El Submarino llegaba al Coliseum con la necesidad de ganar para no empezar a descolgarse de la lucha por la Champions tras la victoria del Celta en Balaídos; mientras que los azulones salían al terreno de juego a pelear por una realidad bien distinta, la permanencia. Cuatro partidos seguidos sin conocer la victoria y una visita al Bernabéu en el horizonte hacían necesaria la victoria de los madrileños.

La principal ausencia en el once del Getafe era Victor Rodríguez, que este viernes se retiraba del entrenamiento por molestias musculares. Además, Fran Escribá cambiaba el sistema de juego habitual, con un hombre arriba, para meter a Scepovic acompañando a Álvaro Vázquez en la delantera.

Por parte del Submarino, Jaume Costa y Soldado, ambos por sanción, eran bajas obligadas. Marcelino sentó en el banquillo a Bruno -las ya típicas rotaciones del asturiano- y a Bakambu por precaución. Así, salía a la cancha sin un 9 puro, función que se confió a Samu García.

Partido sin dueño

El partido comenzó sin mucha claridad en ninguno de los dos campos, el Villarreal tenía algo más el balón, pero sin sensación de superioridad. Los azulones presionaban bien la salida del balón y gozaron de la primera ocasión clara del partido en el minuto 7 tras un balón colgado por Sarabia que peinó Scepovic para probar los reflejos de Areola, que respondió con una buena mano. Menos de dos minutos después, Castillejo llegaba a línea de fondo para poner un centro que enviaron al larguero entre Trigueros y Nahuel, en una volea que no llegaron a conectar cómodamente ni uno ni el otro. 
Tras estas dos ocasiones, el partido comenzó a llenarse de interrupciones que no dejaban a ninguno de los dos conjuntos conectar jugadas fluídas.

El Getafe, con balón, basó su juego en unos detalles de calidad de Sarabia que no llegaban a los pies de los artilleros. Los amarillos tenían el problema contrario, llegaban bien con la posesión, pero los balones que entraban en los dominios de Guaita no eran rematados. Con estas llegó el primer gol del encuentro; Lafita recoge un balón en banda izquierda, se va hacia el centro dejando atrás a Mario Gaspar y dispara seco al palo corto, nada que hacer por parte de Aréola. 

El tanto llegó en los mejores momentos del conjunto castellonense, que empezaba a mandar con la posesión. Sin embargo, el peligro seguía rondando el área del joven guardameta francés en acciones puntuales; como un córner que peina en el primer palo Alexis y a punto está de rematar Álvaro Vázquez en boca de gol. Sufría más el Villarreal a pesar de dominar el esférico. 

El Getafe, con balón, basó su juego en  detalles de calidad de Los 15 últimos minutos de la primera mitad sirvieron para dar constancia del problema que estaban teniendo los de Marcelino: Samu tendía a venir a recibir muy atrás y nadie ocupaba el espacio que este dejaba a la espalda de la defensa. La última jugada destacable llegó en el minuto 45, cuando Trigueros robaba un balón cerca de la medular y abría a banda derecha, desde donde Nahuel ponía un centro que no encontraba rematador. El Submarino necesitaba urgentemente a alguien que terminase las jugadas que estaban siendo bien trenzadas desde su campo.

Dominio estéril del Villarreal

El segundo tiempo empezó con la novedad de Denis Suárez, que ingresó al campo sustituyendo a Castillejo. El malagueño firmó un buen partido, conduciendo muchas de las jugadas con las que el Villarreal trató de acercarse a la portería de Guaita. Los primeros compases nos mostraban dos equipos imprecisos, que parecían no darse cuenta de que se había reanudado el juego. En estas, Trigueros recoge un balón en el centro del campo y conduce un tres para tres con Nahuel en un lado y Samu en el otro, erra en el pase hacia el hispano-argentino y provoca una contra en la que va a llegar el segundo gol de los locales. Lafita vuelve a dejar atrás a Mario Gaspar y pone un balón raso al que no llegan Aréola ni Scepovic pero sí Álvaro Vázquez, que solo tiene que empujarlo. 

El partido se le ponía cuesta arriba al Villarreal y, como a perro flaco todo son pulgas, en el minuto 50 Mario Gaspar tenía que ser sustiuido por lesión. Dejaba el brazalete a Trigueros, su puesto en el campo a Rukavina y una gran preocupación en el gesto de todos los groguets. A partir de aquí, el partido se caracterizó por un dominio totalmente estéril por parte de los castellonenses. Alexis y Cala en el centro de la defensa junto con Lacen y Juan Rodríguez en el doble pivote hicieron imposible la tarea de llevar el balón a los dominios de Guaita

Los de Fran Escribá seguían perfectamente colocados y con una intensidad sobresaliente

Marcelino quiso hacer reaccionar a sus chicos y metió en el campo en el minuto 63 a un Bakambu que no estaba al 100% sustituyendo a Nahuel. El sistema de juego pasaba a un 4-4-2, con Jonathan Dos Santos en la banda derecha y Bakambu arriba con Samu. No sirvió de nada. Los de Fran Escribá seguían perfectamente colocados y con una intensidad sobresaliente, tenían el partido encarrillado y no iban a permitir que eso cambiase. Para ello, el técnico azulón hizo un cambio muy inteligente, Lafita -el hombre más determinante del partido- dejaba su lugar a Víctor Rodríguez. Con este cambio, se oxigenaba la banda izquierda local, facilitando las ayudas defensivas ante un Rukavina que también estaba fresco, y además se dotaba de más velocidad a los contraataques. 

El Getafe vence sin sufrir

Denis Suárez lo intentaba una y otra vez sin éxito y al Villarreal se le acababa el tiempo. Emi entró por Álvaro Vázquez y el Getafe cambió de 4-4-2 a 4-5-1, metiendo a un hombre más en el centro del campo que ayudó a no perder el control del encuentro. Jonathan y Trigueros trataban de surtir de balones a Bakambu pero todos los esfuerzos caían en saco roto, los tres puntos se iban a quedar en casa. 
El susto final lo dió el recién incorporado Emi, cuya rodilla izquierda quedó dañada tras una falta de Bailly. Parecía más de lo que fue y el argentino pudo regresar al partido después de retirarse en camilla, aunque con algunas muestras de dolor y dejando al central costamarfileño en el punto de mira de la afición azulona. El pitido final satisfizo a ambos equipos y demostró que la intensidad y la colocación pueden anular el talento.

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Sobre el autor
Diego Delgado
Periodismo en la UCM. Apasionado del fútbol y la música.