Comenzaba el partido al mismo tiempo que el agua caía sobre el verde del Madrigal. Un partido que comenzaba con dos equipos con claras tendencias al contraataque aprovechando la explosividad y la verticalidad de los hombres rápidos del equipo. Sin embargo, una cosa eran las intenciones y otra era plasmar esas ideas sobre el terreno de juego. Nada más allá de la realidad, el choque comenzó lento con un juego plano de ambos equipos que no lograban romper la muralla defensiva que habían puesto Sergio González y Marcelino.

El Espanyol se encontraba más cómodo con el paso de los minutos

En intensidad había un claro ganador: el Espanyol. El conjunto catalán estaba leyendo mejor el ritmo del encuentro y, por ello, sé retrasó Sergio García. El capitán fue clave para abrir a la defensa amarilla con constantes pases en vertical que ponían en jaque a la zaga. No obstante, el primer disparo a puerta fue obra suya tras un mal despeje en el área pequeña, aunque no pudo medir su volea y la envió alta. El Espanyol se encontraba más cómodo con el paso de los minutos hasta el punto de obligar al conjunto castellonense a hacer una presión máxima para robar el esférico.

Las gradas comenzaban a desesperarse ante la pasividad de los jugadores amarillos y, todavía más, tras la ocasión más clara para los pericos. Víctor Álvarez se encontró un inmejorable centro para poner la pausa suficiente y elevarse para rematar con un cabezazo picado pegado al palo y obligar a Asenjo a detener el remate con apuros. Salvaba el palentino al Villarreal.

Gol sin querer

Intentaba reaccionar el conjunto local de la mano de Trigueros. Éste intentando combinar triangulaciones con los interiores buscaba crear espacios para los desmarques de Vietto y Giovani. El de Talavera de la Reina tuvo una buena acción dentro del área, pero se quedó sin ideas ante el gran repiegue de los visitantes, muy solidarios durante todo el partido.

La recompensa al Espanyol le llegaría casi sin querer. Una falta botada con fuerza por Lucas Vázquez golpearía con fuerza al larguero, y tras varios rebotes el balón golpearía en Caicedo para hacer el primer tanto de la noche. Una vez más, el equipo amarillo veía como su rival sacaba petróleo en una jugada a balón parado gracias, en parte, a la pasividad defensiva en la jugada.

El gol dejaría más tocado al equipo local que se olvidaría del fútbol durante los primeros cuarenta y cinco minutos. Por su parte, el Espanyol continuaba moviendo el balón con pases cortos que no hicieran peligrar la posesión. Sergio González sabía que el equipo de Marcelino pierde esa chispa si no entra en contacto con el balón y esa era la principal baza que quería utilizar el técnico del Espanyol.

Lavado de imagen en el descanso

El Villarreal cambió completamente de mentalidad y en el segundo tiempo pareció que saltara al césped otro equipo diferente. Mayor movilidad y mayor creación de juego en el centro de campo. Campbell comenzó activo y ofreció sus mejores acciones para hacer dudar a la zaga espanyolista.

Trigueros fue el protagonista en los disparos, ya que en esta ocasión más de ser el asistente se convertía en un imán para los rechaces. El de Talavera tuvo tres oportunidades para empatar el encuentro, pero no supo aprovechar nada ante la gran puesta en escena de Casilla. La más clara del '14' fue un centro de Vietto que remató el centrocampista que salvó de milagro el portero visitante en la misma línea; en una jugada muy similar a la de Víctor Álvarez en el primer tiempo.

Dominaba el equipo local a diferencia de la primera mitad

El partido entró en un tramo de menor intensidad, pero que dominaba el equipo local a diferencia de la primera mitad. Eso sí, el Espanyol más replegado no sufría ante las pocas ideas del conjunto castellonense más allá de centros largos desde la banda. Sergio García comenzaba a desesperarse con sus compañeros ante la falta de pegada en estos minutos y su menor protagonismo.

El protagonismo de Sergio García es crucial

Sergio García se quejaba de su escaso protagonismo en el segundo minuto y con razón. Un gran control y una buena asistencia acompañada por un gran control de Caicedo le sirvió al ecuatoriano para hacer el segundo para el equipo catalán y sentenciar el encuentro. Caicedo pasaba de no saber qué es marcar fuera de casa a cosechar un doblete frente al Villarreal.

El gol dejaría anonadado a los hombres de Marcelino que no encontrarían las líneas de pase ni la mentalidad que habían logrado tras salir del túnel de vestuarios. Asimismo, un enchufado Espanyol no se lo permitiría y, a diez minutos del final, Víctor Álvarez en otro rebote firmaría el tercer tanto para los pupilos de Sergio González. Este gol acababa con el optimismo en el bando amarillo y las gradas se comenzaban a vaciar.

Gio, en un intento desesperado, buscó una jugada individual que no llevó peligro ante el gran papel de la zaga visitante durante los tramos de mayor peligro amarillo. Más clara sería la de Trigueros, otra más del '14', que se toparía en el segundo palo con un envío que no pudo controlar y envió por encima del larguero. El partido poco depararía hasta el pitido final del colegiado, más allá de actuaciones individuales de ambos equipos.

Una nueva derrota del Villarreal que suma su cuarta jornada sin conocer la victoria y la cuarta jornada en la que ha sido incapaz de anotar un tanto. Por su parte, el Espanyol asegura casi con toda seguridad su permanencia en la categoría de oro del fútbol español.