Peleando hasta las últimas fechas con el Athletic Club de Bilbao y el Málaga por la séptima plaza, la cual daba derecho a disputar la Europa League desde la fase previa por la victoria del Barcelona en la final de la Copa del Rey ante el conjunto vasco, el Celta de Vigo recuperó viejas sensaciones y fue uno de los principales animadores de la temporada pasada, consiguiendo empatar en el Vicente Calderón, en el Nuevo San Mamés y en Mestalla, además de obtener una sorprendente victoria en el Camp Nou y doblegar al todavía campeón de liga, el Atlético de Madrid, en Balaídos.

Tras un inicio fulgurante y una etapa en la que estuvo diez jornadas consecutivas sin conocer la victoria, los chicos del 'Toto' Berizzo cuajaron una campaña sensacional, superando los puntos y el puesto obtenido en la campaña 2013/2014 y quedándose a un peldaño de volver a pasear el nombre de Vigo por Europa.

En la nueva temporada, parece que el conjunto del Toto Berizzo está dispuesto a dar ese paso adelante definitivamente y poder pasearse por el Viejo Continente. Terceros en invictos, con cuatro victorias y tres empates, el sueño celtiña está muy vigente.

Con un 4-3-3 como esquema habitual, Eduardo Berizzo imprime al juego céltico de ese toque preciosista y ofensivo que es característico de algunos técnicos argentinos como Marcelo Bielsa. Juego en el que las transiciones se caracterizan por una alta velocidad y en el que las combinaciones cortas y rápidas es la vía predilecta para llegar al área rival y, así, dotar al encuentro de un ritmo alto y frenético. En este aspecto, el papel de Jonny y Hugo Mallo es fundamental, dos laterales que presentan una gran resistencia lo que les otorga mucho recorrido y muchas subidas a la zona de ataque o la medular y penetrar en jugada, iniciada por los laterales o los extremos, desde el exterior.

El Celta propone fútbol y ritmo, así que el Villarreal no se encontrará a un rival agazapado esperando para cazar las contra y si se encontrará un conjunto que le intentará disputar la posesión del balón desde el primer momento.

El juego ofensivo del Celta pivota, fundamentalmente, sobre dos hombres: Nolito y Orellana. Iniciadores del juego de ataque, pueden jugar a pierna cambiada potenciando el desborde hacía dentro y chutar con su pierna buena de primeras. Desde el extremo izquierdo, Nolito es el máximo pichichi del equipo con cinco goles y Orellana le sigue como escudero con dos tantos desde el otro extremo. La diestra de Nolito, unido a su velocidad y potencia de arranque, hacen al ex del Barcelona el jugador más peligroso del cuadro céltico mientras que Orellana, con menos aportación goleadora pero un perfil muy técnico y veloz, es otro de los elementos a vigilar por la zaga amarilla.

Otro jugador destacado del once titular gallego es Iago Aspas.  El delantero pontevedrés, tras dejar el club vigués para recalar en el Liverpool y el Sevilla, volvió a su hogar, al club de su vida, donde ha anotado un total de 48 goles en 150 partidos. Con cuatro goles en siete partidos esta temporada, el killer gallego completa, junto a Nolito y Orellana, el tridente ofensivo del Celta por el que pasaran la mayor parte de las opciones de victoria gallega según su desempeño en el encuentro.

Además de la parcela ofensiva, la media luna gallega presenta dos actores principales: Wass y Augusto. El primero, como sustituto de Krohn-Deli, otorga más velocidad al juego celeste aunque no tenga la misma pausa y control del esférico y visión amplia del juego que el danés. Augusto, junto a Wass, suelen sumarse al ataque a través de veloces contraataques, convirtiendo a la segunda línea atacante del Celta en un elemento más a observar por el Submarino Amarillo.