado centrado de Vietto, y por último, una buena jugada de Pina, que finalizaba Uche, sin demasiada fortuna. El Villarreal aún creía en la remontada. Pese a ir perdiendo, el submarino tiraba de espíritu y seguía presionando en todas las secciones del campo. Hacían retroceder al Barça a su propia portería. Las jugadas de ataque culés acababan en el guardameta alemán.

Dos Santos devolvía la esperanza

EL Villarreal continuaba a lo suyo. Se había rehecho del varapalo inicial y estaban dispuestos a plantarle cara al Barcelona. El conjunto castellonense se empezaba a parecer al del domingo en el Bernabéu, y una nueva ocasión de Cheryshev lo confirmaba. Esta vez desde la derecha, y con su pierna mala, el ruso lo intentaba con un duro disparo que conseguía detener el cancerbero alemán. La réplica llegaba de las botas de Iniesta tan solo cinco minutos después, con el mismo resultado. Disparo con la derecha del manchego y despeje de Asenjo a córner.

Tras unos minutos de trámite futbolístico, y a cinco de finalizar la primera mitad llegaba el empate. Un centro medido de Jaume Costa desde la izquierda ponía en ventaja al pequeño de los Dos Santos, que sin dejarla botar hacía el primero para los suyos. El Madrigal volvía a creer. Con dos goles bastaba para forzar la prórroga. Era posible.

Los jugadores empezaron a creérselo y a ser más contundentes en sus acciones. Tanto fue así, que Pina, de tanto empuje, por poco acaba con el tobillo de Busquets. Una dura entrada sobre el catalán provocó su sustitución. El árbitro le perdonó la tarjeta.

Media parte por delante, y a tres goles de la final.

Seguía siendo difícil, y el tiempo corría en su contra, pero el gol marcado en los últimos compases del primer tiempo y la sustitución de Busquets continuaban dando ese punto de optimismo que hacía creer en el milagro.

La tónica era la misma. El Villarreal lo intentaba y el Barça respondía. Los de Luis Enrique, tranquilos, las veían venir. Sabían que en cualquier contra podían matar el partido. El Villarreal se había venido arriba. Las ocasiones seguían sucediendo, pero sin demasiado peligro. Cualquier acercamiento blaugrana hacía disparar las pulsaciones de la afición. El Villarreal lo seguía intentando pero con miedo de descuidarse atrás. Sin embargo, no pasaría mucho tiempo para que las cosas se pusiesen más difíciles para los amarillos. Esta vez el árbitro no iba a perdonar, Pina ya había hecho varias entradas peligrosas sin sanción, y esta sería la última. La dureza con la que el mediocentro del Villarreal arremetía contra Neymar era suficiente para ver la roja directa. El submarino se quedaba con 10. La deseada final cada vez estaba más lejos.

A partir de este momento fue un asedio constante. Lo que parecía difícil se tornó imposible. Con uno más, el Barça empezaba a mostrar su mejor juego, y con la entrada de Xavi al césped volvió a recordar a aquel fútbol de salón y precisión casi indefendible. Primero un disparo desviado de Suárez, a pase entre líneas de Iniesta, y después una contra clarísima en la que Neymar encaraba solo la portería -sin fortuna- ponían en alerta a los de Marcelino. Pero a la tercera iba a ser la vencida. Era ya el minuto 72 cuando Luis Suárez quiso cerrar un partido, que por otra parte, ya parecía cerrado. Un Gran pase por alto de Mascherano desde medio campo aventajaba a Luis Suarez, que en carrera adelantaba a Víctor Ruiz, y después de regatear a Asenjo remataba a placer. Era el 1-2. La eliminatoria empezaba a estar clara.

Con un Villarreal que seguía dando la cara, las ocasiones ya no llegaban. El Barcelona, con un jugador más no podía dejar escapar esta oportunidad. Y tras una serie de combinaciones al borde del área local, el balón llegaba a Xavi, que no se lo pensó dos veces para darle un pase medido a la cabeza de Neymar, que solo ante Asenjo conseguía hacer el tercero, y matar definitivamente el encuentro.

Al final no pudo ser. Mismo resultado que en la ida, eliminatoria final de 6-2 para los catalanes. La final de la Copa del Rey la disputará el FC Barcelona el próximo 30 de mayo. El rival, el Athletic Club de Bilbao, que ha conseguido remontar la eliminatoria ganando 0-2 en casa del Espanyol. Barça y Athletic volverán a medirse en una final copera. Actualmente son los dos equipos que más títulos de este tipo tienen en sus vitrinas. El Villarreal, por su parte, tendrá que volver a concentrarse rápidamente en el próximo encuentro liguero ante el Celta e intentar asegurar un puesto europeo para el siguiente curso.